Cultura
Una velada de ficción entre Luna y Keret
El actor mexicano da voz a cinco cuentos del autor israelí, en la FIL
GUADALAJARA, JALISCO (06/NOV/2013).- Faltan dos horas para que inicie el evento y ya hay personas formadas para apartar su lugar. Mariana se sienta en el piso y hojea Pizzería kamikaze, puede que algunos de los cuentos que este volumen contiene vayan a ser leídos, o puede que no. Ahora son las siete, según el programa en 60 minutos iniciará "Etgar Keret: Una noche con Luna", como parte de las actividades de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).
La fila de gente se hace larguísima y media hora después se hace difícil caminar afuera del auditorio Juan Rulfo. Rechiflas y murmullos resuenan en todo el lugar, los que esperan están ansiosos de que el evento empiece. El reloj marca las ocho y los encargados de prensa informan que Diego Luna está ensayando, por que habrá un retraso.
"Qué falta de respeto de Luna, ni que fuera (Ernest) Hemingway" dice la señora que encabeza la fila.
"Lo que pasa es que en este salón había antes otra presentación y debe estar midiendo el espacio, además también estuvo en la presentación de Jis y Trino", le dice una muchacha. Ante la explicación, la mujer calma su ira contra el actor y ahora la canaliza hacia los que "se meten en la fila".
A las ocho y veinte avisan que en quince minutos empezará el evento, los lectores se impacientan pero no se mueven de sus lugares. Todo inicia finalmente diez antes de las nueve.
El escritor israelí Etgar Keret llega, y en medio de aplausos, toma su lugar entre el público, después Marisol Schulz, la directora de la feria, aparece y pide a los presentes un minuto de silencio por el fallecimiento de Nelson Mandela.
Las luces se apagan y sólo hay dos lugares alumbrados en el escenario; del lado izquierdo se sienta Diego Luna y en el derecho la persona que le va a ayudar con los sonidos, en medio hay un proyector; se enciende.
En un video Keret habla sobre el primer cuento que escribió. La historia le emocionó tanto que cuando lo terminó, lo imprimió y corrió a contárselo a su hermano, este lo leyó mientras paseaba a su perro, y utilizó la hoja para limpiar sus heces, así fue cuando el israelí se dio cuenta que quería ser escritor.
El gordito, de Un hombre sin cabeza y otros relatos, es el cuento con el que Diego Luna inicia la velada.
"..Así que te subes con él en el coche y lo llevas a un restaurante cercano que conoce..", lee Luna, al mismo tiempo el hombre de la izquierda hace el sonido de un auto.
Ahora pasa al libro De repente un toquido en la puerta, al que lo despide, ¿Qué animal eres', las proyecciones que acompañan el discurso paralelo son de una mujer en tacones, de prostitutas pidiendo la parada de un taxi.
"La reportera que ha llegado hoy a mi casa me ha pedido que tecleé algo en la computadora" se escucha en la voz de Luna y sonidos de máquina de escribir resuenan en el recinto.
"De repente un toquido en la puerta" es el tercer cuento de la noche, es acompañado por música instrumental y en el proyector van apareciendo dibujos de los hombres que obligan a Keret a contarles cuentos.
La siguiente historia es Útero, y es acompañada por videos alusivos al tema. Pez dorado es el quinto y último cuento. Luna juega con las dos voces, la del pez y la de Jonathan. Antes de finalizar, el actor se queda estático; un niño con un micrófono va hacia Keret para que éste termine el cuento.
EL INFORMADOR/ ILSE MARTÍNEZ
La fila de gente se hace larguísima y media hora después se hace difícil caminar afuera del auditorio Juan Rulfo. Rechiflas y murmullos resuenan en todo el lugar, los que esperan están ansiosos de que el evento empiece. El reloj marca las ocho y los encargados de prensa informan que Diego Luna está ensayando, por que habrá un retraso.
"Qué falta de respeto de Luna, ni que fuera (Ernest) Hemingway" dice la señora que encabeza la fila.
"Lo que pasa es que en este salón había antes otra presentación y debe estar midiendo el espacio, además también estuvo en la presentación de Jis y Trino", le dice una muchacha. Ante la explicación, la mujer calma su ira contra el actor y ahora la canaliza hacia los que "se meten en la fila".
A las ocho y veinte avisan que en quince minutos empezará el evento, los lectores se impacientan pero no se mueven de sus lugares. Todo inicia finalmente diez antes de las nueve.
El escritor israelí Etgar Keret llega, y en medio de aplausos, toma su lugar entre el público, después Marisol Schulz, la directora de la feria, aparece y pide a los presentes un minuto de silencio por el fallecimiento de Nelson Mandela.
Las luces se apagan y sólo hay dos lugares alumbrados en el escenario; del lado izquierdo se sienta Diego Luna y en el derecho la persona que le va a ayudar con los sonidos, en medio hay un proyector; se enciende.
En un video Keret habla sobre el primer cuento que escribió. La historia le emocionó tanto que cuando lo terminó, lo imprimió y corrió a contárselo a su hermano, este lo leyó mientras paseaba a su perro, y utilizó la hoja para limpiar sus heces, así fue cuando el israelí se dio cuenta que quería ser escritor.
El gordito, de Un hombre sin cabeza y otros relatos, es el cuento con el que Diego Luna inicia la velada.
"..Así que te subes con él en el coche y lo llevas a un restaurante cercano que conoce..", lee Luna, al mismo tiempo el hombre de la izquierda hace el sonido de un auto.
Ahora pasa al libro De repente un toquido en la puerta, al que lo despide, ¿Qué animal eres', las proyecciones que acompañan el discurso paralelo son de una mujer en tacones, de prostitutas pidiendo la parada de un taxi.
"La reportera que ha llegado hoy a mi casa me ha pedido que tecleé algo en la computadora" se escucha en la voz de Luna y sonidos de máquina de escribir resuenan en el recinto.
"De repente un toquido en la puerta" es el tercer cuento de la noche, es acompañado por música instrumental y en el proyector van apareciendo dibujos de los hombres que obligan a Keret a contarles cuentos.
La siguiente historia es Útero, y es acompañada por videos alusivos al tema. Pez dorado es el quinto y último cuento. Luna juega con las dos voces, la del pez y la de Jonathan. Antes de finalizar, el actor se queda estático; un niño con un micrófono va hacia Keret para que éste termine el cuento.
EL INFORMADOR/ ILSE MARTÍNEZ
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