Cultura

Una revisión del pasado con ''oportunismo''

González de Alba y Juan José Doñán consideran que el boom de la novela histórica ha sido aprovechado por las editoriales con fines comerciales

GUADALAJARA, JALISCO (01/DIC/2010).- Durante 2010, las librerías y tiendas mexicanas han reservado sus espacios para publicaciones con un denominador común: el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución. Ambos movimientos armados, que marcaron el rumbo del país en dos siglos (1810 y 1910) y las historias desarrolladas en torno a ellas, mezcladas con mitos y leyendas, han sido siempre motivo de estudios exhaustivos para distintos expertos, algunos de ellos interesados en apegarse lo más posible a los hechos, como Enrique Krauze, Jean Meyer y Friedrich Katz. Otros, al escribir novelas, los acompañan con personajes ficticios, como Paco Ignacio Taibo II y Luis González de Alba, así como los que apuestan a poner el toque humorístico, como el caso del caricaturista Eduardo del Río “Rius”.

Varias de sus publicaciones fueron reeditadas durante el año que termina, pero también han aparecido otras que son consideradas como una forma comercial de aprovechar la efervescencia de los festejos.

El escritor tapatío Juan José Doñán opina que en esta variedad hay mucho de oportunismo de parte de las casas editoriales: “Hay de todo; he leído algunas cosas, algunas son interesantes, pero lo que creo es que la mayoría de estas cosas son un poco como de oportunismo, es una industria mala. Estas publicaciones son para bien y para mal, pero de entre todos estos trabajos no hay ninguna obra maestra, porque las grandes investigaciones se hicieron mucho antes de los festejos”.

Doñán menciona algunos ejemplos de obras anteriores, como la biografía de Pancho Villa (2005) que escribió el alemán Friedrich Katz, en la cual proyecta una imagen muy diferente a la del célebre hombre valiente, y la tesis de Emiliano Zapata que el estadounidense John Womack Junior escribió en la década de los sesenta.

“La monografía más importante sobre el Centauro del Norte la escribió Katz; la biografía de Zapata, de Womack Junior, y La Cristiada, de Jean Meyer, son obras muy interesantes, producto de investigaciones profundas”.

En contraste, y sin afán de demeritar la importancia de dar una vuelta al pasado, Doñán cuestiona que este oportunismo sólo provoca investigaciones al vapor. “Hay una suerte de interés público que se trata de la fundación y refundación del país, y la curiosidad que hay de la gente por indagar su pasado es normal y válida, pero este interés es aprovechado por las casas editoriales y, como en la huerta, hay de todo: de chile, dulce y manteca. Es decir: se habla de las mujeres en la Revolución, los caudillos, las películas que se han realizado acerca de los dos movimientos, la participación de Jalisco… De todo esto no surgirá ninguna obra maestra y, en lo personal, lo que me ha provocado es sacarle la vuelta, y acercarme o regresar a los clásicos de la Historia. La novela histórica que se ha escrito ahora es mala, porque ni es novela, ni es Historia. No quiero dar nombres, pero se utiliza a personajes ficticios para hablar de su vida íntima, y hablan de cosas como que Zapata tuvo un acercamiento íntimo con un hacendado; es ficción de mala calidad”.

La manía por descubrir


Luis González de Alba, quien hace algunos años escribió la novela Olga, que se desarrolla en tiempos de la Revolución, y el ensayo Las mentiras de mis maestros, confiesa que no ha leído ediciones recientes que abordan el tema de la Independencia, pero sí de la Revolución, y aplaude el hecho de la diversidad que hay en las publicaciones nuevas para que las nuevas generaciones conozcan otros puntos de vista y no se queden sólo con lo que les enseñan en las escuelas.

“He leído ensayos muy buenos, como Cien años de confusión, de Macario Schettino. Me parece benéfico porque hay una revisión de qué pasó, porque nos hacen una historia muy insostenible, que de pronto el pueblo mexicano se levantó en armas, y eso es mentira: ¡no se levantó en armas nadie! ¡Ni una sola persona! En diciembre hubo uno que otro alboroto por ahí, que empezaron en Chihuahua con Villa, pero no hay tal levantamiento, ni lo hubo después; siempre fueron grupos reducidos, y la gran mayoría del pueblo mexicano eran grupos pacíficos que iban a ‘la bola’. Eso está muy bien analizado en el libro de Schettino, que es magnífico”.

González de Alba también destaca la biografía de Villa por Katz, y dice que en lo personal le impresiona la desmitificación de uno de los grandes emblemas de la Revolución. “El libro Pancho Villa de Katz es un estudio maravilloso sobre él, y lo que más me impresiona es la imagen de Villa hincado, llorando, agarrado de las rodillas de un general para que no lo fusilara. Lo habían mandado a fusilar por orden de Huerta y se le abrazó bañado en lágrimas al capitán o lo que sea que estaba al mando del batallón y gritando: ‘¡Que no me maten!’. Bueno, uno no se puede imaginar así a Villa. Hay otro libro muy bueno que se llama La Revolución Mexicana, de Jean Meyer: es magnífico, tiene la ventaja de que no es muy grande y que fue publicado primero en francés”.

El periodista oriundo de San Luis Potosí ha escrito dos libros en los que aborda la lucha armada de principios del siglo XX. En Las mentiras de mis maestros “trato brevemente el tema de la Revolución, y el que tiene más es mi novela Olga, que es nada más el telón de fondo, lo que sucede alrededor de una familia, que se sitúa en ese tiempo y llega hasta la época de (Lázaro) Cárdenas; es algo ficticio con el fondo de la Revolución, donde sí pongo cosas reales”.

Los motivos que orillaron a González de Alba a explorar el tema de la Revolución se deben al interés de ir más allá de la superficie: “Hace tiempo que traigo esa manía de cosas que no acabo de entender, no solamente la Revolución, sino la Independencia, porque cómo que el Grito fue a las once de la noche del 15 de septiembre, eso es falso: fue el 16 cuando Hidalgo llamó temprano con la campana a misa y ahí, en vez de decirles que entraran al templo, les dijo que fueran por palos y cuchillos para matar españoles, así que no existe lo del grito del 15 de septiembre”, puntualizó el escritor.

"Hay de todo, he leído algunas cosas, algunas son interesantes, pero lo que creo es que la mayoría de estas cosas son un poco como de oportunismo, es una industria mala". Juan José Doñán, escritor

"El libro Pancho Villa de Katz es un estudio maravilloso sobre él, y lo que más me impresiona es la imagen de Villa hincado, llorando (…) para que no lo fusilaran". Luis González de Alba, escritor
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