Cultura

Troncos que se vuelven esculturas

Siete artistas plásticos hilvanan la exposición Proyecto Escultórico Sabinos, que estará disponible del 6 de octubre al 6 de enero en el Museo Regional de Guadalajara

GUADALAJARA, JALISCO (04/OCT/2012).- Unos 14 ahuehuetes intervenidos artísticamente por siete escultores profesionales durante un año permanecerán desde el 6 de octubre y hasta el 6 de enero en los corredores del Museo Regional de Guadalajara como parte de la exposición Proyecto Escultórico "Sabinos".

Donados tras morir en el Bosque de Ahuehuetes, reserva ecológica cercana a Guadalajara y área protegida por la Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales), los árboles milenarios fueron transformados por los artistas Dolores Ortíz, Agustín Alfaro, David Agredano, Estanislao Contreras, Javier Malo, Francisco Gómez y Ulises Sánchez. El proceso creativo, que también podrá observarse en la muestra, fue capturado por el fotógrafo profesional Francisco Quirarte.

Durante una conferencia de prensa, cinco de los escultores participantes destacaron la labor que realizaron desde el momento en que, con la ayuda de una motosierra, comenzaron a darle forma a su creatividad. Resaltaron que el proceso no fue sencillo, ya que tenían que trasladarse hasta el bosque -en ocasiones con exiguas herramientas-, dejar a un lado sus actividades en la ciudad y trabajar con la técnica de talla en madera, que en la actualidad -puntualizaron- es poco utilizada en la escultura contemporánea.

"Cada vez hay menos artistas que están haciendo la talla en madera y queremos reafirmar un poquito eso, que todavía se están haciendo este tipo de trabajos de mantener el oficio, y no nada nada más de la talla en madera, (sino) todo lo que es manual. Todo el trabajo físico es muy satisfactorio en los resultados", expresó Francisco Gómez.

Festejaron que el proyecto les permitió convivir en un ambiente "sano" y no tan competitivo como el de otras artes. Contaron que trabajaron en equipo pero sin dejar de hacer su obra individual. Comieron carne asada durante los momentos de distensión. Rompieron piñatas en Navidad. Intercambiaron ideas y maneras de pensar. "Eso nos dio un plus que no habíamos tenido antes, nos salimos de nuestros talleres y nos pusimos a trabajar fuera nuestra obra", dijo Dolores Ortíz.

Uno de los problemas vino cuando al herir el tronco con la motosierra surgían ingentes cantidades de termitas. Agustín Alfaro contó que al tener que diezmar el material y dejarlo con una forma que no era la planeada para abordar la escultura, tuvieron que transformar su proyecto inicial con lo que quedó de madera en buen estado "y con los elementos que queríamos conservar con ramas, ojos y algunos defectos que nos parecían bellos". Sin embargo, "con lo que quedó" en uno de sus troncos, Alfaro hizo "Flor toda ella", una pieza que pesa aproximadamente 150 kilos.

Dolores Ortíz agregó que las termitas les impusieron un reto creativo: "Te enfrentas al material sin saber qué es lo que va suceder. No vas a hacer con el material lo que tú quieres, él te está dictando en parte lo que te permite hacer. Son momentos de fuerte creación. Tienes qué pensar cómo vas a resolverlo".

Agradecieron a la Dra. Lily Kassner, personalidad del medio escultórico nacional, quien se involucró con el proyecto y lo siguió de cerca para documentarlo. Los artistas plásticos contaron que cuando le contaron la idea, Kassner se desplazó desde la Ciudad de México para observar el proceso que le convenció.

Además, la exposición contará con un catálogo financiado por el Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD). Dolores Ortiz precisó que están preocupados, pues la intención del catálogo de fotografías de la exposición -cuya crítica estará a cargo de Lily Kassner- es que se presente en la próxima edición de la Feria Internacional del Libro (FIL).

FRASE  
"Para todos hubiera sido más fácil ir a comprar la madera, trabajar cada quien en su espacio y hacer la escultura. Nos hubiéramos tardado muchísimo menos tiempo, pero la riqueza del convivio, la riqueza de intercambiar ideas, maneras de pensar, la comida... enriquece mucho. Para mí fue una experiencia bastante grande porque no he dejado de aprender de  los compañeros y de los maestros", Javier Malo, artista plástico

EL INFORMADOR / GONZALO JÁUREGUI
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