Cultura
Torerías
El mito continuará
Un tabacazo de esa magnitud no puede dejarse de mencionar. No por dos cosas. Primero, ese tipo de cornadas ha arrebatado la vida de muchos toreros como “Manolete” o “Paquirri”, además de alejar en definitiva del toreo a cientos de ellos, como Curro Sierra, Juan Pablo Llaguno, Gustavo García “Solo”, Jorge Mata y una larga lista. El madrileño lleva dos e incluso así se mantiene en la profesión. Segundo, porque pese a lo terrible del hecho, será un parteaguas en “El Monstruo de Galapagar”. La leyenda de José Tomás irá en ascenso no como la efímera espuma, sino como el prototipo de lo que debe ser un torero. Un ejemplo de superación, de no dejarse vencer por nada, por nadie. Ni por él mismo.
Me explico. El valor de José Tomás es indiscutible, incluso algunos aseguran que raya en el suicidio. Error. Tomás se ha sobrepuesto a una cornada igual, en Autlán de la Grana, además de otras de suma gravedad como la de Linares, en un aniversario, justamente, de “Manolete”, su ideal. Su mentalidad es más fuerte que él.
Levantarse de este tipo de cornadas, una tras otra, habla de un ser que está más allá de la vida y la muerte, no porque no se muera algún día, sino porque el concepto del torero que ha forjado a través de los años, de las heridas, es que mediante la consagración de la mente y el cuerpo se logra la trascendencia espiritual.
José Tomás no sale a que lo mate el toro. Sale a pagar el precio de ser único e irrepetible, incluso cuando en ello, literalmente, se le vaya la vida. Es muy distinto.
Desde una perspectiva íntima, considero que Tomás sabe lo que hace, no es un “loco incomprendido y suicida”; tan sólo es un ser humano con una vida personal, espiritual tan intensa, tan en paz con su entorno, alejado de frustraciones y rencores que sólo así se puede entender por qué está dispuesto a pagar el precio más alto.
Es prematuro pensar en que volverá a vestirse de luces, pero conociéndole, es lo más factible. En caso de que llegue a hacerlo, el mito que se ha formado podrá opacar a todos los pasados, presentes y futuros. Somos una generación de afortunados al poder observar al hombre que ha marcado un antes y después del toreo. Guste o no.
Si no regresa, lo que él ha hecho no se borrará y esa leyenda quedará para siempre. Lo hecho, hecho está.
fotografiataurna@yahoo.es
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