Cultura
Torerías
Esto no se puede calificar
Muchos toreros aseguran que las orejas o trofeos son “retazos de toro”, aunque al ser la única forma de “medir” la temperatura y trascendencia de una faena, son indispensables para la trayectoria de cualquier carrera taurina.
Pero también insisten en que el reconocimiento del público, aunque a veces sea injusto, es lo que realmente llena sus necesidades anímicas y hasta espirituales.
Cuando lo realizado en el ruedo supera los conocimientos, capacidad de asombro o sensibilidad de los jueces de plaza (posición nada cómoda) y por acciones caprichosas se niegan orejas, rabos o hasta indultos, queda de manifiesto que la tauromaquia es como cualquier arte, algo intangible, alejado de cualquier medición que obedezca a otra cosa que no sea la emoción.
Supongo que otorgar un premio artístico le será tan difícil a un jurado calificador como a un juez de plaza, salvo que, aparte de todo, la autoridad tiene en contra que la tauromaquia es un arte efímero, además de la presión del monstruo de las mil cabezas: el público.
Incluso, entre taurinos, aunque una faena haya sido colosal pero sin corte alguno de orejas, se suele decir “estuvo bien, pero no tocó pelo”, dando a entender que sin trofeo de por medio nada valió la pena.
Es aquí cuando la memoria colectiva, la sensibilidad e incluso la “reseña boca a boca” asumen ese rol tan necesario para dimensionar en justa medida lo que realmente aconteció en el ruedo.
La premiación, al final, será siempre el reconocimiento que el público le dé a la faena, por algo dicen que siempre tiene la razón… aunque todos nos podemos equivocar.
fotografiataurina@yahoo.es
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