Cultura
Tensiones y desencuentros
La enemistad entre Carlos Fuentes y Octavio Paz nació en el encuentro El siglo XX: la experiencia de la libertad, que se realizó en la Ciudad de México en 1990
Este conflicto alejó a Carlos Fuentes –fallecido ayer a los 83 años- de Mario Vargas Llosa. El motivo es que el autor de "Aura" era mucho más cercano a García Márquez, con quien incluso tenía un proyecto común a la mitad de los años 90: la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar.
Celo profesional
También se dice que había celos profesionales, ya que Fuentes evitaba encontrarse con Vargas Llosa. Y un ejemplo son las cancelaciones que realizó el autor de "La región más transparente" a la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, cuando también estaría presente el ganador del Premio Nobel de Literatura 2010.
Vargas Llosa lamentó ayer la muerte de Fuentes mediante un texto que publicó su hija Morgana en Twitter. “Me ha dado mucha pena enterarme de la muerte de Carlos Fuentes. Lo conocí hace cincuenta años y fuimos amigos todo este tiempo sin que nada, nunca, empobreciera esa amistad”, apuntó el premio Nobel de Literatura 2010, quien agregó que “Fuentes deja una obra enorme que es un testimonio elocuente de todos los grandes problemas políticos y realidades culturales de nuestro tiempo. No sólo sus amigos sino muchísimos lectores lo vamos a extrañar”.
La enemistad entre Carlos Fuentes y Octavio Paz nació en el encuentro El siglo XX: la experiencia de la libertad, que se realizó en la Ciudad de México en 1990.
Entonces, Paz se peleó con Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes, a quien conoció en París y fueron amigos durante años. Pero el lazo se rompió, el motivo fueron causas ideológicas y literarias. Según, el propio Fuentes, siempre fue respetuoso a los comentarios del Premio Nobel de Literatura.
Este hecho después llegó al papel en la pluma de Enrique Krauze en el ensayo titulado "La comedia mexicana" de Carlos Fuentes, el cual se publicó en el número 139 de la revista Vuelta —dirigida por Octavio Paz—, en junio de 1988, y recopilado después en el libro Textos heréticos, de 1992.
En el texto, Enrique Krauze hace una revisión sobre la obra de Carlos Fuentes. Ahí, Krauze señaló que “en nombre del derecho experimental, Fuentes escribe novelas sin centro: vastos, confusos, disformes y abrumadores happenings literarios, volátiles parodias de otras novelas propias o ajenas, o de sí mismas”.
“Por las palabras, Fuentes es, para bien y para mal, un verdadero escritor, un gran talento sin obra definitiva. La misma, antigua obsesión que lo ha llevado a intentar experimentos riesgosos y lograr páginas de admirable vitalidad, lo ata a un tiempo y una retórica que pasarán muy rápido”, señaló Krauze en ese escrito.
Incluso el único mexicano ganador del Premio Nobel dijo que Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez “han sido apólogos de tiranos”.
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