Cultura

Sólo en la capital del país combaten piratería de libros

Los principales estados afectados por este delito son Jalisco, Distrito Federal, Nuevo León y Puebla

GUADALAJARA, JALISCO (18/JUL/2015).- Para el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), José Ignacio Echeverría, el problema de la piratería en México es muy grave y Jalisco es uno de los líderes en este rubro junto con el Distrito Federal, Nuevo León y Puebla.

Debido a que esta situación se ha fortalecido en los últimos años, señala, la industria editorial está amenazada.

Coincide el presidente del Centro Mexicano de Protección y Fomento a los Derechos de Autor (Cempro), Clemente Merodio, quien resalta que es necesario que la gente vea que más allá del perjuicio económico que causa a los editores o productores, esta práctica afecta principalmente a los creadores.

Merodio apunta que el trabajo de la Procuraduría General de la República (PGR) para frenar la piratería de libros se ha concentrado en el Distrito Federal, en donde, de enero a mayo de este año, la dependencia federal aseguró 40 toneladas de libros apócrifos, 30 toneladas más que lo que registró de enero a mayo de 2014.

Sin embargo, la Delegación Jalisco de la PGR afirma que en lo que va del año no ha realizado ningún operativo para combatir la piratería de libros en la ciudad. De las 124 averiguaciones previas que registra por piratería, ninguna está relacionada con libros.

Elvira Medina, investigadora de la UdeG, pone de relieve que Jalisco destaca a nivel nacional como consumidor de libros pirata, pero también como reproductor de libros académicos sin el pago de derechos.

“Yo me he encontrado con grupos que llevan una materia donde el 100% de los libros son clonados. Debido a que este libro ya no se publicó en su momento o simplemente dejaron de imprimirlo, resulta que el maestro decidió que es el mejor que existe para llevarlo en su clase”.

El director comercial de Editorial Planeta, Martín Arellano, afirma que debido al crecimiento de la piratería de libros en Guadalajara, la empresa ha perdido 30% de sus ventas en los últimos cinco años.

“Se ha generado un mercado negro que tiene recursos para hacerse de información, para saber cuáles son los productos en los cuales debe enfocar su producción y distribución. Tienen una red de informantes que les dicen qué es lo que se está vendiendo bien”.

Afirma que muchas librerías de la ciudad han dejado de pedir libros porque el sistema de distribución que tienen los piratas es muy eficiente.

Destaca que han detectado librerías tapatías que desde hace años no les compran material, pero por alguna razón lo tienen en sus escaparates.

“Haga de cuenta que le llegan con un carro, le abren la cajuela y le dicen: ‘Despáchate’. No necesitas hacer compras de mayoreo. A las editoriales del Centro de Guadalajara, para que les salga bien o para el mismo librero, tiene que haber un cierto volumen de compra para que le justifique la recuperación de los fletes, el descuento que les dan, que sea de mayoreo. En el mercado negro si quieres comprar uno lo haces para vender en el día, al día siguiente puedes comprar otro”.

El coordinador de la Asociación de Libreros de Guadalajara, Antonio Mendoza, acentúa que la venta de libros pirata ha aumentado en tianguis como El Baratillo, El Cultural y el que se ubica en la Calle 74.

Mendoza detalla que esta asociación, que comenzó en 2010, también ha lidiado con la piratería. En noviembre de 2011 fueron sancionadas dos personas que vendían piratería en la feria que se realiza en los alrededores del Palacio Municipal de Guadalajara. Ambas fueron expulsadas.

Añade que la Asociación de Libreros de Guadalajara no permite la venta de libros nuevos, pirata o saldos en el callejón del Ágora del Ex Convento del Carmen y en las diferentes ferias universitarias que los libreros de viejo llevan a cabo a lo largo del año.

¿Qué dice la ley?

El artículo 424 del Código Penal Federal establece que se impondrá prisión de seis meses a seis años y de 300 a tres mil días multa a:

I. Al que especule en cualquier forma con los libros de texto gratuitos que distribuye la SEP.

II. Al editor, productor o grabador que a sabiendas produzca más números de ejemplares de una obra protegida por la Ley Federal del Derecho de Autor, que los autorizados por el titular de los derechos.

III. A quien use en forma dolosa, con fin de lucro y sin la autorización correspondiente obras protegidas por la Ley Federal del Derecho de Autor.

l El artículo 424 Bis resalta que se impondrá prisión de tres a 10 años y de dos mil a 20 mil días multa:

I. A quien produzca, reproduzca, introduzca al país, almacene, transporte, distribuya, venda o arriende copias de obras, fonogramas, videogramas o libros, protegidos por la Ley Federal del Derecho de Autor, con fin de especulación comercial y sin la autorización que deba otorgar el titular de los derechos de autor. Igual pena se impondrá a quienes, a sabiendas, aporten o provean de cualquier forma, materias primas o insumos destinados a la producción o reproducción de obras, fonogramas, videogramas o libros a que se refiere el párrafo anterior, o

II. A quien fabrique con fin de lucro un dispositivo o sistema cuya finalidad sea desactivar los dispositivos electrónicos de protección de un programa de computación.

Librerías, en vías de extinción

Según los registros de la Dirección de Padrón y Licencias del Ayuntamiento de Guadalajara, de 2000 a julio de 2014 las licencias de las librerías en la ciudad se redujeron de 857 a 482.

En ese lapso, las librerías generales pasaron de 90 a 71; las de libros usados, de 39 a 21; las anexas a otros giros, de 685 a 364, y los negocios relacionados con la edición disminuyeron de 43 a 26.

El director general del Instituto de Desarrollo Profesional para Libreros (Indeli), Arturo Ahmed, aseguró que en los últimos cinco años cerró sus puertas una de cada 10 librerías de las mil 528 que este organismo detecta en México.

El Informe Estadístico de Librerías más reciente de la Caniem señala que 31% de las librerías en México están en el Distrito Federal; los estados de Jalisco y de México ocupan el segundo lugar, con 7% cada uno.

Lamentan ausencia de estrategias

A través del Diagnóstico de lucha contra la piratería en Centroamérica, México, Colombia y República Dominicana, elaborado por el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) lamenta que el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 no incluya estrategias para combatir la piratería, aunque sí hace un llamado por el aprovechamiento de la capacidad intelectual de la nación.

En el documento se resalta que el Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006 preceptuaba la necesidad de combatir de manera integral y cooperativamente la piratería, para lo cual la Presidencia ordenó la ejecución del Plan Usurpación, que incorporó en el diseño de políticas públicas a los sectores productivo y creativo, coordinando sus acciones a través de la Procuraduría General de la República mediante el Comité Interinstitucional para la Atención y Protección de los Derechos de Autor y Propiedad Industrial.

Además, se pone de relieve que el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012 estipulaba que se harían cumplir las leyes nacionales y los acuerdos internacionales para proteger los derechos de autor y de las patentes, mediante aseguramientos de mercancía y acciones de carácter preventivo.

“Si bien algunas entidades comprometidas en la lucha contra la piratería adelantan estudios de las tendencias de consumo de productos pirata, índices de piratería en Internet y similares, y existen estadísticas referentes al número de aprehensiones e incautaciones o allanamientos realizados, no se cuenta con información periódica, normalizada y comparable sobre los índices de piratería, el impacto de este delito a la economía local y las dinámicas de consumo para el diseño de políticas públicas sobre el particular”.

No hay ética… hay negocio

Roberto se da cuenta cuando un libro pirata llega a sus manos. Dice que hay detalles en su manufactura que, aunque no se revelan a primera vista, se descubren después de una revisión acuciosa. Él se fija en el lomo. Lo mira desde arriba. Si el pegamento no fue puesto minuciosamente, el libro es chafa.

“Tú ves cómo es irregular la forma de la línea de pegamento que tiene en el lomo. En uno original es una línea completamente vertical”.

El primer libro pirata que Roberto vio fue El Código Da Vinci. Pero ha visto muchos. Cuenta que hace dos años viajó a la Ciudad de México para comprar libros piratas. Ese día llegó a un puesto de revistas que está a espaldas del Templo Mayor. Allí le preguntó a una señora por “La Güera”.

“Te acercas con la señora y le dices que andas buscando a ‘La Güera’. La señora habla por radio. Llega un cuate y te lleva. Abren la puerta. Entras. Subes hasta el último piso y todavía tienes que pasar otra puerta que te abre otro vigilante. Hay una señora que está cobrando: ‘10 mil pesos acá, 20 mil pesos acá, 30 mil para éste’, quien te pide que le compres mínimo cinco mil pesos, que no es gran cosa. Las bodegas son habitaciones inmensas con pilas interminables de libros. Entras a un cuarto y ¡puf!, ves los alteros de libros”.

Roberto indica que en el negocio de los libros no hay ética, hay negocio. Sed de billetes. En Guadalajara ya observó cómo su patrón apuntaló su negocio y se dio a conocer como proveedor de libros piratas en tianguis y librerías de viejo. A pesar de los esfuerzos de la Asociación de Libreros de Guadalajara para evitar que la piratería llegue a más partes de la ciudad, Roberto ha visto que en espacios como el Tianguis Cultural hay puestos de libros llenos de piratería.

“En el Tianguis Cultural todos los libros nuevos son pirata. Hay entre nueve y 10 personas que venden libros y al menos cuatro que se dedican al libro nuevo. Y de esos cuatro todos venden pirata. Pídeles sus facturas. Desde que preguntas el precio sabes que es pirata, cuando ves que pueden jugar tanto con los precios. Si fuera un libro original tendría un precio estipulado que es difícilmente flexible. En una librería el precio no es negociable. Si negocias el precio se va el poco margen de utilidad que te deja el distribuidor. No puedes estar jugando con el precio”.

Según Roberto, las librerías del Centro tapatío no son la excepción. Hace unas semanas platicó con un vendedor de libros usados y éste le comentó que en una semana vendió los 10 mil pesos de mercancía que compró en la capital del país.

Comenta que en el Distrito Federal los libros de Paulo Coelho, uno de los autores más buscados, cuestan entre 60 y 70 pesos. “La gente casi no lee. Debes tener lo que la gente busca. Y lo que la gente busca es lo que está de moda”.

Las batallas en el desierto

Destaca que uno de los libros más pirateados es Las batallas en el desierto, de José Emilio Pacheco. “Cuesta lo mismo que 20 poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda. Lo vendes en 50 y ya está barato. El de ¿Quién se ha robado mi queso? lo vendían en las bodegas en 10 pesos. Y tú lo vendes mínimo en 70”, confiesa Roberto.

TELÓN DE FONDO
Dos de cada 10 son pirata

De acuerdo con datos de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), al menos dos de cada 10 libros que se ofrecen en el mercado mexicano son apócrifos, por lo que el daño económico ocasionado a los impresores legales es de mil 250 millones de pesos, es decir, 10% del valor de la producción anual del ramo.

Además, una investigación del Grupo Interamericano de Editores (GIE) revela que México encabeza la lista entre los países de América Latina, con la más alta circulación de publicaciones piratas. El grupo estima que la venta anual de libros apócrifos en el territorio nacional llega a los 10 millones de ejemplares, por los que los autores dejan de ganar 110 millones de pesos (MDP) cada año.

Un libro pirata es una reproducción no autorizada de una obra protegida por la Ley de Derechos de Autor.

Por otra parte, los libros apócrifos que son más comunes de encontrar durante los decomisos realizados por la Procuraduría General de la República (PGR) son Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus, de John Gray; Harry Potter, de J.K. Rowling; Las crónicas de Narnia, de C.S. Lewis; Dios mío, hazme viuda por favor, de Josefina Vázquez Mota; Quiúbole, de Gaby Vargas y Yordi Rosado; La reina del sur, de Arturo Pérez Reverte; Delirio, de Laura Restrepo; Un grito desesperado, Juventud en éxtasis, Fortaleza digital y Sangre de campeón, de Carlos Cuauhtémoc Sánchez; Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez; Aura, de Carlos Fuentes; Toda Mafalda, de Quino; Las enseñanzas de Don Juan, de Carlos Castaneda; así como El señor de los anillos, de J.R.R. Tolkien.

Según el Centro Mexicano de Protección y Fomento de los derechos de Autor (Cempro), la piratería en internet se lleva a cabo de diversas maneras. En una de éstas se utiliza la red como una tienda virtual. El comprador paga en el banco para posteriormente recibir un ejemplar físico que fue reproducido ilegalmente.

Otra forma es a través de un pago de transferencia bancaria, donde el comprador recibe por correo ordinario o paquetería, algún dispositivo (disco compacto, DVD) que contiene la obra almacenada de manera ilegal, o se le hace llegar una clave de acceso que permite entrar a un archivo que contiene el libro digitalizado.

De acuerdo con el Cempro, en México la piratería de libros por internet ha registrado un crecimiento del 20%; de cada 10 libros que se venden en la red, dos son piratas, igual que en la venta regular.

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