Cultura
Se despide el Festival de Mayo con noche de neurosis
El Teatro Degollado es el escenario perfecto para darle la despedida a Quebec
Sobre el escenario se desperdigó la neurosis de los personajes convertido en humor y atracción. Y la mejor medicina para sus padecimientos fue disfrutar de sus propios trastornos mentales: paranoia, hipocondría, adicción, insomnio, personalidad múltiple y otras más.
Todos esos males fueron sólo un pretexto de los artistas de la compañía circense franco-canadiense ''Les 7 doigts de la main'' (Los siete dedos de la mano), quienes le dan vida al espectáculo PSY, para hacer de la noche de clausura una fiesta de locos.
Los tapatíos disfrutaron un viaje por distintas atmósferas creadas por los artistas, que fueron desde el drama hasta el romance pasando la histeria y el imprescindible humor familiar con sólo una sencilla escenografía de dos pisos, cuerdas, bastones chinos, rueda alemana, cables suspendidos y un sube y baja.
Esas herramientas aunadas a la flexibilidad, destreza, fuerza y cohesión de los artistas, detonaron una bomba circense rara vez vista en la ciudad.
Y es que los invitados impresionaron con sus habilidades trepando tubos utilizándose entre sí como escaleras sin protección, o enredar una gruesa soga a su cintura y dejarse desenrollar con gracia desde una altura considerable, dejando ver su maestría en las artes circenses.
Niños, adultos y jóvenes, que agolparon el cultural recinto incluso de pie, no perdieron de vista cada movimiento de los personajes, quienes se valieron de sus "trastornos mentales" para añadirle un toque de picardía y al mismo tiempo de libertad que en ocasiones frena el actuar porque tal o cual acción no es aceptada como "normal".
Por ello, se apropiaron no sólo del escenario sino de sus herramientas, como el tubo, las sogas o la rueda alemana y los integraron como parte de ellos, de manera que el resultado final devino en imágenes surrealistas que daban la impresión al espectador de estar inmerso en un sueño profundo y excéntrico.
Hombres volando por los aires, risas desquiciadas, cuerpos cohesionados para un mismo sentido y humor extranjero, juntos, fueron el toque adecuado con el cual se despidieron los invitados, dejando el entarimado para el siguiente: Francia, en 2013.
EL INFORMADOR / VIOLETA MELÉNDEZ
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