Cultura

Se agiganta figura de Antonio Caso en Centenario de la Revolución

El filósofo llevó a la sociedad de su tiempo a ampliar la geografía de la experiencia estética en la época moderna

CIUDAD DE MÉXICO (18/DIC/2010).- En este año del Centenario de la Revolución Méxicana se agiganta la figura del filósofo Antonio Caso, nacido el 19 de diciembre de 1883, quien llevó a la sociedad de su tiempo a ampliar la geografía de la experiencia estética en la época moderna y a la fundación de un nuevo pensamiento acorde con los lineamientos sociológicos que exigía el naciente movimiento armado.  

Antonio Caso y José Vasconcelos aparecen en la historia como los fundadores del pensamiento filosófico contemporáneo en México. El primero desde la academia y el segundo desde fuera.  

Caso creó sus respectivos sistemas filosóficos reinstalando la metafísica, después de cuatro décadas de positivismo. Como punto de partida, sus sistemas inician con una filosofía de la naturaleza y/o cosmología, de acuerdo a su tiempo.  

El filósofo mexicano fue un férreo opositor del positivismo, la doctrina oficial de la educación porfiriana; sirvió en el Servicio Exterior Mexicano y fue rector de la Universidad Nacional de México de 1921 a 1923.  

Fundador de El Colegio Nacional (1943), Caso vio la primera luz en la Ciudad de México y estudió en las escuelas Nacional Preparatoria y Nacional de Jurisprudencia, graduándose como abogado en 1908.  

Desde entonces figuró en la juventud intelectual que preparaba la renovación literaria e ideológica que vendría después y que fundaría la revista "Savia Moderna" (1906) y El Ateneo de la Juventud, en 1909.  

En este grupo participaban José Vasconcelos, Pedro Henríquez Ureña, Ricardo Gómez Robelo, Alfonso Cravioto, Luis Castillo Ledón, Jesús T. Acevedo y Julio Torri, entre otros.  

Caso compartía con Vasconcelos, Henríquez Ureña y Gómez Robelo su reacción contra el positivismo y su adhesión a las nuevas corrientes antiintelectualistas.  

De acuerdo con datos biográficos disponibles, ejerció como consultor de Correos, jefe de sección en la Secretaría de Gobernación y secretario del Ayuntamiento de México. A partir de 1907 comenzó a dictar conferencias sobre geografía e historia en la Escuela Nacional de Artes y Oficios.  

Siempre dedicado a la docencia, fue titular de cátedras de Filosofía, Lógica, Etica y Estética, Filosofía de la Historia y Sociología en las escuelas Preparatoria, de Jurisprudencia (Derecho) y de Altos Estudios, hoy Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).  

En 1914 publicó su famosa conferencia sobre "La filosofía de la intuición" y al año siguiente aparecieron sus "Problemas filosóficos", cuyo ensayo más importante fue "La perennidad del pensamiento metafísico y religioso".  

Se desempeñó como embajador especial en Perú, en 1921. Tuvo a su cargo distintas conferencias en Chile, Argentina, Uruguay y Brasil. Fue director de la Facultad de Filosofía y Letras en varias ocasiones y Rector de la actual UNAM (1920 y 1921 a 1923).  

Sostuvo grandes polémicas con Francisco Bulnes sobre el porvenir de la América Latina, también con Francisco Zamora y Vicente Lombardo Toledano sobre el marxismo.  

Con Eduardo Pallares sobre el carácter espacial de lo psíquico; con Alfonso Junco sobre la existencia de Dios; y con Guillermo Héctor Rodríguez sobre neokantismo.  

Recibió los doctorados Honoris Causa de las universidades de La Habana (Cuba), Lima (Perú), Guatemala, Buenos Aires (Argentina) y de Río de Janeiro (Brasil).  

Fue Miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua. En 1943, ingresó a El Colegio de México, como miembro fundador, y tres años después, el 6 de marzo de 1946, falleció en la Ciudad de México.  

Entre su abundante obra destacan textos como "Problemas filosóficos" (1915), "La filosofía de la intuición" (1915), "Filósofos y doctrinas morales" (1915), "La existencia como economía, como desinterés, como caridad" (1943) y "Dramma per música" (1922).  

También "El concepto de la historia universal en la filosofía de los valores" (1923), "El problema de México y la ideología nacional" (1924), "Principios de estética" (1925), "Historia y antología del pensamiento filosófico" (1926) y "Sociología genética y sistemática" (1927).  

Lo mismo que "El acto ideatorio" (1934), "Positivismo, neopositivismo y fenomenología" (1941), "El peligro del hombre" (1942), "Filósofos y moralistas franceses" (1943) y "México (apuntamientos de cultura patria)" (1943).  

Además de los versos "Crisopeya" (1931) y "El políptico de los días del mar" (1935). Desde 1936 escribió artículos de filosofía, historia y sociología.  
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