Cultura

Rushdie combina historia y fabulación en ''La encantadora de Florencia''

La historia está ambientada a finales del siglo XVI en la que busca reivindicar la figura de Maquiavelo

BARCELONA, ESPAÑA.- El escritor angloindio Salman Rushdie retorna a sus orígenes en su última novela, "La encantadora de Florencia", en la que mezcla historia y fabulación, y con la que, según dijo, quería reivindicar aspectos básicos de la "narración de historias" y reconocer la figura de Maquiavelo lejos del tópico.

"La encantadora de Florencia" (Mondadori/Bromera) está ambientada a finales del siglo XVI, cuando un extranjero llega a la corte del emperador mogol Akbar el Grande, en la fastuosa ciudad de Fatehpur Sikri.

Ese mensajero es portador de un secreto, la historia de una mujer misteriosa, dueña de una belleza cautivadora y versada en las artes del encantamiento y la brujería, y de su viaje imposible a la lejana Florencia.

En una entrevista con Efe, Rushdie comentó que "después de mucho tiempo preocupado por los acontecimientos contemporáneos, tocaba volver a los aspectos básicos de la narración de historias, un retorno a la narración en su estado puro".

El libro incluye una abundante bibliografía que es un retrato de la larga investigación que el autor realizó en los últimos años, pero no por ello se sintió encorsetado: "Descubrí tantas cosas extrañas que habían sucedido que, al final -dijo-, nada de lo que inventé parece tan extraño como la realidad".

Muchos pasajes de la novela, reconoce Rushdie, "podrían pasar por realismo mágico, cuando en realidad son historia".

Puestos a inventar, Rushdie imaginó lo inverosímil: "En esa época había muchos viajes de Occidente a Oriente, pero no al revés, y menos de una mujer".

Para construir la historia, el autor de "El suelo bajo sus pies" se apoyó en dos felices coincidencias.

Por un lado, el poema "Orlando Furioso", de Ariosto, "en el que aparece una princesa india que llega a Europa y de quien todo el mundo se enamora, una historia escrita por Ariosto en la misma época en que sucede mi novela, lo que da a pensar que pudo conocer a mi princesa".

La otra pista llegó de la otra parte del mundo, con el gran emperador mogol Akbar el Grande, quien en una de sus derrotas en Samarkanda fue obligado a entregar a su hermana al enemigo.

El argumento de la novela, todo un canto al diálogo entre civilizaciones, es además una excusa para "analizar el inicio de las relaciones entre estos dos mundos", sobre el que el escritor construye algunas licencias históricas, como cuando Akbar oye la historia de la reina virgen, Isabel de Inglaterra, y comenta que sabe cómo puede cambiar esa situación.

Rushdie considera que "un puente entre Oriente y Occidente ha existido siempre, aunque haya quedado obstaculizado por esa política islámica extremista de oposición al mundo occidental, que no es mayoritaria en esa sociedad, y a la que tampoco ha ayudado la política de Bush".

Rushdie no descarta que algún día escriba su autobiografía, como le piden muchos, empezando por su agente literario, pero esperará a que la Universidad Emory de Atlanta acabe en un año de clasificar toda su correspondencia y archivo personal, que entregó hace dos años. Sin embargo, se muestra reacio: "No me hice escritor para escribir de mí mismo; el mundo es mucho más interesante", afirma.
Síguenos en

Temas

Sigue navegando