Cultura
Roth: la sabiduría del desasosiego
Galardonado ayer con el Premio Príncipe de Asturias, el escritor estadounidense de 79 años es experto en desentrañar el alma humana
Roth es uno de las manos que mejor maneja el bisturí, para escudriñar el alma humana y hablar del dolor, la crueldad o la soledad, sin perder de vista la ironía.
Una ironía, a veces muy ácida, que en ocasiones ha tomado cuerpo en el personaje de algunas de sus novelas: Nathan Zuckerman, su alter ego y un látigo que le ha servido para atizar a sus compatriotas estadounidenses, a quienes ve como origen de muchos males.
Con la cruda realidad como base de sus historias, Roth representa la gran novela, en línea de sus predecesores Scott Fitzgerald. Hemingway, o Bellow, y es uno de los cuatro escritores norteamericanos vivos más importantes, junto con Thomas Pynchon, Don DeLillo, y Cormac McCarthy, en palabras del gran pope de la crítica Harold Bloom.
Nacido en Newark (Nueva Jersey) el 19 de marzo de 1933, Roth tiene una larga carrera literaria. Publicó su primer libro Goodbye en 1959, luego siguieron dos obras más, pero el éxito y la fama le llegó con El lamento de Portnoy, en 1966, un monólogo del protagonista con problemas con el sexo ante su psiquiatra, con el que obtuvo gran éxito.
Nuestro tiempo en sus manos
Desde entonces no ha dejado de escribir para retratar el tiempo que le ha tocado vivir, y meter la lupa en el fondo del ser humano y su país, sin olvidar el hecho judío y su encaje con Estados Unidos.
Su trilogía estadounidense o también llamada Los Estados Unidos perdidos, en la que mezcla historias y tiempos narrativos, y que reúne Pastoral americana (1977), Me casé con un comunista (1998) y La mancha humana (2000), acaparó los premios más importantes como el National Book, el Pulitzer o el Nacional de la Crítica.
Después vendría otra revuelta de cimientos con La conjura americana, en 2005 donde plasmó una visión alternativa de la historia de Estados Unidos.
El presidente Roosevelt es derrotado por el aviador Charles Lindbergh, un antisemita declarado que firma un tratado de paz con Hilter.
Otros temas de sus narraciones son la memoria, la vejez, la iniciación a la vida, la sombra del padre o la sexualidad humana, el sexo, que tiene en uno de sus libros El pecho, una irónica como surrealista historia, que le asocia a Kafka, a quien le han comparado en muchas ocasiones, porque narra la vida de un profesor de literatura David Kepesh que un día se despierta convertido en un pecho de mujer de setenta kilos de peso.
Roth que publica cada año un libro tiene su obra en español en el sello de Mondadori, y sus últimos títulos han tenido un éxito de crítica y público sin precedentes, como Indignación, de 2009. John Banville la considera su mejor novela desde La contravida.
En Indignación el autor narra la historia de un joven estudioso de Nueva Jersey, que harto de vivir con sus padres los abandona y que constituye un relato de iniciación, experiencia, resistencia intelectual, descubrimiento del sexo y el error.
Su más reciente obra, Némesis (2011) es una provocativa y desgarradora novela en la que la narración gira en torno a una epidemia de polio en un tiempo de guerra en el verano de 1944 y sus efectos sobre la comunidad de Newark asentadas en unos arraigados valores familiares.
Un verdadero clásico vivo
“Es uno de los escritores claves, uno de los pocos que podemos catalogar como clásico vivo sin temor a equivocarnos”, ha asegurado a los periodistas el novelista Juan Jesús Armas Marcelo, miembro del jurado de este año, que se ha felicitado de la “difícil” decisión del jurado que ha convertido el de hoy “en un gran día para el premio Príncipe de Asturias”, aseguró .
A su juicio, Roth recoge todas las influencias de la literatura americana de la década de los años treinta de la que es “el gran heredero” y cuya influencia no se limita al ámbito anglosajón sino que trasciende a la literatura universal.
Armas Marcelo ha indicado además que, al igual que otros miembros del jurado, en la reunión de ayer ha puesto sobre la mesa la necesidad de que en los dos o tres próximos años algún escritor en lengua española obtenga el Príncipe de las Letras, una circunstancia que no se produce desde 2000 con el guatemalteco Augusto Monterroso.
No obstante, ha admitido que ante candidaturas que ayer han salido derrotadas como las de Alice Munro, Haruki Murakami o Jonathan Franzen, las propuestas de autores hispanoamericanos actuales no premiados hasta ahora perderían “por calidad literaria”.
Así, Philip Roth sumó ayer a su impresionante carrera el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, un galardón a un autor profundamente contemporáneo que muestra “una compleja visión de la realidad que se debate entre la razón y los sentimientos, como el signo de los tiempos”, y una ráfaga de intensa luz en tiempos oscuros.
Con información de El País/Agencias
No ha dejado de escribir para retratar el tiempo que le ha tocado vivir, y meter la lupa en el fondo del ser humano y su país, sin olvidar el hecho judío y su encaje con Estados Unidos
"ENCANTADO"
Carlos Fuentes en su memoria
“Estoy encantado de recibir el premio Príncipe de Asturias y emocionado de que el jurado haya encontrado mi trabajo digno de tal honor”, dijo Philip Roth, mediante un comunicado de prensa distribuido en Nueva York.
Pese a la emoción por haber sido reconocido con este galardón, Roth afirmó que fue “particularmente doloroso” haberse enterado de que era el elegido para recibirlo tan solo unas semanas después de la muerte de su “querido amigo y generoso colega durante décadas”, el escritor mexicano Carlos Fuentes, fallecido el 15 de mayo.
“Ojalá estuviera vivo para poder escuchar su meliflua voz al otro lado del teléfono ofreciéndome sus felicitaciones a su elegante manera”, declaró el estadounidense.
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