Cultura
Rinden homenaje al ''Caudillo del Sur''
Emiliano llevaba en sus genes la historia de México
CIUDAD DE MÉXICO.-Con motivo del 130 aniversario del natalicio del General Emiliano Zapata, autoridades del Gobierno del Distrito Federal, a través de la Secretaría de Cultura, realizaron hoy una ceremonia conmemorativa en el monumento erigido a su memoria.
Con los Honores a la Patria inició la ceremonia, en la Alameda del Sur, ubicada en Canal de Miramontes y Calzada de las Bombas, ante la presencia Carmen Hernández Zapata, Jesús Aguilar Zapata y Juan Aguilar Zapata, descendientes del líder revolucionario.
En representante del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, Héctor Serrano, secretario de Programas Delegacionales y Reordenamiento de la Vía Pública, comentó que para entender a Zapata se debe conocer su vida, legado y lucha.
Llamó a conocer al "Caudillo del Sur", de quien se han contado muchas anécdotas.
Consideró que una de las más conocidas es que "cuando Emiliano tenía nueve años y vivía en carne propia los atropellos de los poderosos amos, un día al estar con Don Gabriel, su padre, y verlo llorar desconsolado por la pérdida de las tierras de su pueblo, le preguntó:
''Papá, ¿por qué llora?-porque me quitaron las tierras, Emiliano'', -''pues cuando yo sea grande haré que las devuelvan', respondió", mencionó Serrano.
Destacó que Zapata fue un jefe revolucionario carismático y de fuerte personalidad, que con su lema "Tierra y Libertad" ganó para el campesino además de parcelas lo más importante: la reivindicación de su dignidad.
"Emiliano Zapata continua convocando a miles y miles de personas en todo el mundo, lo mismo que en aquel tiempo; hoy, millones de personas sufren del abuso y explotación, hombres y mujeres que ante el olvido y la indiferencia viven en la marginalidad", dijo Serrano.
Recordó que el líder agrario, uno de los mexicanos más importantes de la Revolución Mexicana, tenía 32 años cuando se lanzó a la revuelta y encabezó a costa de su propia vida los ideales de todo un pueblo.
Anotó que el Plan de Ayala, que lanzó, es la expresión más sublime de su lucha ideológica, y sin duda Zapata fue un mexicano excepcional, inconforme con la simulación y en busca de la libertad.
"Combatió el engaño, la perversión y el egoísmo, pero sobre todo la injustica insultante, que en aquel tiempo sometía sin ningún pudor a nuestro pueblo, nunca debemos olvidar que todos somos parte de la historia de Zapata", apuntó.
En la ceremonia también participó la Banda Sinfónica de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, bajo la dirección de Federico Buendía, que interpretó algunas piezas tradicionales.
El "Caudillo del Sur" nació en San Miguel Anenecuilco, municipio de Ayala, en el estado de Morelos, el 8 de agosto de 1879.
Emiliano llevaba en sus genes la historia de México. Durante la guerra de Independencia, José Salazar, su abuelo materno, había sido uno de los muchachos de Anenecuilco que durante semanas llevaron alimentos y pólvora a los insurgentes sitiados en Cuautla.
Además, dos de sus tíos, Cristino y José Zapata, habían peleado en la Guerra de Reforma y contra la Intervención Francesa, de modo que años más tarde Emiliano recordaba aún los relatos que le contaban de sus campañas contra los conservadores y los imperialistas.
Con los Honores a la Patria inició la ceremonia, en la Alameda del Sur, ubicada en Canal de Miramontes y Calzada de las Bombas, ante la presencia Carmen Hernández Zapata, Jesús Aguilar Zapata y Juan Aguilar Zapata, descendientes del líder revolucionario.
En representante del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, Héctor Serrano, secretario de Programas Delegacionales y Reordenamiento de la Vía Pública, comentó que para entender a Zapata se debe conocer su vida, legado y lucha.
Llamó a conocer al "Caudillo del Sur", de quien se han contado muchas anécdotas.
Consideró que una de las más conocidas es que "cuando Emiliano tenía nueve años y vivía en carne propia los atropellos de los poderosos amos, un día al estar con Don Gabriel, su padre, y verlo llorar desconsolado por la pérdida de las tierras de su pueblo, le preguntó:
''Papá, ¿por qué llora?-porque me quitaron las tierras, Emiliano'', -''pues cuando yo sea grande haré que las devuelvan', respondió", mencionó Serrano.
Destacó que Zapata fue un jefe revolucionario carismático y de fuerte personalidad, que con su lema "Tierra y Libertad" ganó para el campesino además de parcelas lo más importante: la reivindicación de su dignidad.
"Emiliano Zapata continua convocando a miles y miles de personas en todo el mundo, lo mismo que en aquel tiempo; hoy, millones de personas sufren del abuso y explotación, hombres y mujeres que ante el olvido y la indiferencia viven en la marginalidad", dijo Serrano.
Recordó que el líder agrario, uno de los mexicanos más importantes de la Revolución Mexicana, tenía 32 años cuando se lanzó a la revuelta y encabezó a costa de su propia vida los ideales de todo un pueblo.
Anotó que el Plan de Ayala, que lanzó, es la expresión más sublime de su lucha ideológica, y sin duda Zapata fue un mexicano excepcional, inconforme con la simulación y en busca de la libertad.
"Combatió el engaño, la perversión y el egoísmo, pero sobre todo la injustica insultante, que en aquel tiempo sometía sin ningún pudor a nuestro pueblo, nunca debemos olvidar que todos somos parte de la historia de Zapata", apuntó.
En la ceremonia también participó la Banda Sinfónica de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, bajo la dirección de Federico Buendía, que interpretó algunas piezas tradicionales.
El "Caudillo del Sur" nació en San Miguel Anenecuilco, municipio de Ayala, en el estado de Morelos, el 8 de agosto de 1879.
Emiliano llevaba en sus genes la historia de México. Durante la guerra de Independencia, José Salazar, su abuelo materno, había sido uno de los muchachos de Anenecuilco que durante semanas llevaron alimentos y pólvora a los insurgentes sitiados en Cuautla.
Además, dos de sus tíos, Cristino y José Zapata, habían peleado en la Guerra de Reforma y contra la Intervención Francesa, de modo que años más tarde Emiliano recordaba aún los relatos que le contaban de sus campañas contra los conservadores y los imperialistas.
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