Cultura

Rinden homenaje a Granados Chapa en el Palacio de Bellas Artes

El secretario Cultural y Técnico del Conaculta dijo que el abogado y periodista homenajeado dejó huella en lo que es la última mitad del siglo XX y principios del XXI

CIUDAD DE MÉXICO (08/DIC/2011).- Miguel Angel Granados Chapa fue un hombre con múltiples facetas y actividades, un periodista profesional de tiempo completo, afirmaron anoche Fernando Serrano Migallón, Jaime Labastida, Vicente Leñero y Ruy Pérez Tamayo, durante un homenaje póstumo realizado al maestro en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

Serrano Migallón, secretario Cultural y Técnico del Conaculta y moderador de la mesa, dijo que el abogado y periodista homenajeado dejó huella en lo que es la última mitad del siglo XX y principios del XXI, a tal grado que sus profundas opiniones marcaron la vox populi del país.

Dijo que un punto a destacar de la actividad de Granados Chapa, fallecido el 16 de octubre de 2011, es la verdadera factura literaria de cada uno de sus artículos y de sus intervenciones verbales: era un magnífico literato, en el sentido de una expresión escrita y oral maravillosa en la precisión y la elegancia de sus textos.

'Todos tenemos un recuerdo imborrable de este aspecto', dijo el funcionario del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).

Por su parte, el poeta y filósofo Jaime Labastida aseguró que, durante toda su vida, Miguel Ángel Granados Chapa realizó una labor ejemplar.

'Siempre admiré su trabajo analítico y ponderado, ya que me sentía calurosamente ligado a leerlo en las páginas del periódico que escribiera y me era necesario oír sus sensatas reflexiones en el espacio radial de su Plaza Pública', expresó.

Señaló que, como miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, el periodista aportó sus juicios y su sabiduría. Granados Chapa era un periodista de cepa, es decir de tiempo completo, pero nunca fue un simple informador, sino una conciencia crítica, a tal grado que llegó a ser considerado 'el Francisco Zarco de nuestro tiempo'.

En su oportunidad, el doctor Ruy Pérez Tamayo hizo una remembranza de su amistad con el periodista hidalguense, de que en su juventud 'no cantaba mal las rancheras' y de su pasión por la música popular mexicana y los compositores Haydn, Mozart, Schubert, Mendelsson, Bruckner, Mahler y Rachmaninov, aunque su favorito era Beethoven.

También, que Shostakovich, Bartok y Mario Lavista, por ejemplo, le parecían escandalosos, recordó.

También destacó la honestidad, valor cívico, claridad y puntería de sus textos periodísticos; la excelencia como comentarista radiofónico; su militancia juvenil en la izquierda cristiana; su postura política liberal de siempre; su prestigio como ciudadano insobornable y su discreto estoicismo cuando hace tres años enfrentó a la enfermedad que finalmente le causó la muerte.

En tanto, Vicente Leñero expuso, por medio de un texto titulado 'Oración fúnebre a Miguel Angel', que durante dos lustros fue como un hermano del periodista, gracias a la fortaleza de una amistad a prueba de tropiezos, a pesar de ser un hombre misterioso.

Destacó también la notable memoria de Granados Chapa, comparable con la del escritor jalisciense Juan José Arreola. 'Habla como escribe y escribe como habla', recordó.

Apuntó que los textos periodísticos de Granados Chapa estaban escritos en párrafos medidos, con claridad de profesor estricto. Era empecinado y frío, rememoró Leñero.

Miguel Angel Granados Chapa fue subdirector editorial del diario 'Excélsior', en tiempos de Julio Scherer; fundador y director-gerente de 'Proceso'; jefe de los noticieros del Canal 11; director general de Radio Educación (1978-1979) y fundador y director de 'La Jornada'.

Recibió la Medalla Belisario Domínguez, por su lucha constante en favor de la libertad de expresión y la justicia en 2008; y los premios Nacional de Periodismo en 2008, 2006, 2004 y 1981, y el 'Manuel Buendía' en 1987.

Lo mismo que el 'José Joaquín Fernández de Lizardi', del Club de Periodistas de México en 1978 y, póstumamente, el Nacional de Periodismo Carlos Septién García.

En 2009 la Universidad Autónoma Metropolitana le dio el grado de Doctorado Honoris Causa y fue nombrado miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, en donde tomó posesión de la silla XXIX el 14 de mayo de 2009, la cual ocupada anteriormente el historiador Ernesto de la Torre Villar. Su discurso de ingreso a la Academia fue contestado por Margo Glantz.

Entre los libros escritos por el periodista destacan 'Alfonso Cravioto, un liberal hidalguense' (1984), 'Votar, ¿para qué? Manual de elecciones' (1985), 'Comunicación y política' (1986), 'íNava sí, Zapata no!: la hora de San Luis Potosí: crónica de una lucha que triunfó' (1992) y 'Constancia
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