Cultura

Revista expone datos curiosos y mitos de la Independencia

A lo largo de la historia algunos hechos se han desvirtuado o se han difundido de manera imprecisa

CIUDAD DE MÉXICO.- Desde el momento en que el cura Miguel Hidalgo tomó las armas, la madrugada del 16 de septiembre de 1810, la fecha se convirtió en el ícono de la historia mexicana, ya que a partir de ese momento se inició la marcha hacía la Independencia de México.  

Con un futuro incierto y desconocimiento de las consecuencias que traería consigo el movimiento, la fecha ciertamente anunciaba el nacimiento de una nueva patria, donde convergían presente, pasado y futuro.  

Aquel 16 de septiembre, en la madrugada, el cura Hidalgo y Costilla hizo sonar las campanas de su parroquia, en Dolores (Hidalgo), para convocar a la muchedumbre a tomar las armas y luchar por su independencia.  

De acuerdo con los historiadores Angélica Vázquez del Mercado y Alejandro Rosas, a lo largo de la historia algunos hechos se han desvirtuado o se han difundido de manera imprecisa.  

En el más reciente número de la revista "Quo", los especialistas y divulgadores señalan que el cura Hidalgo no dio el grito de Independencia a las cinco de la mañana sino a las dos del 16 de septiembre de 1810, y no el 15 como en la actualidad se festeja.  

En su artículo "México 100 datos curiosos + 10 mitos que siempre te has tragado", los historiadores señalan que antes de dar el grito, pronunció fuertes "­vivas! a la Vírgen de Guadalupe, a la religión católica y al rey Fernando VII" y, eso sí, algunos "­mueras!" al mal gobierno.  

En aquella lucha, la participación del género femenino, explicaron, fue fundamental, en particular una mujer muy famosa, conocida únicamente como "La costeña", llamada así por los Insurgentes.  

Ella participó en el sitio de Cuautla proveyendo de alimentos a los guerreros, sin medir las consecuencias. También se sabe de otra mujer cuyo nombre se ignora, que destacó por apagar con cántaros de agua las bombas y granadas lanzadas al lugar por los realistas.  

Hay que recordar, advirtieron, que José María Morelos y Pavón, así como su ejército, lucharon por 72 días en aquella región. Al final los insurgentes estaban hambrientos; pero su ánimo no decayó y terminaron por romper el cerco.  

También se dice que durante esta guerra se dio un curioso "enfrentamiento" entre la Virgen de Guadalupe y la de los Remedios. La primera abanderaba a los insurgentes y la segunda a los realistas. Al final ganó la guadalupana.  

Una vez iniciada la lucha por la independencia de México, se dice que Ignacio Allende quiso asesinar a Miguel Hidalgo, producto de fuertes diferencias desde el inicio.  

El capitán le criticaba al cura que permitiera los excesos y el saqueo de su tropa; no procuraba organizar un ejército pequeño pero disciplinado; se retirará de la Ciudad de México cuando pudo tomarla; se hubiera ensoberbecido autodenominándose "Alteza serenísima" y permitiera la matanza de españoles.  

Todas esas razones, indicaron ambos, llevaron a Allende a planear el envenenamiento de Hidalgo, y aunque repartió tres dosis de veneno, nunca pudo llevar a cabo su plan porque el sacerdote estaba bien protegido.  

Otro dato curioso que relatan los historiadores es que desde 1810 Agustín de Iturbide fue un tenaz cazador de insurgentes; después negoció con ellos, lo que derivó en el famoso "Abrazo de Acatempan" con el líder de la resistencia, Vicente Guerrero, para pactar la paz.  

Se puso entonces el sombrero de consumador del movimiento y terminó como emperador de un efímero reino mexicano, tras la firma de los Tratados de Córdoba, el 24 de agosto de 1821 con el entonces virrey español, Juan O'Donojú.  

En aquel entonces, Iturbide proclamó: "Esta América se reconocerá por nación soberana e independiente y se llamará en lo sucesivo Imperio Mexicano".  

Vázquez y Rosas afirman que México es una de las pocas naciones cuyos políticos han terminado asesinando a sus héroes. Los dos consumadores de la Independencia, Iturbide y Guerrero, murieron fusilados.  

Un Congreso de corte liberal le puso precio a la cabeza de Iturbide si regresaba de su exilio. Murió en 1824 fusilado, mientras que otro de corte conservador declaró a Guerrero incapacitado para gobernar y lo persiguió hasta matarlo, en 1831.  

En 1829 los españoles intentaron reconquistar México, con una fallida expedición de cuatro mil hombre al mando de Isidro Barradas. El gobierno mexicano encomendó a Antonio López de Santa Anna vencerlo y al lograrlo se convirtió en héroe.  

En 1886 por primera vez se celebró de manera oficial el aniversario del grito. el regidor de las festividades, Guillermo Valleto, propuso celebrarlo desde el balcón del Palacio Nacional en 1887; para ello se solicitó al pueblo de Dolores Hidalgo les prestara la campana, hecho a que se negaron los pobladores.  

Pese a que los habitantes de la "Cuna de la Independencia" durante 10 años se valieron de diversos argumentos para que el objeto histórico no fuera llevado a la Ciudad de México, finalmente no lo lograron.  

Sin embargo, el tiempo les hizo justicia y el 15 de septiembre de 1910 la celebración fue boicoteada por los maderistas, que todavía protestaban por la aprehensión de su líder, Francisco I. Madero.  

Aquella noche, cuando el entonces presidente Porfirio Díaz quiso tocar la campana, sucedió lo inesperado, alguien amarró el bandajo y el instrumento musical no emitió ningún sonido. Fue necesario que algún ayudante del presidente la desamarrara para continuar la ceremonia.  

A propósito de la celebración del grito de Independencia el 16 de septiembre de 1810, el presidente Díaz hizo cambiar la fecha de conmemoración para que coincidiera con el día de su cumpleaños.  

Desde entonces, todos los 15 de septiembre, a las 11:00 horas, el presidente en turno sale al balcón del Palacio Nacional a tocar la campana y ofrecer una arenga conmemorativa a la efeméride en la que se recuerda a los héroes de la Independencia. 
Síguenos en

Temas

Sigue navegando