Cultura
Revelan por qué Tepito es un barrio emblemático
Tepito, es padre de muchas actitudes y madre de muchas expresiones culturales
MÉXICO,DF.-La Galería José María Velasco ofrece un ciclo de charlas en las que el público conoce anécdotas, datos y curiosidades que ayudan a entender la importancia histórica del legendario barrio de Tepito.
Las pláticas se llevan a cabo el primero y tercer martes de cada mes y están a cargo del cronista y hojalatero social Alfonso Hernández.
La razón por la que académicos, sociólogos, escritores, cantantes, cineastas, periodistas y antropólogos se han acercado a tratar de descifrar qué hace tan peculiar a Tepito, es porque este barrio es padre de muchas actitudes y madre de muchas expresiones culturales que circulan por la capital, eso lo convierte en emblemático.
Así lo revela el cronista y hojalatero social Alfonso Hernández, quien desde hace casi dos años coordina el ciclo de charlas "Tepito en la historia", que se lleva a cabo dos veces al mes en la Galería José María Velasco, del Instituto Nacional de Bellas Artes.
En estas charlas, dirigidas a estudiantes tepiteños y al público en general, se ofrecen anécdotas, datos y curiosidades que ayudarán a los interesados a entender la importancia histórica de este barrio tan peculiar con respecto a diversos momentos históricos de la vida nacional y de la ciudad.
El origen de este ciclo, cuenta Alfonso Hernández, surgió a partir de la expropiación de la vecindad ubicada en Tenochtitlan 40, por parte del gobierno del Distrito Federal.
"A partir de ese hecho alumnos y padres de familia de una escuela primaria que está cerca de ese predio se acercaron a la Galería José María Velasco, para saber quién les podía decir qué estaba pasando con Tepito, qué quieren hacer del barrio.
"Entonces el director de la Galería me contactó y empezamos a ofrecer este ciclo dirigido a todo el público, desde niños de primaria hasta pensionados interesados en saber más de la historia, la toponimia de Tepito, qué quiere decir su nombre, cuál es el proceso histórico de este barrio y la historia de sus calles, principalmente".
Así, el cronista se apoya en material gráfico diverso, como trípticos, fotografías de planos de Tepito en la época prehispánica y en la actualidad, fotos aéreas y de los años 20 para marcar la pauta del punto de interés de cada grupo que llega.
El propósito, indicó Alfonso Hernández, es que conozcan la historia de este barrio emblemático que está situado a ocho calles del Zócalo de la Ciudad de México.
Fue un modesto barrio indígena, un miserable enclave colonial, el primer arrabal de la llamada Ciudad de los Palacios, y actualmente --a pesar del estigma delincuencial con el que algunos medios lo señalan--, un vecindario carismático que se sobrepone a todo.
"Por todo esto, los tepiteños comprendemos la pobreza, no nos avergonzamos de ella, ni nos hemos abandonado a ella. Hemos aprendido a darle una nueva forma a cuanta chatarra industrial y tecnológica cae en nuestras manos. Mucho más allá de sus límites geográficos, los tepiteños ya aprendimos a construir el adentro y el afuera de Tepito", dijo.
"Y quizá por ello no cabemos en el alfabeto, ni en los textos académicos. Ya que sabemos usar las letras y hasta podemos disimularnos en ellas cuando lo exige algún burócrata o político", explicó.
"Los tepiteños nos distinguimos por nuestra propia forma de hablar y por el lenguaje con el que nos expresamos para reconocernos entre nosotros, pero, sin dejarnos seducir por los intríngulis de la fayuca cultural que consumen las clase media y alta", precisó.
En ocasiones, precisó Hernández, las pláticas se complementan con un "Safari en Tepito", el cual no es propiamente un paseo cultural, pero sí se muestran las partes más importantes del tianguis comercial, las vecindades más emblemáticas y se conoce a ciertos personajes del barrio.
Asimismo se puede hacer una ruta gastronómica que lleve por los tacos y las migas, uno de los platos más característicos del barrio.
"De esta manera, la gente se lleva otra imagen del barrio, porque independientemente de que la intención es generar un proceso de estigmatización criminal del barrio para especular inmobiliariamente con él, nosotros decimos que el ser tepiteño se define como un modo de vida, como una forma de ser, como un estado de ánimo y algo que nunca nos van a poder expropiar: es un estado mental", subrayó.
"Mientras que la ciudad crea un sistema que exalta el individualismo, el barrio forja un proceso comunitario germinal tipo nopalera, con tantas espinas como defensas necesita. Y si ahora el Angel de la Independencia es utilizado como el emblema de la ciudad, el obstinado Barrio de Tepito continúa siendo el símbolo de la raza" concluyó Alfonso.
Las pláticas se llevan a cabo el primero y tercer martes de cada mes y están a cargo del cronista y hojalatero social Alfonso Hernández.
La razón por la que académicos, sociólogos, escritores, cantantes, cineastas, periodistas y antropólogos se han acercado a tratar de descifrar qué hace tan peculiar a Tepito, es porque este barrio es padre de muchas actitudes y madre de muchas expresiones culturales que circulan por la capital, eso lo convierte en emblemático.
Así lo revela el cronista y hojalatero social Alfonso Hernández, quien desde hace casi dos años coordina el ciclo de charlas "Tepito en la historia", que se lleva a cabo dos veces al mes en la Galería José María Velasco, del Instituto Nacional de Bellas Artes.
En estas charlas, dirigidas a estudiantes tepiteños y al público en general, se ofrecen anécdotas, datos y curiosidades que ayudarán a los interesados a entender la importancia histórica de este barrio tan peculiar con respecto a diversos momentos históricos de la vida nacional y de la ciudad.
El origen de este ciclo, cuenta Alfonso Hernández, surgió a partir de la expropiación de la vecindad ubicada en Tenochtitlan 40, por parte del gobierno del Distrito Federal.
"A partir de ese hecho alumnos y padres de familia de una escuela primaria que está cerca de ese predio se acercaron a la Galería José María Velasco, para saber quién les podía decir qué estaba pasando con Tepito, qué quieren hacer del barrio.
"Entonces el director de la Galería me contactó y empezamos a ofrecer este ciclo dirigido a todo el público, desde niños de primaria hasta pensionados interesados en saber más de la historia, la toponimia de Tepito, qué quiere decir su nombre, cuál es el proceso histórico de este barrio y la historia de sus calles, principalmente".
Así, el cronista se apoya en material gráfico diverso, como trípticos, fotografías de planos de Tepito en la época prehispánica y en la actualidad, fotos aéreas y de los años 20 para marcar la pauta del punto de interés de cada grupo que llega.
El propósito, indicó Alfonso Hernández, es que conozcan la historia de este barrio emblemático que está situado a ocho calles del Zócalo de la Ciudad de México.
Fue un modesto barrio indígena, un miserable enclave colonial, el primer arrabal de la llamada Ciudad de los Palacios, y actualmente --a pesar del estigma delincuencial con el que algunos medios lo señalan--, un vecindario carismático que se sobrepone a todo.
"Por todo esto, los tepiteños comprendemos la pobreza, no nos avergonzamos de ella, ni nos hemos abandonado a ella. Hemos aprendido a darle una nueva forma a cuanta chatarra industrial y tecnológica cae en nuestras manos. Mucho más allá de sus límites geográficos, los tepiteños ya aprendimos a construir el adentro y el afuera de Tepito", dijo.
"Y quizá por ello no cabemos en el alfabeto, ni en los textos académicos. Ya que sabemos usar las letras y hasta podemos disimularnos en ellas cuando lo exige algún burócrata o político", explicó.
"Los tepiteños nos distinguimos por nuestra propia forma de hablar y por el lenguaje con el que nos expresamos para reconocernos entre nosotros, pero, sin dejarnos seducir por los intríngulis de la fayuca cultural que consumen las clase media y alta", precisó.
En ocasiones, precisó Hernández, las pláticas se complementan con un "Safari en Tepito", el cual no es propiamente un paseo cultural, pero sí se muestran las partes más importantes del tianguis comercial, las vecindades más emblemáticas y se conoce a ciertos personajes del barrio.
Asimismo se puede hacer una ruta gastronómica que lleve por los tacos y las migas, uno de los platos más característicos del barrio.
"De esta manera, la gente se lleva otra imagen del barrio, porque independientemente de que la intención es generar un proceso de estigmatización criminal del barrio para especular inmobiliariamente con él, nosotros decimos que el ser tepiteño se define como un modo de vida, como una forma de ser, como un estado de ánimo y algo que nunca nos van a poder expropiar: es un estado mental", subrayó.
"Mientras que la ciudad crea un sistema que exalta el individualismo, el barrio forja un proceso comunitario germinal tipo nopalera, con tantas espinas como defensas necesita. Y si ahora el Angel de la Independencia es utilizado como el emblema de la ciudad, el obstinado Barrio de Tepito continúa siendo el símbolo de la raza" concluyó Alfonso.
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