Cultura
Revela muestra transformaciones iconográficas de la Virgen de la Luz
El cuadro original retrata a la Virgen de cuerpo completo, coronada por ángeles -vestida con una túnica y un manto-, cargando al Niño Jesús en su brazo izquierdo
La muestra, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y que permanecerá hasta el 5 de mayo, incluye la exhibición del libro "La devoción de la Madre Santísima de la Luz", impreso en 1737, cuyo grabado en su interior contiene la iconografía original.
De acuerdo con el INAH, la imagen de esta virgen fue creada entre 1717 y 1722 en Sicilia, Italia, por encargo del jesuita Antonio Genovesi, pero fue hasta 1732 cuando el lienzo fue traído a la Nueva España, donde llegó primero a Puebla y después fue depositada en la actual Catedral de León, Guanajuato.
El cuadro original retrata a la Virgen de cuerpo completo, coronada por ángeles -vestida con una túnica y un manto-, cargando al Niño Jesús en su brazo izquierdo, mientras que con su brazo derecho sostiene la mano de un alma en pena entre las fauces del "Leviatán" (bestia marina).
A decir de Juan Manuel Blanco Sosa, historiador del INAH, "cuando los jesuitas fueron expulsados de la Nueva España en 1767, por orden del rey Carlos III, se ordenó también retirar todas aquellas doctrinas impartidas por la Compañía de Jesús", lo que trajo consigo varios cambios en el lienzo original.
De ahí que en 1771, durante el IV Concilio Provincial Mexicano, se debatió sobre los elementos de la Virgen de la Luz y se estableció que la acción de sacar a un alma de las fauces de un monstruo, no era propia de la virgen, por lo que se determinó modificarla.
"Si bien, el concilio y las reformas emanadas de él no fueron autorizados por el Papa, sino por Carlos III, en lo referente a la Virgen de la Luz algunos obispos impusieron alteraciones, como Francisco Fabián y Fuero, quien dictó la disposición de suprimir las fauces del demonio sobre cualquier lienzo o estampa", compartió Blanco Sosa.
Al lienzo también le fueron añadidos elementos inmaculistas (de la Inmaculada Concepción, devoción aprobada y defendida por la Contrarreforma), como una media luna a sus pies, el sol asomándose detrás de su manto, una corona con 12 estrellas, un corazón en la mano y/o un ángel arrodillado ante ella.
Por su parte, la restauradora del recinto, Bárbara Lara de Hoyos, señaló que para esta muestra, a excepción de dos pinturas de caballete que ya se exhibían de forma permanente, todos los demás objetos fueron sometidos a diferentes procesos de conservación.
"En las dos pinturas restantes hubo necesidad de fumigar los bastidores, dar limpieza general, retensar el lienzo, resanar en algunos faltantes y, en menor medida, reintegrar color. En el caso de los grabados hubo necesidad de limpiarlos detalladamente; y los escapularios, por lo que recibieron atención en algunas arrugas o dobleces en la tela", aseguró.
Es de mencionar que la exposición forma parte del programa "Piezas en diálogo" del Museo de Arte, cuya finalidad es investigar, restaurar y exhibir de manera temporal objetos del acervo (que se estima en poco más de tres mil piezas), que por falta de espacio, no se muestran permanentemente.
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