Cultura

Retrata Nos veremos en el infierno... a una generación desencantada

Escrito por Rubén Don, el libro es una especie de homenaje a uno de los íconos musicales de los adolescentes de los años 90

CIUDAD DE MÉXICO (10/OCT/2011).- Rubén Don, autor de "Nos veremos en el infierno, Kurt Cobain", describe a su novela como una especie de retrato de "una de las generaciones más desencantadas", la que vivió su adolescencia en la década de los 90 y encontró refugio en la música y los excesos.  

"Es verdad que la adolescencia es una etapa de rebeldía, sea cual sea la época, por eso tenía ganas de retratar la época de los 90, en la que muchos de nosotros fuimos adolescentes. Me parece que fue muy particular, ya que por un lado vivíamos el desencanto de fin de siglo, de un sistema colmado de vacío y, por otro, se avecinaba el supuesto fin de milenio que no auguraba nada esperanzador", dijo.  

Editada por la Dirección General de Publicaciones (DGP) de Conaculta, "Nos veremos en el infierno, Kurt Cobain" es la historia de "Julián Santander", un adolescente que al final de los 90 vive un desencanto generalizado que comparte con varios de sus compañeros de preparatoria.  

Ante los excesos que vive día a día, el personaje encuentra consuelo entre la música de la época, el recuerdo de su ex novia y la terapeuta del colegio al que asiste, con quien termina entablando algo más que una amistad.  

La novela está contada en tiempo presente y primera persona por "Santander", quien se vale del "flashback" para narrar todo lo que les ha ocurrido a él y a sus amigos en el pasado.  

"Hay en la forma de narrar mucho de lenguaje cinematográfico. Esa interposición entre lo que el personaje va viviendo y lo que va recordando. Hay un hilo de tensión a lo largo de la historia sobre algo que él vio, cuyo contexto se da en el primer capítulo, y que se va revelando a medida que avanza la narración.  

Está escrita a un ritmo vertiginoso como sólo las drogas, el sexo y la música podían imprimirle a la alocada adolescencia de 'Santander' y su grupo de amigos", explicó Rubén Don.  

Sobre cómo vincula a Nirvana en su novela, el escritor refiere que fue el protagonista quien poco a poco lo orilló hacia el grupo. "El desencanto ahí estaba, la necesidad de huir ahí estaba, y entonces surge este personaje que es su mejor amigo, Kurt, quien es un fan tremendo de Cobain y que va arrastrando la historia hacia el grunge".  

Las constantes referencias del autor a la vida y obra de Cobain, uno de los máximos íconos de esta "generación perdida", hacen de esta novela una suerte de narración emblemática y un homenaje al compositor vocalista y guitarrista de Nirvana.  

Justo 20 años después de la aparición de "Nevermind", disco cumbre de la agrupación que para muchos significó un giro definitivo en el rumbo de la música.  

La llegada de "Nevermind", en 1991, marcó el comienzo de un cambio dramático en la escena musical de su época, alejándola de los géneros dominantes de los años 80, el glam metal y el pop del tipo radio "friendly".  

Llevando así al ascenso al rock alternativo y su subgénero: el grunge, convirtiendo a este último en el género dominante de la primera mitad de la década, y preparando el camino para que el rock alternativo siguiera como dominante el resto de la década.  
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