Cultura

Rescata Reina Roffé los días de García Lorca en Buenos Aires

Federico García Lorca fue asesinado en el barranco de Viznar en 1936

BUENOS AIRES, ARGENTINA.- Federico García Lorca llegó en 1933 a Buenos Aires para una visita de un mes que se prolongó a seis y le permitió conocer a Gardel, a Neruda y enamorarse del tango, como explica en una entrevista la escritora argentina Reina Roffé, que presentará hoy su novela ''El otro amor de Lorca''.

Roffé (Buenos Aires 1951) ha tardado casi cinco años en concluir este proyecto, que rescata los días de García Lorca en Argentina a través de una mezcla de ficción y realidad.

La novela, que se presentará hoy en el Centro Cultural de España en Buenos Aires, muestra ''un Lorca real y sobre todo soñado, inventado con distintas voces del relato, reelaborado desde mi óptica y con una mirada actual, también con lo que se había silenciado y no se quiso ver por prejuicios, como su homosexualidad'', explica la autora.

García Lorca (1898-1936), que llegó a Buenos Aires en marzo de 1933 invitado por la actriz Lola Membrives, fue acogido con un inmenso reconocimiento y un éxito sin precedentes, hasta el punto de que la gente le pedía autógrafos en la calle.

El escritor arriba a la capital argentina ''con una enorme energía, porque era un hombre lleno de ideas, de anécdotas, de versos, un Lorca sumamente seductor'', afirma Roffé, que también refleja el lado más oscuro del poeta, ''sus miedos, su inseguridad, sus dudas sobre el valor de su obra''.

Para acercarse a la figura de García Lorca, Roffé tuvo que ''elaborar el tránsito, siempre delicado, de persona a personaje'', mediante documentación, cartas del poeta y la revisión de su obra completa.

Durante su estancia en Buenos Aires, el autor de ''Cancionero gitano'' entabló relación con una gran cantidad de intelectuales y poetas y ''se entusiasmó mucho con el tango''.

La novela recrea el encuentro fortuito que mantuvo con el cantante de tangos Carlos Gardel una noche de noviembre de 1933, a la salida de un teatro.

''Se conocieron, se fueron a tomar algo y tuvieron una charla entrañable. Fue un encuentro muy grato, prometieron encontrarse en Nueva York, pero no pudo ser porque Gardel falleció (1935) al poco tiempo''.

También en Buenos Aires conoció a Pablo Neruda, por entonces cónsul chileno en Argentina, con quien entabló una estrecha amistad y recorrió la ciudad, desde los barrios residenciales a los zonas marginales y prostibularias.

Roffé ha jugado con el doble sentido en el título de la novela, ''El otro amor de Federico'', que, según la autora, por un lado refleja lo que Buenos Aires significó para él y por otro justifica la aparición en el libro de un personaje femenino que marcará al escritor.

''Es una mujer, de origen catalán, que establece una relación con Lorca que roza casi lo pasional y en la que el poeta se apoya para buscar cierto grado de normalidad'', apunta Roffé, que se resiste a desvelar si este personaje, Francisca Valmayor ''Cesca'', es producto de su imaginación o existió en la realidad.

De la mano de ''Cesca'', la autora muestra a un García Lorca ''que se debate entre el cuestionamiento de su masculinidad y el deseo de tener familia propia e hijos, por un lado, y la lucha por despojarse de sus máscaras y vivir su sexualidad libremente, por otro''.

Hay otros encuentros ficticios en la novela que, asegura la escritora, bien habrían podido darse en la realidad, como una supuesta reunión de García Lorca con una jovencísima Eva Perón ilusionada con convertirse en actriz.

La novela refleja también el momento histórico en el que se produce el viaje de Lorca a Buenos Aires, con el avance del nazismo en Alemania, el fascismo en Italia y las turbulencias políticas de España que terminaron con la guerra civil y la dictadura franquista.

Un panorama que siembra incertidumbre en el escritor y que sirve a Roffé para profundizar en el García Lorca de los miedos y la pena ''con sus fantasmas, con esa íntima filiación con la muerte que aparece constantemente en su obra''.

Federico García Lorca abandonó Buenos Aires en marzo de 1934 con la intención de volver, pero no pudo. Fue asesinado en el barranco de Viznar (Granada) en agosto de 1936.
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