Cultura

Recibirá Adolfo Castañón homenaje al bibliófilo en FIL Guadalajara

La Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara rendirá un homenaje por una vida dedicada a los libros a Adolfo Castañón

GUADALAJARA,JALISCO.- Sobre el homenaje que recibirá en la próxima FIL de Guadalajara, Adolfo Castañón comentó que cuando todavía no sabía leer tenía dos juegos, uno era ver pasar la ciudad por la ventana de su casa del centro de esta capital.  

El otro era hurgar entre los miles de volúmenes que formaban la biblioteca de su padre, Jesús Castañón Rodríguez, y ver, literalmente, qué había detrás de ellos.  

"Atrás de los libros podía haber un peine que se cayó, una moneda olvidada, sorpresas. Esa pregunta de qué hay detrás de un libro siempre me ha dado la vuelta", afirmó Castañón, quien aseguró haber perdido la cuenta de los libros que ha leído.  

"Podría decir que mi relación con los libros se remonta a la relación de mi padre con los libros. Mi padre, que era un historiador, bibliófilo, maestro del estado, universitario. Y en cierto modo siento que este homenaje es un homenaje a él", subrayó.  

Entre los recuerdos de su infancia más ligados al libro, está la vez que él y su hermana se quedaron perdidos en la biblioteca de Hacienda, cuando estaba en la capilla de los patios interiores de Palacio Nacional y su padre era responsable del Boletín Bibliográfico, a principios de los 50.   

"Mis padres eran de clase media modesta y no tenían un instructor para dejarnos, ni dinero para llevarnos a veranear. Se alternaban llevándonos a sus trabajos. Cuando mi padre nos llevaba, nos metíamos al depósito de los libros de la biblioteca", recordó.   

Añadió que "una vez que vino de visita el presidente Tito, acarrearon a todos los burócratas y dejaron a los niños olvidados. Ahí estábamos aterrados mi hermana y yo, y para no hacer el cuento largo, supe salir del fondo oscuro de esta biblioteca, desde pequeño supe que no me iba yo a perder nunca en ninguna biblioteca".   

El libro ha sido, a lo largo de la vida de Castañón, un vehículo y una brújula. Con las regalías de un libro que firmó con seudónimo, "una biografía de Al Capone, para la colección Duda", se fue a su primer viaje en Europa.  

Refirió que los 500 dólares que le dieron sus padres "pensando que me los iba a gastar en un mes", rindieron para un año, en el que pasó por Israel, Grecia, Turquía, Francia e Italia.  Sigue...  Recibirá/dos/Italia.  

En su mochila de viaje llevaba varios libros y éstos fueron, "de alguna manera, una brújula, pues gracias al interés de los libros me metía a lugares, compraba libros accesibles para mi escasísimo presupuesto, me hacía amigos que me regalaban libros, en ese viaje aprendí que el libro es brújula y es laberinto".   

A su regreso a México, comenzó a colaborar en el suplemento "La Cultura en México", que dirigía Carlos Monsiváis, y como corrector en la revista Plural, que dirigía Octavio Paz.   

Luego llegó al Fondo de Cultura Económica, "como lector emergente para un concurso", para después tomar el cargo de secretario de La Gaceta.  

Autor de casi 60 libros, Castañón se precia de nunca haber recibido becas ni pertenecer a ningún sistema de creadores o investigadores.  

"Todos los libros que he escrito los he hecho porque me ha dado la gana, fuera siempre de una partitura institucional, siempre por una voluntad personal".  

Se enorgullece también de publicar en editoriales latinoamericanas, regionales, que abonan a la diversidad de las letras. "Nunca me he ganado la vida escribiendo libros, lo cual me ha permitido una cierta libertad", agregó,  

"Tengo 57 años y creo tener más libros que años", dice este hombre que ha sido reconocido por su labor al ser invitado a formar parte de la Academia Mexicana de la Lengua, y recibir la Orden de las Artes y las Letras del Gobierno Francés, entre otros reconocimientos.  

Sobre el futuro del libro, Castañón no tiene dudas: "Hay una frase que no por ser evangélica deja de ser cierta: donde quiera que estén dos de vosotros, ahí estaré yo. Creo, como dicen Paz y Reyes, que hubo poesía antes de que hubiese cultura escrita y habrá poesía después de que no haya libro".  

Para este editor y bibliófilo, que ha formado parte de los consejos editoriales de las revistas más influyentes de la historia reciente de México, la edición, tanto de libros como de diarios o revistas, es un proceso ritual.  

"No es lo mismo, hablando de periódicos, que tú leas en un 'blog' que alguien dice que el presidente Obama es un clon, a que lo leas en una noticia que viene arropada, organizada, sancionada, bendecida, consagrada, sacralizada, por el New York Times o El Universal".  

Resaltó que los libros tienen un pasado, se producen según un orden y un espacio rituales. "Si ese soporte es impreso o una pantalla no importa. Lo importante es el ritual, y la memoria", concluyó. 
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