Cultura

Quinteto de escritores comparten vivencias con los libros

Lectores acuden a la FIL para escuchar de viva voz de los escritores sus experiencias con la lectura

GUADALAJARA, JALISCO (02/DIC/2013).- Si solo pudieran memorizar un libro que los acompañara, bajo el supuesto de que las obras literarias desaparecieran, la escritora Rosa Montero rescataría Vidas paralelas de Plutarco, su colega Claudia Piñeiro elegiría En busca del tiempo perdido de Marcel Proust, José Ovejero se grabaría El astillero de Juan Carlos Onetti y Marina Colasanti haría un catálogo -- fue incapaz de decidirse por uno--.

¿Y qué libro les hubiera gustado escribir? Montero y Ovejero coinciden: Lolita. Marina opta por Los mitos griegos y Claudia Ensayo sobre la ceguera de José Saramago.

En una noche disfrutable para los lectores que abarrotaron el salón 4 de Expo Guadalajara en el marco de la Feria Internacional del Libro ( FIL), según lo confesaron abiertamente algunos, los autores mencionados y el periodista mexicano Juan Villoro -que marchó antes de terminar el encuentro--revelaron las lecturas que de niños y jóvenes hicieron, si se releen o no, etcétera, moderados por el periodista español Juan Cruz.

La pregunta que abrió la intervención de los escritores fue cómo empezaron a leer, su acercamiento a la literatura. La brasileña Marina desveló que empezó a leer de dos maneras: cuando todavía no sabía leer y que le leían cuentos de hadas, sin llegar a tener una experiencia de oralidad y la segunda vivencia fue con Homero, en una adaptación para menores.

En cambio, Villoro dijo que envidia a Marina al haber tenido acceso a obras adaptadas para menores como Homero. Confesó que al principio tuvo una enorme dificultad para que le interesara la lectura. El libro Cuore, le hizo pensar que la literatura era para torturar. "Sufrí muchísimo". Luego vinieron lecturas como El cantar del Mio Cid a los 12 años.

Mientras que el Premio Alfaguara de Novela, Ovejero, contó que desde niño ya era lector y escritor. Siempre se supo un escribidor, pero hasta los 35 años logró publicar.

Leía lo que había en casa, por venir de una familia obrera. A los 17 años encontró Historia de cronopios y de famas, de Julio Cortázar, y le maravilló. Y el que lo cautivó totalmente fue La carretera de Jack Kerouac.

Otra que escribió desde pequeña fue Rosa Montero. Con cinco años ya escribía cuentos de ratitas y leía "20 centímetros" de libros que le traían de cerca de casa de su tío, pues creció en un hogar modesto. A esa edad enfermó de tuberculosis y hasta pasados los nueve se recuperó, por lo que devoraba ejemplares. "El mundo lo aprendí de los libros".

Charles Dickens le cambió visión del mundo y Franz Kafka la hizo ver que había otras maneras de mirar el mundo. También, a los 18 años el boom latinoamericano la marcó.

En cambio, Piñeiro empezó a leer y escribir cuando fue al colegio. "Necesitaba expresarme con la palabra escrita". A los seis años reprochaba que su madre no la enseñara a leer antes, como un chico de tres años.

Ovejero, Montero y Piñeiro dijeron que releen las obras que han publicado si acaso para las reediciones, pero prefieren evitarlo. Y Marina confesó que sí le agrada.

EL INFORMADOR / MIRIAM PADILLA
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