Cultura

Que el espectador se pregunte: Manuel Parra

El director, miembro de Inverso Teatro, señala que en este arte se tienen que replantear cosas en la ciudad; por lo pronto, presenta Tonic, inspirada en una obra de Chéjov

GUADALAJARA, JALISCO (25/AGO/2012).- Es actor, director y dramaturgo. Nació en Guadalajara hace 30 años pero creció en Nayarit, actualmente repone Tonic el 7 de septiembre en Casa Inverso, las funciones serán los viernes y sábados a las 20:30 horas. “Trata de la obra de Chéjov: Las tres hermanas. En paralelo con mis tres hermanas”. En este trabajo actúan Sofía Olmos y Mónica Camacho.

Parra formó parte del elenco de Timbuctú  presentado recientemente en el Teatro Experimental de Jalisco, la obra fue dirigida por Martín Acosta. El texto es de Ricaño y aborda desde alguna periferia el tema de la violencia. “Una situación grave que no es cualquier cosa y entonces me hago preguntas” señala en entrevista. “El teatro no es la realidad, es la posibilidad de crear mundos, es un legajo de posibilidades para que el ciudadano se haga preguntas, desde por qué estoy aquí viendo esto. El teatro tiene el poder de crear esos mundos”.

—¿Pero para qué nos serviría crear esos mundos?

—Para que cada quien se lleve su propio mundo y su propia realidad. Hay diferentes realidades, incentivar a la gente para que cree su propia realidad... De entrada si sabemos que el tiempo no es lineal, que el tiempo está ahí, en espiral... quién te dice que ahora mismo no estamos viviendo la época de los romanos, es un círculo. Eso lo saben los científicos. Qué es la realidad a partir de eso. Estoy convencido de que no es algo que comience aquí... El teatro juega con eso... me motiva...

—¿Dónde sitúas el poder de los jóvenes en el mundo?

—Hay mucha fuerza por parte de los jóvenes pero también se dispersa, nos dispersamos. El 132 me parece un movimiento muy bueno, pero en el momento en que se declaran antipeñanietistas, ahí pierden fuerza. Percibo que la gente dejó de creer...

—¿Y tú?

—Un poco me distancié...  Ahora la UNAM ya no está en el 132, se retiró por algo y ahí me hago preguntas...

—¿Dónde está el poder de los jóvenes entonces?

—En el trayecto. Cuando uno llega, se estaciona.

—Hemos pasado la era de la información, el mundo virtual ¿para qué vamos al teatro?


—Creo que la gente ya no cree en lo mismo. Creo que eso para tí como creador es un reto, porque uno piensa en el cómo estructurar los espectáculos para que la señora de allá se interese.

—¿Hay una personalidad del teatro jalisciense en territorio nacional?


—Creo que no. Las etiquetas las dan las muestras. No creo en un teatro así. ¿Personalidad? Bueno, está Fausto (Ramírez), Victor Castillo... Victor tiene que hacer algo ahí... yo lo respeto... Hay un chico que se llama Miguel Vázquez, ellos para mí son... Miguel Lugo, Sara Isabel, pero no me gustan estas etiquetas, no creo en eso. Perdón pero es tan importante el teatro que se hace en DF, como en Tampico y en la medida en que no veamos eso y dialoguemos, nada va a cambiar.

—Dice Peter Brook que la catarsis es un concepto que hemos comenzado a olvidar. ¿Crees que la gente hoy está dispuesta a la catarsis?

—No. Ve las elecciones, ahí hay más catarsis que en una sala de teatro. Para mí ese tipo de teatralidad me dice muchas cosas, entonces en el teatro  creo que tenemos que replantearnos cosas, eso de la catarsis... a partir de lo que vivimos, el espectador de Guadalajara no es el mismo que hace cinco años... Estos términos como  catarsis, ficción, no los entiendo en los libros... es diferente a lo que se está viviendo....

—¿Crees que el teatro y el cine se han acercado?

—Son diferentes. Sobre todo por el sistema de producción que los sostiene, el cine está muy bien estructurado y el teatro tiene que replantearse el proceso de producción... No podemos producir como el cine... A mí me gusta trabajar desde otro punto de vista, desde un laboratorio...  Son áreas diferentes, en el sistema de producción estuvieron algún tiempo de la mano. Pero en poéticas son totalmente diferentes... Me alimento del cine, su sentido del humor  me encanta.

—De  Sabina  Berman a Legom ¿qué hay en medio?

—Luis Mario Moncada y Edgar Chías.

—¿Crees en la división de las artes?

—No.

—La danza dice cosas que las palabras no pueden... hay emociones que no podrás nombrar...

—Sí, eso...  por qué en el teatro hay que nombrar las emociones... por qué creemos que son emociones todo el tiempo... hay emociones que no se pueden nombrar y en el teatro pueden estar, De repente me parece que en el teatro hay muchas certezas...

—Como decía Daniele Finzi:  Los teatreros son un pueblo lleno de teorías...


—A mi no me gusta ir a ver una obra y salir con una moraleja... Voy al teatro a tener incertidumbres, a no poder nombrar cosas... Ahí tiene su poder, el poder de sacudir a las personas...

—¿Crees que habrá otros héroes? ¿Brook? ¿Bausch?

—No.  Ya se cayeron, ya no creemos en muchas cosas. La información corre en otro sentido, es difícil mentir.

—¿La crisis nos hará mejores?


—Sí. Claro.

—¿Para qué sirve la libertad?

—Ay... Uf... lo que dijo un capitán del puerto en Tampico... fue “tu nave necesita autonomía para poder navegar, si no la tienes, no puedes navegar”.

Dolores Tapia

PARA SABER
Tonic y Las tres hermanas


Tonic es una “mezcla entre la novela Las tres hermanas, del escritor ruso Antón Chéjov, y nuestras vidas. La anécdota es que Manuel, Sofía y Mónica se reúnen en una casa de provincia para hacer una obra de teatro sobre la memoria. Ahí, ellos se dan cuentan de que comparten las cosas como los sonidos de la infancia. Aunque vivieron en ciudades distintas, parecen que fueran hermanitos como si hubieran crecido en una misma casa. Es una obra que revisa el tiempo. Hablamos sobre el paso del tiempo en una ciudad de provincia”, explica Parra.

FRASE

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Las etiquetas las dan las muestras. No creo en un teatro así. Perdón pero es tan importante el teatro que se hace en DF, como en Tampico y en la medida en que no veamos eso y dialoguemos, nada va a cambiar. "

Manuel Parra,
director escénico y actor.

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