Cultura

Pueblos de América convergen en Museo Indígena de Querétaro

El espacio presenta manifestaciones de vestimenta, lenguaje, música y cerámica

QUERÉTARO, QUERÉTARO (15/FEB/2015).- El Museo Indígena de Querétaro se erige como un espacio donde convergen las diferentes culturas no sólo de México, sino de América, a través manifestaciones como la vestimenta, el lenguaje, la música, la cerámica y hasta los juguetes característicos de los pueblos originarios.
 
Este multicultural espacio consta de seis salas y se ubica en el interior del Centro de Desarrollo Artesanal Indígena (Cedai), en una casona antigua del centro histórico de Querétaro, que recientemente fue inaugurado.
 
El director del Instituto Municipal de Cultura, José Antonio MacGregor Campuzano, dijo en entrevista que el Museo Indígena se convierte en un homenaje a la cosmovisión de las culturas originarias y una muestra de la gran diversidad ética y cultural que tienen la República Mexicana y América.
 
''Se trata de un museo temático que hace justicia a los pueblos indígenas y contribuye a rescatar los valores culturales de las diferentes etnias que hay en Querétaro, México y el resto del Continente Americano'', enfatizó.
 
Hizo hincapié en que los pueblos indígenas son el alma de la riqueza cultural de México, la cual perdura en la actualidad, a través de múltiples manifestaciones como los productos textiles, la música, la gastronomía, los productos de origen natural, la misma lengua y otros aspectos que reflejan la cosmovisión ancestral.
 
Asimismo, invitó a conocer un poco más de los pueblos indígenas y su forma de ver la vida, a través de las seis salas que conforman el Museo Indígena de Querétaro, sitio donde también se ubica un corredor comercial con las artesanías de los propios indígenas queretanos y otras latitudes.
 
En sus diversos espacios, el Museo Indígena muestra la gran diversidad de los pueblos originales, desde Alaska hasta la Patagonia, así como las transformaciones sociales, económicas y culturales que han experimentado al paso del tiempo, que en ocasiones han culminado en su propia desaparición.
 
La primera sala del museo está conformada por múltiples piezas artesanales de los pueblos indígenas de América, desde Canadá hasta Brasil, en su mayoría de confección textil, porque los grupos originales manifestaban su forma de ver la vida a través de las prendas que portaban.
 
En las vitrinas se aprecian fajas con hilados diversos, calzones de manta u otro material, sarapes y demás prendas textiles, que reflejan la cosmovisión de los pueblos indígenas de América.
 
La segunda sala es una fototeca de archivos recopilados por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos indígenas (CDI), donde se aprecia la forma cotidiana de vida de las culturas originales del territorio mexicano como son los rarámuris o tarahumaras, huicholes, pames, otomíes y huastecos, entre otros.
 
En el tercer sector se aprecia el sincretismo a raíz de la Colonia, una representación de la aceptación de la religión católica por parte de los indígenas, pero sin dejar el matiz de lo sublime y espiritual hacia otros mundos, y prueba de ello es la imagen del chimal en la entrada de un templo católico.
 
La cuarta sala es una atractiva colección de muñecas de confección indígena de todo el país, en particular las que han sido elaboradas en las comunidades del municipio queretano de Amealco de Bonfil que, incluso, hoy en día constituyen un referente de la cosmovisión de los pueblos originales.
 
Cada muñeca tiene las características particulares de los pueblos indígenas, pero todas tienen la constante de los adornos y exaltación de la belleza de la mujer, quizás como un homenaje a la máxima creación de la naturaleza.
 
La quinta sala ofrece una muestra de quexquemetl, una prenda muy particular del mundo indígena, en la cual, destaca el trabajo de tejido que reclama mucha labor en telar, y otras prendas utilizadas en las comunidades de los diferentes municipios del estado de Querétaro.
 
La sexta y última sala presenta una colección de dibujos de la autoría de Joel Merino, un pintor triqui que plasma en su obra los rasgos étnicos y antropológicos característicos de su propia familia.
 
Este espacio también muestra dos telares de cintura, aquellos artefactos con los que las mujeres confeccionan prendas de gran valor por su complejidad y riqueza cultural, pero que al paso del tiempo les causan severos dolores en la cadera y quizás por ello, esta tradición se está perdiendo poco a poco.
 
El recinto museístico se encuentra en el Centro de Desarrollo Artesanal Indígena, ubicado en la calle Ignacio Allende número 20, en el centro histórico queretano; alberga a artesanos indígenas oriundos de los pueblos Hñahñú, mazahua, purépecha, nahua y wixarikas, que han emigrado a esta ciudado.
 
Marcelo López Sánchez, secretario de Desarrollo Sustentable, señaló que el objetivo del Cedai es ofrecer esquemas de apoyo y financiamiento a la población indígena, que les permitan mejorar sus procesos productivos, así como desarrollar con éxito las labores de venta de sus productos artesanales.
 
Detalló que los productos que se pueden apreciar y adquirir en ese espacio son textiles, bordados, deshilados, tejidos, muñecas (símbolo de identidad de Amealco), alfarería, vegetales, mármol, maderas, canteras, herbolaria, cerámica, joyería y gastronomía, productos surgidos de la cosmovisión indígena queretana.
 
El inmueble cuenta, además, con talleres de capacitación, elaboración con productos, muestras gastronómicas, presentación de eventos; una tienda a cargo de la Casa Queretana de Artesanía en la que se exhibirán los productos MäKa y Manos Queretanas.
 
El Cedai surgió del convenio firmado entre el gobierno estatal y la CDI por aproximadamente 16 millones de pesos que incluyen 43 proyectos para apoyar a este sector vulnerable de la población.
 
MacGregor Campuzano comentó también que en América Latina existen aproximadamente 642 pueblos originarios, integrados por casi 50 millones de personas, y en el caso de México, más del 11 por ciento de la población nacional son indígenas.
 
''Cada país cuenta con un patrimonio invaluable y es su responsabilidad rescatarlo, preservarlo y difundirlo, ya que a través de éste, los seres humanos se relacionan entre sí, independientemente de que hablen distintas lenguas y tengan diferentes costumbres'', señaló.
 
En ese sentido, manifestó que una nación es mucho más que un territorio o el color de piel de sus habitantes, es la maravillosa costumbre de compartir su cultura y tradiciones a través de la oralidad y la diversidad de su forma cotidiana de ver y vivir la vida.
 
El Museo Indígena de Querétaro comparte información oficial, en el sentido de que en México conviven 68 pueblos originarios que hablan inigualable número de idiomas, los cuales se agrupan en 11 familias lingüísticas.
 
Además, ''las lenguas indígenas poseen tal cantidad de variantes que, junto con el idioma español, alcanzaría para hablar una distinta cada día del año'', abundó.
 
Desde Baja California hasta Quintana Roo, los pueblos indígenas manifiestan su presencia mediante del trabajo cotidiano en el campo o en las ciudades con la elaboración de extraordinarias obras de arte o por medio de la música, la danza y los ritos.

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