Cultura
Presentarán ''Voces de la libertad'' de reconocidos escritores
El libro reúne cerca de 90 fotografías históricas, grabados y una veintena de artículos de reconocidos periodistas y escritores
El volumen reúne cerca de 90 fotografías históricas, grabados y una veintena de artículos y ensayos de la autoría de reconocidos periodistas y escritores, como Elena Poniatowska, Cristina Pacheco, Jacobo Zabludovsky, Carlos Monsiváis, Humberto Musacchio y Rafael Cardona.
A la gran mayoría de los voceadores, el transeúnte sólo los identifica por el tono pausado, extendido, chillón, picante y alarmista con que anuncian los hechos de ayer, de hace unas cuantas horas, unos minutos.
A los voceadores se les ha calificado como 'los humildes pregoneros de la historia.
Lo que ellos informan está recogido en 'Voces de la libertad', que sirve para homenajear su labor del vender el día a día; la Unión de Expendedores y Voceadores de los Periódicos de México, A.C., reconoce a sus agremiados con esa publicación.
El INAH y la UNAM han apoyado la edición de 'Voces de la libertad', que se presentará en el Alcázar del Castillo de Chapultepec.
La publicación se enmarca dentro del 87 aniversario de la fundación de La Unión, así como del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución.
Las fotografías, que van de la década de los 20 a la de los 60 del siglo pasado, proceden de los fondos Casasola y Nacho López de la Fototeca Nacional del INAH, y son un atisbo a la vida madrugadora y citadina de los 'papeleros', entre los que sobresalen pandillas de niños amotinados a las afueras de los diarios ubicados en la 'Esquina de la Información', Reforma y Bucareli; o en contraesquina, en la fachada del periódico La Prensa.
Asimismo, los testimonios históricos, recogidos en documentos resguardados en la Hemeroteca Nacional de la UNAM, no dejan de ser esclarecedores en cuanto a la represión y censura de la que fueron víctimas los 'papeleros' durante la Colonia.
Así como en el México del siglo XIX —pasando por imperios, repúblicas, intervenciones y dictaduras—, hasta llegar a los feroces tiempos de la Revolución y la 'pujante' modernidad de los años 40 y 50 del XX.
Tras siglos de sortear adversidades, manteniendo el compañerismo, llegó el mediodía del 15 de enero de 1923, cuando en la sede del Sindicato de Redactores y Empleados de la Prensa se constituyó formalmente la Unión de Expendedores, Voceadores y Repartidores de la Prensa del Distrito Federal.
Dicho de otra manera —como lo expresa Humberto Musacchio—, con ese acto, 'el gremio de vendedores de periódicos tomaba en sus manos su destino y se organizaba para su defensa y ayuda mutua. Nacía la Unión de Voceadores'.
Aunque furtiva, la presencia callejera del voceador no ha escapado al interés de quienes, de una u otra forma, estuvieron o están inmersos en el oficio periodístico; ya en un diario decimonónico: 'El Siglo Veinte', con fecha del 27 de julio 1893, aparecía un artículo en que se definía a este personaje de la creciente Ciudad de México como 'alegre, peleonero, decidor y más vivo que una ardilla'.
De manera metafórica, Elena Poniatowska expresa que 'el papelero tiene un carácter muy abierto y, como las hojas impresas que vende, vive hacia afuera'. Así lo exige una jornada que inicia antes de la aurora, los voceadores siempre le ganan al Sol y como los gallos, su 'contar-cantar' de las noticias despierta en los otros la conciencia del comienzo de un nuevo día.
En su testimonio 'El voceador, mi cuate', Jacobo Zabludovsky recuerda la época en que como director de 'Ovaciones' aprendió a verlos como compañeros de labor, eslabones de una cadena llamada periodismo.
'En que unos iniciábamos el ciclo al redactar una noticia y otros lo cerraban al entregarla impresa a sus lectores', sabedores de la nota que sí vende: 'Ponga sexo, ponga sangre, póngase abusado, director', le conminó alguna vez el 'Toto'.
Cristina Pacheco, por su parte, destaca la trascendente labor de este ejército cuyos ‘soldados’ son comúnmente identificados por sus apodos, ellos 'siguen la huella marcada por los abuelos y los padres que fueron también portadores de un día que al cabo de las horas se transformó en ayer y después en historia'.
Con elocuencia, Rafael Cardona describe cómo, si se quieren resolver las grandes incógnitas de los periódicos, entre ellos su tiraje y venta bruta, hay que ir con 'los de abajo', los voceadores, quienes miden y pesan el sobrante de los diarios.
'Saben quién infla el tiraje, quién lo vende completo; saben cuáles diarios son nomás un pretexto para facturar, cuáles se dedican al chantaje vil; saben de periodistas, de revisteros balines y de ‘acridios’ infames'.
Ese gremio, una 'mezcla rara de dueños de la mañana y señores de la última verdad', pide —para vender más diarios— no una declaración política más, 'sino una noticia verdadera, un hecho irrepetible, una puñalada en el corazón de los mexicanos como los terremotos del 85 o la muerte de Pedro Infante.
'Esta última, por ejemplo, fue por años la cifra mayor de venta en la historia nacional con sus 385 mil ejemplares, o los asesinatos, como los de Alvaro Obregón o Luis Donaldo Colosio. El termómetro son ellos'.
Los tiempos han cambiado, los voceadores saben mejor que nadie el vértigo de las horas. La transformación del quehacer del voceador tampoco pasó desapercibida para el recientemente fallecido y bien recordado Carlos Monsiváis, quien en una entrevista hizo notar que la Internet y la televisión son los medios que jerarquizan hoy en día la información, son éstos los que centran la noticia.
A pregunta expresa sobre ¿cómo adaptarse?, el cronista de la Ciudad de México, afirmó: 'ésa es una pregunta que los voceadores saben infinitamente mejor que yo... pero sí siento que deben de volver en alguna medida al pregón, que es la inmersión en la noticia para elegir lo que en el día vale la pena nombrar'.
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