Cultura

Presentarán 'Las torres de Ciudad Satélite', libro de Fernando González Gortázar

El volumen, nacido de una conferencia sobre el monumento de Luis Barragán, será comentado por Juan Palomar, Ricardo Agraz y Miquel Adrià

GUADALAJARA, JALISCO (25/MAY/2015).- Tras una “larga espera”, como señala el arquitecto Fernando González Gortázar, su libro “Las torres de Ciudad Satélite” (Arquine/INBA, 2015) ya se encuentra en circulación y se presentará ahora en Guadalajara, este miércoles en la Casa Ignacio Díaz Morales, con la participación de Juan Palomar, Ricardo Agraz y Miquel Adrià; se trata, ante todo, de un volumen que es, en palabras de su autor, “un homenaje, un análisis y una historia” para una “obra maestra del arte universal del siglo XX”.

En el evento, promovido por la Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán y la editorial Arquine con apoyo del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), el Hotel Demetria y la Escuela Superior de Arquitectura (ESARQ), será inaugurada también una exposición fotográfica de Paolo Montalvo.

Obra de dos padres

Fue en 2008 cuando, para celebrar el aniversario 50 de la inauguración de las torres, “me invitaron a dar una conferencia en la Casa Museo Luis Barragán”, relata González Gortázar, “para eso llevaba apuntes pero no texto escrito y, al terminar, Miquel Adriá —editor de Arquine— me dijo que le gustaría publicarlo”.

En esta “larga espera”, recalca el arquitecto, “fui aportando datos que desconocía en esa época y reflexiones que no había hecho en aquella conferencia que, aunque ya no recuerdo quién, alguien tuvo el cuidado de grabar; por eso pudo convertirse en un texto, más elaborado y reflexionado”.

Este proceso implicó, agrega el también escultor, “conseguir documentos que me dieron luces para entender la relación laboral entre Luis Barragán y Mathias Goeritz; al final, las torres de Ciudad Satélite fueron una obra hecha en coautoría por ellos, ninguno pudo haberlas hecho solo, es auténticamente una obra con dos padres”.

Sin embargo, a raíz de la ruptura que tuvieron los dos coautores en 1968 —motivada por el mal manejo que hizo Goeritz de la paternidad de esta “obra única”— se desataron especulaciones y se tomó partido y, explica González Gortázar, “se llegó a negar la participación (que la hubo, aunque no se sabe hasta qué grado) de un tercer elemento de ese equipo: Jesús Reyes Ferreira”.

Este detalle “nos incumbe”, comenta el autor del libro, “no sólo por tratarse de una pieza de arte, también porque es una obra nacida de Guadalajara; Barragán y Reyes Ferreira eran tapatíos y Goeritz llegó a México procedente de Jalisco. Podemos decir que es una de las obras maestras de la cultura jalisciense”.

Mal momento

Este trío “se consolidó” en el trabajo, dice el arquitecto, “está documentado que Reyes Ferreira recibía pagos por asesoría de parte de Barragán; en el caso de Goeritz no, pero me parece perfectamente probable que fuera similar, porque antes de su muerte escribió una carta a una crítica de arte estadunidense donde se refirió a Barragán como ‘patrón’ y a él mismo y Reyes Ferreira como sus ‘aportadores de ideas’; ideas que Luis evaluaba, aceptaba, rechazaba o transformaba”.

En opinión de González Gortázar, Barragán y Goeritz “manejaron muy mal la situación; creo que actuaron de manera visceral y excesiva. Es triste que una amistad entrañable que produjo cosas extraordinarias haya tenido ese final (aunque cerca del final de sus vidas hubo una especie de reconciliación, promovida por Díaz Morales). Al final, quedan los documentos como testimonio de ese mal momento”.

Novedad total

En cuanto al célebre monumento, Fernando González Gortázar es claro al afirmar que “no hemos valorado las torres de Ciudad Satélite en su verdadera dimensión; a mí me parecen una de las obras maestras del arte universal del siglo XX que, además, supusieron un enfoque inédito para el arte urbano del planeta, un arte hecho para la ciudad de hoy, con una escala nueva y un nuevo tipo de espectador, y una capacidad de transmitir su carga expresiva en un parpadeo, además de un manejo del espacio y un dinamismo excepcionales”.

De esta manera, esa “larga cantidad de atributos”, enfatiza González Gortázar, “no sólo son extraordinarios, eran una novedad total. Cuando se construyeron las torres, no existía en el mundo nada semejante; supusieron un antes y un después que influyó a todos los artistas que hemos trabajado para la ciudad en el planeta entero”.

En estos términos, su libro —dice— es tanto “un homenaje a los coautores, pero también un análisis y una historia; por primera vez, hasta donde sé, se trata de reconstruir con base en documentos (las interpretaciones no son al azar, todo tiene su referencia) la idea de aquel conflicto entre dos, hasta entonces, amigos y dos artistas superdotados. Tres, si se incluye la participación incierta de Chucho Reyes Ferreira”.

Imagen e identidad

Finalmente, refiere el escultor, la presentación del libro se realizará “en un sitio cargado de significaciones para mí, la casa de mi maestro, don Ignacio Díaz Morales; entre mis múltiples padres espirituales, encabezan la lista Luis Barragán, Goeritz y él. Presentar la obra allí me llena de emoción; significa una carga emotiva muy fuerte porque no me fue fácil dar aquella conferencia ni convertirla en libro”.

La obra contiene “un excelente prólogo de Federica Zanco”, añade González Gortázar, “directora de la Fundación Barragán en Suiza, y material gráfico que va a sorprender a más de uno, es excelente y sorprendente, porque se incluyen imágenes de las torres presentes en la publicidad de la época, en numerosos formatos”.

Así, hace hincapié el autor, “el mayor triunfo de las torres es haber logrado arraigar en la cultura popular como lo hicieron; que se convirtieran en un punto de referencia ineludible, que hayan dado imagen e identidad a toda una zona de la capital del país y, además, que se convirtieran entonces en el símbolo de la modernidad, de lo osado, lo innovador. Es una obra con la que debemos estar todos agradecidos”.
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