Cultura
Pomuch, lugar donde la muerte cobra vida
Después de tres años de que fallece alguna persona, sus restos son exhumados para rendirles honores
Específicamente en Campeche existe una comunidad maya llamada Pomuch, ahí los vivos conviven y respetan a sus muertos, ya que después de tres años de que fallece alguna persona, sus restos son exhumados para rendirles honores.
Por eso, las puertas del cementerio de Pomuch siempre están abiertas, ahí no existe el miedo, niños corren entre los estrechos pasillos, pero con silencio y respeto, las familias van unidas a limpiar y preservar un pequeño espacio destinado al difunto.
Cada año, los huesos de cientos de cadáveres son limpiados uno a uno para después reposarlos en una caja cubierta por servilletas bordadas a mano con diseños coloridos, y acompañarlos con velas y flores.
En medio de un mausoleo lleno de color, Wilfrido Xas Wits, lugareño que ha vivido toda su vida en la región, explica que la muerte se ve como parte de la vida, tan natural como comer o bañarse.
Detalla que la tradición es muy arraigada y data de mucho antes de que los españoles llegaran al país.
Así, cuenta que los nietos e hijos limpian los restos de sus abuelos, tíos o cualquier familiar que descanse en ese lugar, la familia "nunca se separa", generaciones comparten un mismo espacio, todos se reúnen y festejan en el día de muertos.
Las claras muestras de sincretismo se realzan con las concepciones religiosas y las tradiciones ancestrales mayas, cada espacio es embellecido con veladoras, flores, cruces y los huesos expuestos de los cadáveres.
Y es que en el mundo maya, los muertos dejan por unos días ese lugar sagrado en el que la muerte no existe más, donde crece el árbol sagrado del yaxché y en el cual no hay más sufrimiento para visitar a sus familias.
Cada familia prepara la mesa donde vivía la persona, se llena de la comida y bebida predilecta del que pasó a otro plano, dicen ellos, se les llama por su nombre y se convive con un alma, que aunque invisible está presente.
El 31 de octubre se rinde respeto a los menores y el 1 de noviembre a los adultos, en la ceremonia intervienen distintas generaciones, las mujeres adornan los altares y cocinan los alimentos.
Lo hombres llevan la leña, los víveres y cavan un foso que sirve como horno donde se prepara el Pib, tortilla rellena de pollo, frijol y queso, envuelta en hoja de plátano.
María Esther Poxtus, mujer de la localidad, se acompaña de sus sobrinas y su tío para cambiar los manteles a sus parientes, costumbre que se la enseñó, primero su abuela, y después su madre, ambas fallecidas.
De amplia sonrisa, relata que la tradición se realiza cuando la familia tiene dinero, pues los preparativos y alimentos pueden ser costosos.
La celebración de los muertos es parte de la cultura de los mexicanos, pero en el calendario maya marca a su sexto mes con el nombre de Xuul, que significa final, dicho periodo coincide con el mes de noviembre en el calendario gregoriano.
En ese mes florece el x-pujuk o x-tempola, flor de muerto de color amarillo y olor fuerte, y se escucha el cantar de un ave llamada Pix, que significa rodillas del pie, pixan o alma, sin embargo también es conocido como yáaj, que significa dolor o tristeza.
Con su canto el pájaro anuncia la llegada de las santas almas que llegan de visita, sólo trina entre 20 y 40 días, de octubre a noviembre y no se le vuelve a oír hasta el próximo año.
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