Cultura
Plantea libro una nueva tesis sobre el asesinato de García Lorca
Miguel Caballero Pérez , en su más reciente libro, plantea la hipótesis de que el autor español falleció por una disputa familiar con los Vega
Después de tres años de investigación, Caballero rechaza en 'Las 13 últimas horas en la vida de Federico García Lorca', la tesis de que el literato español haya sido asesinado por razones políticas.
En su reciente publicación también revela los nombres de los supuestos asesinos y el lugar en que se encuentra enterrado.
Su padre, Federico García Rodríguez, estaba enfrentado a las familias Roldán y Alba. Antonio Benavides pertenecía a esta segunda familia y era, sobrino-nieto de la primera mujer de Federico García Rodríguez tras cuya muerte el terrateniente volvió a casarse.
De acuerdo con el libro, Benavides se jactó a la mañana siguiente de la ejecución: "Le he dado dos tiros en la cabeza al cabezón", comentó el autor.
Miguel Caballero Pérez, quien con anterioridad participó en la creación del libro 'Historia de una familia: la verdad sobre el asesinato de García Lorca', muestra su obra como resultado de una exhaustiva búsqueda entre los pueblos relacionados con el vate, de García Lorca, de rebuscar en los archivos, en las lápidas, en cualquier sitio.
Basa todas sus afirmaciones en expedientes, archivos y documentos, pues prefirió huir de los testimonios orales.
Entre las principales aportaciones que esta nueva obra hace respecto a la que ya se conocía, es que refuerza la teoría que en su día mantuvieron Eduardo Molina Fajardo, periodista falangista que entrevistó a los principales implicados en la detención y muerte de Lorca, y Agustín Penón de que Lorca fue asesinado la misma noche de su detención.
Su contribución más impactante se da en torno a los nombres de los asesinos, el cabo Mariano Ajenjo Moreno, el pistolero Antonio Benavides Benavides, Salvador Varo Leyva y Juan Jiménez Cascales.
Los únicos que sentían remordimientos por las ejecuciones, eran Fernando Correa Carrasco y Antonio Hernández Martín. Todos ellos eran los miembros de la escuadra que el capitán José María Nestares, jefe del sector de Víznar, había asignado para las ejecuciones.
Caballero describe, además, las armas que emplearon: pistolas Astra, modelo 902, calibre de 7.65 milímetros y fusiles Mauser, modelo 1893.
El investigador considera que el poeta fue ejecutado en el Peñón Colorado, una finca particular, frente a un cortijo que se llama de los llanos de Corvera.
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