Cultura
Picasso y los toros (I)
Por: Fernando Barrera
La música, la escultura y la pintura también han sido campos fértiles para la creación artística en torno a la tauromaquia.
Es quizá Pablo Ruiz Picasso uno de los grandes creadores de arte estrechamente ligado al mundo del toreo, amén de ser uno de los artistas más representativos del extinto siglo XX y que, además de ser un referente de las corrientes artísticas, también fue un creador imaginativo del toreo.
La obra de Picasso es prolífica; aguafuertes, bodegones, cerámicas, dibujos, grabados, lienzos y hasta esculturas tienen como protagonista algún aspecto de la tauromaquia. Y no es casualidad. Picasso, desde su infancia, ya realizaba dibujos de corridas de toros que, según se dice, eran dedicados a su madre.
Uno de los trabajos más conocidos del artista malagueño es el Guernica, símbolo de la brutalidad de la Guerra Civil española (1936-1939) y que viene a ser el pináculo de una serie de obras iniciadas en los años 20 y 30 que tienen como principio la mitología e historia antigua, relacionados con la intimidad del pensamiento picassiano.
Justamente a finales de la Guerra Civil, coincidiendo con la muerte de su madre, Picasso realiza una serie de bodegones con la presencia del toro, como Cráneo de toro, fruta y jarrón, en el cual, la cabeza del cornúpeta simboliza el conflicto que se cernió sobre España, o Naturaleza muerta con cráneo de toro, donde muestra una expresiva reacción tras el fallecimiento del escultor y amigo Julio González en 1942.
En ese año del 42 realiza una de sus piezas escultóricas, que rompe esquemas en la obra de Picasso, al ser un estilo distinto a lo acostumbrado en su colección, Cabeza de toro, creada con hierro en los pitones y cuero en el testuz, símbolos de dos fuerzas opuestas -la flexibilidad del cuero junto a la rigidez del metal-, al igual que la esencia del toreo.
Fotografiataurina@yahoo.es
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