Cultura

Perder la identidad después de la Segunda Guerra Mundial

La compañía El coro de los otros presentó la obra ''Del otro lado de la puerta'' en el Teatro Experimental

GUADALAJARA, JALISCO (20/FEB/2012).- Sobrevivir a la Segunda Guerra Mundial para convertir la mente en un campo bélico donde las batallas nunca acaban. Así es la historia del suboficial Beckmann, quien regresa a casa para encontrarse con su viejo mundo e iniciar de cero tocando puertas, sobreviviendo al hambre y a los fantasmas de miles de soldados muertos que lo acechan entre sueños.

En la obra "Del otro lado de la puerta", que presentó la compañía El coro de los otros este fin de semana en el Teatro Experimental, seis seres que habitan un pequeño armario recrean el nuevo comienzo de uno de tantos militares que luego de varios años vuelven a su hogar y esperan encontrarse con todo tal y como dejaron a su partida.

“Me robaron la rótula en Rusia”, el cojear es recuerdo para toda la vida. Sin embargo, su caminar lento no interfiere con su deseo de descansar en su viejo lecho. Añora su cama, la busca con ansia, pero en ella se encuentra su esposa acompañada de otro que usa su ropa vieja. Lo han sustituido.

Dentro de la guarida del sexteto, una de las personalidades viste un amplio vestido blanco que se adhiere a las paredes para conseguir mayor volumen. Los demás lo agitan imitando el oleaje del Río Elba, donde el ex suboficial llega para buscar terminar con su vida. Pero la marea lo regresa a la orilla y una extraña lo recoge para llevarlo a casa y ayudarlo.

La escenografía se compone sólo por el armario y dentro de él se reconstruyen las memorias del protagonista con ayuda de utilería onírica. El recuerdo de la pérdida de un escuadrón que estaba a su cargo lo invade por las noches.

“Soy el optimista que ve lo bueno en lo malo”. En el campo de batalla no aprendió nada, pero aún le queda su personalidad y su apariencia apta para el teatro. Toca más puertas, busca empleo, pero no tiene la experiencia para triunfar en el escenario.

Ya no hay un Beckmann, el hombre de 25 años ya no responde a ese nombre. El eterno retorno está lleno de pérdidas, la última de ellas fue su identidad. La sociedad sigue fluyendo y lo ha dejado en la orilla, tirado entre el Río Elba y la tierra firme. La historia de este sobreviviente de guerra contada a través de sus múltiples personalidades es la reflexión sobre un mundo que olvida abrir la puerta cuando una persona grita “¿Hay alguien allí?”
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