Cultura

Papirolas, 20 años de historia

El festival cultural para niños y jóvenes celebra dos décadas de vida con la consigna de seguir en el gusto de los pequeños y contribuir a su desarrollo cognitivo

GUADALAJARA, JALISCO (05/MAY/2015).- Aquí no hay reglas. Se puede correr, gritar a carcajadas, pintar los muros y bañarse en diamantina y acuarelas. Se trata de Papirolas, el festival cultural que hace 20 años marcó una nueva forma de integrar a los infantes y jóvenes tapatíos a un espacio donde la creatividad y la educación tienen la consigna de ser divertidas en su máxima expresión.

Marcela García Bátiz tomó la batuta de Papirolas en 2011 y desde entonces se ha dado a la tarea de actualizar y reforzar la centena de actividades artísticas, científicas, tecnológicas y educativas que, a lo largo de dos décadas, han brindado una identidad cultural de Guadalajara cuando se trata de entretener inteligentemente a los más pequeños del hogar y aquellos que transitan por la adolescencia.

“Papirolas es todo un logro a nivel Jalisco y México, porque es muy difícil hacer un evento cultural infantil y juvenil con esta continuidad. Es un festival único en su tipo que cada año presenta actividades inéditas en las que participan instituciones públicas, privadas y asociaciones de la sociedad civil”, señala García Bátiz.

Lo que comenzó como una extensión del programa infantil de la Feria Internacional de Libro de Guadalajara (FIL) en 1995, ahora goza de un prestigio independiente que cada año es capaz de reunir a más de 115 mil visitantes en una semana. Se espera que esta vigésima edición, a celebrarse del 20 al 24 de mayo, supere los 130 mil invitados.

El camino no ha sido fácil, pero tampoco imposible, reconoce la directora del encuentro al detallar la evolución y aprendizajes que las diversas administraciones y colaboradores de Papirolas han experimentado bajo la misión de ofrecer un foro donde los niños tengan la total libertad de crear, divertirse y, sobre todo, comprender y reflexionar sobre las realidades que México atraviesa en salud, deporte, educación, arte y medio ambiente, por ejemplo.

“Trabajar por la cultura infantil es apostarle al futuro de México, estás contribuyendo a que los niños aprendan, reflexionen, se vuelvan críticos y a que puedan solucionar problemas, eso sí contribuye a construir un mundo mejor”, destaca García Bátiz.

Además, Marcela García Bátiz asegura que desde que inició su gestión como directora de Papirolas, el encuentro ha perfeccionado y aumentado la diversidad de talleres capacitados para atender a niños y jóvenes con discapacidad, por lo que actualmente el 70% de los talleres están habilitados y asesorados por expertos en la materia para hacer de este festival un encuentro totalmente incluyente.

Un juego con impacto social

Papirolas no sólo se convirtió en una plataforma para reforzar la comunicación entre padres de familia, hijos y profesores, también se ha forjado como una antesala para los futuros profesionistas que, a través del servicio social, tienen la oportunidad de saber lo que implica trabajar con niños sin importar cuál licenciatura estén cursando.

“Papirolas ha causado mucho impacto social en la formación de gestores culturales como talleristas y docentes. Tenemos un programa de educación donde damos capacitación constante, incluso a nuestro propio equipo de trabajo”.

¿Artesanía tecnológica?

Pensar en Papirolas es rememorar tradicionales talleres donde los niños sumergen sus manos en botes de pintura, gises y plastilina multicolor, y sus rostros se transforman en míticos personajes con un poco de maquillaje de fantasía.

Para Marcela García, elementos como estos han definido un espíritu y memoria en los tapatíos, que hace 20 años vivieron por primera vez el encuentro y ahora regresan con sus hijos, sobrinos e incluso nietos, para disfrutar.

En el último lustro, Papirolas se sometió a un análisis de sus contenidos para actualizarse de acuerdo a los intereses y necesidades de los niños actuales. Así es como los talleres más rústicos y sencillos comenzaron a combinarse con actividades que implican comunicación tecnológica.

“Empezamos a incorporar las tecnologías de información en temas de nutrición, salud y deporte, así como difusión de la ciencia y cuidado del medio ambiente, todo mezclado con el arte”.

Los talleres comunes están seccionados y especializados según el rango de edad de cada visitante, además de crear otros talleres en los que es posible atender hasta más de 100 personas dando entrada también a los adultos.

Existe todo un batallón de académicos, talleristas, maestros y estudiantes universitarios y capacitadores que se encargan de estructurar cada uno de los puntos del programa que el festival ofrece cada año.

Fuera de casa

Así como el propio encuentro ha tenido cambios de sede: los primeros siete años en Expo Guadalajara, después moverse a Calle 2 y en 2011 regresar a Expo Guadalajara, el programa cultural de Papirolas también ha caminado fuera de sus instalaciones para arropar a municipios como Puerto Vallarta, Ciudad Guzmán, Colotlán, Autlán, Ameca, La Huerta y Cuautitlán, por ejemplo.

Además de procurar presumir temas netamente mexicanos, Papirolas también mira fuera de las fronteras del país para traer exposiciones internacionales que manifiestan una íntima relación con el interés de los tapatíos, como han sido los pabellones dedicados al personaje argentino “Mafalda” o extractos del Museo del Cómic de Angulema, de Francia.

FRASE


“Hay que reconocer toda la trayectoria del festival, actualizarlo y reforzarlo en contenido sin que pierda la esencia, así es como llegamos a cumplir 20 años”.

Marcela García Bátiz,
directora de Papirolas.
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