Cultura
Paola Beck, a la conquista de la Bienal de Monterrey
La joven artista méxico-alemana construye una obra sólida con el rostro de las personas de la calle
Las obras ofrecían una ilusión de realidad dada por las pinceladas cortas y yuxtapuestas que, mezcladas por la mirada del espectador desde una distancia óptima, aumentaban la luminosidad mediante el contraste de colores.
Todas estas características fueron retomadas por la joven artista méxico-alemana Paola Beck en su trabajo, con el que pretende conquistar la novena Bienal de Monterrey.
Comenzó a incursionar en el quehacer artístico de forma profesional con ilustraciones en formatos pequeños inspiradas en temas cotidianos.
"Después de terminar mi carrera universitaria en Roma, regresé a la Ciudad de México para entrarle de lleno a la práctica de mi profesión. Lamentablemente, no tuve mucha suerte, porque en este país el campo de la ilustración aún está muy virgen", recalca Beck.
Par ganarse la vida, comenzó a trabajar en una agencia de relaciones públicas, donde sus trabajos eran utilizados para ilustrar artículos de revistas, además de servir como logotipos de campañas publicitarias.
Aunque no le iba mal económicamente, no estaba del todo contenta, ya que su objetivo era que sus piezas fueran artísticas y no comerciales, así que se replanteó las cosas y emprendió la aventura.
Recuerda que "un buen día me levanté para ir a presentar mi renuncia en la agencia y tomar mis pinceles y pinturas para empezar a crear lo que realmente quería y así, sin más, me lancé al ruedo".
Sus primeros proyectos en esta nueva etapa fueron ilustraciones infantiles para algunos libros didácticos, los cuales se encuentran en proceso de edición y se espera que pronto salgan a la venta. A la par, varios aficionados y amantes del arte que conocían el trabajo de Beck comenzaron a encargarla cuadros y así encontró el rumbo en la pintura.
Expresiones momentáneas
Con el paso del tiempo y la acumulación de experiencia, Beck se especializó en cuadros de gran formato, realizados con la técnica de óleo sobre madera, wash y oil bar (una especie de crayolas de óleo). Con un estilo al que la artista define como realismo-impresionista, lo suyo es retratar rostros con los que se topa por las calles de la ciudad, pues asegura que cada uno tiene un mensaje oculto.
"La gente es mi mayor fuente de inspiración para crear -dice-, porque se me hace un tema infinito. Somos tantas personas en el mundo… y cada cual tiene lo propio, su universo".
Beck resalta en cada cuadro los gestos, las facciones y las expresiones de los diferentes personajes por medio de gruesos trazos que para apreciarse mejor deben observarse desde una distancia determinada.
Para realizar sus obras, la artista carga siempre con su cámara fotográfica y no deja de observar a las personas que la rodean -sean familiares, amigos o desconocidos- y cuando capta algo que la impresiona, congela el momento para después trasladarlo al lienzo.
Las piezas de Beck fueron expuestas por primera vez en la Galería Plástico de la Ciudad de México, lo que la llevó a realizar una segunda exhibición, pero en esta ocasión colectiva, en Chile, titulada Féminas.
También ganó un concurso de ilustraciones en 2008 patrocinado por el Centro Cultural Bella Época, consistente en realizar una obra que presentara a los niños los monumentos, centros y aspectos más importantes del Distrito Federal. "Esta pieza la titulé La ciudad de los sueños y es un ‘collage’ que recrea una metrópolis imaginaria con elementos clave como el volcán del Popocatépetl, la Torre Latinoamericana, el Palacio Nacional y un elefante que representa el Bosque de Chapultepec", detalla Beck.
Recientemente ha ganado otro concurso para presentarse en una muestra en el Polyforum Siqueiros con el trabajo Misma Sangre y ha terminado un tríptico-instalación, al que ha titulado Centro, con el que participará en la novela Bienal de Monterrey.
Esta pieza, realizada con acrílico sobre madera con hoja de oro, estará suspendida a un metro y medio del suelo. En la parte de en medio se encuentra la imagen de Jesús, a su lado derecho está la Virgen María y en el izquierdo María Magdalena. "Esta obra tiene doble intención, ya que del otro lado retrato a Jesús, ya sin las figuras femeninas a sus lados, desde una perspectiva más alejada para el ojo del espectador", señala Paola Beck sobre su tríptico, donde una de las mujeres que aparecen es un autorretrato.
"La gente es mi mayor fuente de inspiración para crear, porque se me hace un tema infinito. Somos tantas personas en el mundo… y cada cual tiene lo propio, su universo", Paola Beck, pintora.
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