Cultura
Obras de pintoras surrealistas viaja por Norteamérica
'En el País de las Maravillas: Las aventuras surrealistas de mujeres artistas en México y Estados Unidos', inició esta semana en el Museo de Arte del Condado de Los Angeles
"En el País de las Maravillas: Las aventuras surrealistas de mujeres artistas en México y Estados Unidos", inició esta semana en el Museo de Arte del Condado de Los Angeles con más de 170 obras de las exponentes más destacadas del movimiento en ambos lados de la frontera, como las mexicanas Lola Alvarez Bravo y María Izquierdo y las estadounidenses Dorothea Tanning, Helen Lundeberg y Kay Sage.
También destacan piezas de las mexicanas nacionalizadas Alice Rahon, nacida en Francia; Remedios Varo, de España; y Leonora Carrington, originaria de Inglaterra. En total, la exhibición consta de pinturas, esculturas, fotos, grabados, arte objeto, documentos y filmes de 47 artistas, incluido el famoso óleo "Las dos Fridas", de Kahlo.
El nombre de la muestra hace alusión a la influencia que la novela "Alicia en el país de las maravillas", de Lewis Carroll, tuvo sobre muchas de las artistas incluidas en la exposición.
La idea de caer por el hoyo del conejo, como le pasa a Alicia, podría explicar el modo en que muchas de estas artistas se sintieron al llegar a nuevos países después de la Segunda Guerra Mundial y cómo este cambio afectó su manera de sentir y expresarse, explica en el catálogo de la muestra Gloria Feman Orenstein, profesora de Literatura Comparativa de la Universidad del Sur de California.
Las obras de Varo y Carrington, por ejemplo, hablan de una búsqueda espiritual inspirada en la alquimia, la brujería, la magia y el misticismo, con personajes misteriosos o fantásticos en un ambiente surrealista. Pruebas de este estilo son "El flautista", "Creación de las aves" y "La huida", de Varo; y "The Chrysopeia of Mary The Jewess", "Inn of the Dawn Horse" y "El juglar", de Carrington.
Muchas de estas artistas se asentaron en México y Estados Unidos porque estos países les ofrecieron la tranquilidad y espacio creativo necesarios para desarrollarse artísticamente, dijo a la AP Tere Arcq, curadora de la exhibición y del Museo de Arte Moderno en la ciudad de México, que coorganiza la muestra. Algunas también ampliaron su perspectiva con viajes de México a Estados Unidos o viceversa durante el período cubierto por la exhibición, de los años 30 a fines de la década de los 60.
"Todo este desplazamiento influyó en el arte que se producía tanto en México como en Estados Unidos. Con esta muestra, queremos poner en evidencia el impacto que este movimiento provocó en las artes y también el florecimiento artístico que surgió después de que varias de estas artistas salieron del núcleo artístico parisino de esa época".
A diferencia de su contraparte masculina, las mujeres surrealistas buscaban su identidad a través del autorretrato o de narrativas autobiográficas, donde podían expresar su manera de ver el mundo. Esta búsqueda estaría expresada en obras como "Double Portraint of the Artist in Time", de Lundeberg; "Autorretrato con collar de espinas y colibrí", de Kahlo; y "Autorretrato y autobiografía", de Rahon.
"El autorretrato es importante porque nos habla de toda la cuestión de identidad y de emociones a través de las cuales se puede mostrar el dolor y sufrimiento que a veces no se ve fácilmente", explicó la curadora. "El retrato 'Frida y Diego', por ejemplo, muestra cómo Frida quería expresar su relación con Diego (Rivera), exagerando el tamaño de Diego, mostrándolo más alto y corpulento de lo que realmente era", agregó Arcq sobre la pintura incluída en la exposición que hizo Kahlo de ella y su esposo.
Kahlo no fue la única surrealista que tuvo a otro artista como pareja. Jacqueline Lamba fue esposa de André Breton, el padre del surrealismo; Alvarez Bravo del fotógrafo Manuel Alvarez Bravo; y Carrington fue pareja del pintor surrealista Marx Ernst, quien luego se casó con Tanning.
Pero la relación entre artistas surrealistas de diferentes géneros no fue siempre la mejor debido a diferencias filosóficas. Los hombres surrealistas veían a las mujeres como mujer-niño, mientras que las mujeres surrealistas no se veían así y buscaban su propia identidad.
Uno de los ejemplos más claros de esta diferencia es quizás el exitoso boicot que Rivera y David Alfaro Siqueiros hicieron contra Izquierdo, a fin de evitar que pintara el techo y la escalera del Palacio de Gobierno de la Ciudad de México a mediados de los años 40. El proyecto se detuvo a último minuto, pese a habérsele comisionado la obra a la pintora, haberse hecho un bosquejo e instalado los andamios.
"En ese entonces, los proyectos murales eran los más importantes y los muralistas eran los artistas más famosos y el muralismo era un espacio restringido para las mujeres, que pintaban sólo en caballete", indicó Arcq. "Después de obtener la comisión, Izquierdo hizo un bosquejo que no iba con el muralismo tradicional sino que el eje de su narrativa era la mujer. Eso no les pareció a Rivera y Siqueiros y trataron de convencerla de que cambiara el tema. Como ella se negó, le hicieron un boicot aludiendo de que ella no tenía la capacidad ni el conocimiento del fresco para hacer murales".
Las protestas de Izquierdo no fueron escuchadas y ella no pintó el palacio, pero el trabajo de las surrealistas inspiró a futuros artistas de ambos géneros y contribuyó a la fundación del feminismo moderno.
La muestra, también curada por Ilene Susan Fort, estará en Los Angeles hasta el 6 de mayo. En junio se trasladará a Quebec y en septiembre viajará al Museo de Arte Moderno de la ciudad de México, que organizada la exhibición junto con el Museo de Arte del Condado de Los Angeles.
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