Cultura
Nobel para el poeta de los sueños
El sueco Tomas Tranströmer es el ganador del prestigioso galardón. En español hay dos antologías con casi la totalidad de su obra
Estas palabras del poeta y traductor sueco corresponden a una entrevista publicada por el diario español El País, donde Tranströmer explica también cómo “siendo muy joven, reconocí que no podía mantenerme ni alimentar a una familia con la escritura de poesía; de modo que elegí una profesión que no perturbase la escritura, sino que le agregase experiencia. Por esto elegí la profesión de psicólogo, de la cual nunca me he arrepentido”.
El autor, de quien en español se han publicado en dos antologías de Nórdica Libros casi la totalidad de su obra, se mostró ayer muy emocionado al lado de su esposa Monica Bladh, cuando recibieron a los medios en su casa. El cielo a medio hacer (que lo tiene en Guadalajara la librería Gandhi) y recoge la mayor parte de su trabajo desde 17 poemas y una preciosa y breve autobiografía; además, Deshielo a mediodía, que acaba de salir a la calle, encierra el resto de su obra, con una serie además de haikus escritos en 2004 que nunca habían sido publicados fuera de Suecia. Poemas en los que la naturaleza es una constante junto con la música, otra de las pasiones de este poeta del frío. También existe en español la antología Para vivos y muertos, de la editorial Hiperión.
En 1990 un ictus paralizó la mitad derecha del cuerpo de Tomas Tranströmer , efctado de afasia desde entonces, situación que le impide hablar. La paradoja es que 16 años antes había escrito estos versos: “Entonces llega el derrame cerebral: parálisis en el lado derecho / con afasia, solo comprende frases cortas, dice palabras / inadecuadas”. Forman parte de Bálticos, un largo poema en el que la geología se mezcla con la genealogía, explica El País.
Tranströmer no ha olvidado su pasión por la música. Toca el piano aún, con una sola mano y tiene varios poemas que retoman su amor por ese lenguaje.
El galardón hará que este “poeta de poetas”, creador de imágenes y metáforas construidas con el misterio que halla en el día a día y en la naturaleza, llegue a un público más amplio, consideró Diego Moreno, editor de NórdicasLibros.
“La existencia de un ser humano no acaba allí donde acaban sus dedos”, declaró un crítico sueco en referencia a los poemas de Tranströmer, a los que describe como “oraciones laicas”.
En los poemas de Tranströmer abundan las metáforas y las imágenes. Ilustran escenas simples de la vida cotidiana y de la naturaleza.
Su estilo introspectivo, descrito por la revista Publisher Weekly como “místico, versátil y triste”, desentona con la vida misma del poeta comprometido en la lucha por un mundo mejor y no únicamente a través de sus poemas.
Tomas Tranströmer nació el 15 de abril de 1931 en Estocolmo. Sus padres, Helmy y Gösta Tranströmer, eran maestra de escuela y redactor respectivamente. Tras terminar el bachillerato en 1950 en el centro de enseñanza secundaria Södra Latin, comenzó sus estudios en historia de la literatura, psicología e historia de las religiones en la Universidad de Estocolmo – materias que formaron parte de su licenciatura en 1956. Después de haber completado sus estudios académicos fue contratado como asistente en el departamento de psicometría de la Universidad de Estocolmo en 1957. Al año siguiente se casó con Monica Bladh, con quien tiene dos hijas. Entre los años 1960 y 1966 trabajó como psicólogo en la prisión juvenil de Roxtuna, en las afueras de Linköping. En 1980 fue contratado por el Instituto del mercado de trabajo (Arbetsmarknadsinstitutet) en Västerås. Tranströmer sufrió una apoplejía en 1990 que en gran medida lo privó del habla.
Después de haber publicado poemas en diferentes revistas, Tranströmer dio a imprimir en 1954 el libro 17 dikter – uno de los debuts más destacados de la década. Ya aquí se nota el interés por la naturaleza y la música que caracteriza una gran parte de su producción. Con las siguientes colecciones de poemas Hemligheter på vägen (1958), Den halvfärdiga himlen (1962; El cielo a medio hacer, 2010) y Klanger och spår (1966) confirmó ante los críticos y el resto de los lectores su posición como uno de los principales poetas de su generación.
El libro Östersjöar (1974) recoge fragmentos de una historia familiar de Runmarö, una isla del archipiélago de Estocolmo donde su abuelo materno trabajaba como práctico de costa y donde Tranströmer de niño pasó muchos veranos. Recuerdos de su infancia y juventud en los años 30 y 40 se encuentran también en el libro de memorias Minnena ser mig (1993; en Poemas selectos y Visión de la Memoria, 2009).
El poema llega, no se busca
La mayor parte de las colecciones poéticas de Tranströmer se caracterizan por la austeridad, la concreción y las metáforas claras y expresivas. En sus últimos poemarios Sorgegondolen (1996; Góndola fúnebre, 2000) y Den stora gåtan (2004) Tranströmer ha avanzado hacia unos formatos cada vez menores y hacia un mayor grado de concentración.
Ya en la década de 1960 Tranströmer fue introducido en los Estados Unidos por su gran amigo el autor Robert Bly.
Desde entonces el interés por su poesía ha aumentado internacionalmente y ahora está traducido a más de sesenta idiomas. A lo largo de los años Tranströmer ha publicado también sus propias interpretaciones de poesía extranjera. Un volumen recopilatorio de sus traducciones fue publicado en 1999 bajo el título de Tolkningar.
En una entrevista publicada en el sitio web tomastranstromer.net, que originalmente apareció en 1990, en Painted Bridge Quarterly, una revista literaria de Filadelfía, Estados Unidos, Tranströmer explicó sobre la complejidad de su obra a lo largo del tiempo: “Yo era más complejo cuando comencé. Esto no se nota en la traducción, pero los primeros poemas estaban más comprimidos y usaba métricas más tradicionales, más de lo que lo hago ahora. Pienso que esos poemas son más difíciles de traducir. (Sin embargo) el contenido en mis poemas recientes es más complejo en el sentido de que contienen más experiencia”.
Y sobre el proceso de escritura, el poeta dijo: “Todo viene de dentro, del subconsciente. Eso es la fuente de todo. Tengo muchas herramientas con las cuales cuidar de lo que me viene de lo más hondo, pero nunca me ordeno escribir sobre algo. Lo he intentado. Cuando estaba trabajando en una prisión para jóvenes como psicólogo quise escribir sobre esa experiencia, escribí un poema muy ambicioso pero no me satisfizo porque su origen era esa ambición. En realidad no puede decidir sobre qué escribir, tiene que llegar.”
El séptimo sueco
Tranströmer, quien recibirá 10 millones de coronas suecas, algo así como 20 millones de pesos, es el séptimo escritor de su país en ganar el Nobel. Los últimos fueron, en 1974, Eyvind Johnson y Harry Martinson ex aequo. El poeta sueco estaba en el grupo de favoritos para este año. Le acompañaban en las apuestas el japonés Murakami, el coreano Ko Un, el estadounidense Philip Roth, el australiano Les Murray, el poeta sirio Adonis e incluso el cantautor Bob Dylan. Entre los últimos galardonados con el Premio Nobel de Literatura figuran Mario Vargas Llosa, Herta Müller, Jean-Marie Gustave Le Clézio, Doris Lessing, Orhan Pamuk, Harold Pinter, Elfriede Jelinek o John M. Coetze.
Agencias
VOCES
La música y la lírica
“Es accesible y muy lírico”, explicó Aridjis, quien ha coincidido en varias ocasiones con él, la última de ellas el pasado verano y particularmente en 1981, cuando Tranströmer visitó Morelia para participar en el Festival de Poesía de esa ciudad.
“Cuando lo lees tienes la impresión de leer a un poeta que está inmerso en la vida sueca”, con imágenes que evocan la noche, lugares desolados, casas solitarias que en cierto modo se asemejan a los personajes de las películas del cineasta Ingmar Bergman, explica Aridjis.
En su visita hace treinta años a México el nuevo Nobel de Literatura quedó fascinado con la catedral de Morelia, un edificio barroco, construido con piedra rosada en el siglo XVIII. Aridjis explica que allí le ayudó a cumplir con un deseo: tocar el órgano de ese templo católico.
Antes ambos habían coincidido en Bhopal (India), en un encuentro literario donde los dos viajaron por algunos templos del país asiático.
Homero Aridjis, poeta
“Es un surrealista. Eso por un lado, y por otro, se ha dedicado a la psicología y su trabajo tiene relación con su poesía en cuanto al análisis del misterio de la mente humana.
Me parece importante, decir importante es poca cosa, me parece que es un poeta, que ya es bastante.
Los poetas estamos metidos en la catatumba. Entonces el hecho de premiar un poeta es en el fondo un premio a la poesía, que está tan relegada”.
Hugo Gutiérrez Vega, poeta
''Todo viene de dentro, del subconsciente. Eso es la fuente de todo.''
Tomas Tranströmer, poeta
POEMAS
TOMAS TRANSTRÖMER
HOJA DE LIBRO NOCTURNO
Una noche de mayo aterricé
en un frío claro de luna
en que la hierba y las flores eran grises
pero el aroma, verde.
Resbalé cuesta arriba
en la noche daltónica
mientras las piedras blancas
señalaban la luna.
Un espaciotiempo
de algunos minutos
cincuenta y ocho años de ancho.
Y tras de mí
más allá de las aguas relucientes cual plomo
estaba la otra costa
y los poderosos.
Gentes con futuro
en vez de rostro.
PRELUDIIUM
Despertar es un salto en paracaídas del sueño.
Libre del agobiante torbellino, se hunde
el viajero hacia la zona verde de la mañana.
Las cosas se encienden. Él percibe -en la vibrante
postura de la alondra- las oscilantes lámparas subterráneas
del poderoso sistema de las raíces de los árboles. Pero a fl or
de tierra
-en abundancia tropical- está el verdor
con los brazos al aire, en escucha
del ritmo de una bomba invisible. Y él
se hunde hacia el verano,
se descuelga por
el cráter cegador, hacia abajo
a través de grietas de edades
verde-húmedas
palpitantes bajo la turbina del sol. Así es detenido
este viaje vertical por el instante
y las alas se ensanchan
hasta ser la quietud del gavilán sobre aguas torrenciales.
Tonos desamparados
de las trompetas de la Edad de Bronce
cuelgan sobre el abismo.
En las primeras horas del día, la conciencia puede abarcar
el mundo
como la mano oprime una piedra entibiada por el sol.
El viajero está bajo el árbol. ¿Se extenderá,
después de la caída por el torbellino de la muerte,
una gran luz sobre su cabeza?
LAS PIEDRAS
Oigo caer las piedras
que arrojamos,
transparentes como cristal
a través de los años. En el valle
vuela la confusión de los actos
del instante, vociferantes,
de copa
en copa de los árboles, se callan
en un aire más tenue que el presente, se deslizan
como golondrinas
desde una cima
a otra de las montañas, hasta
alcanzar las mesetas ulteriores,
junto a las fronteras del ser.
Allí caen
todas nuestras acciones
claras como el cristal
no hacia otro fondo
que el de nosotros mismos.
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