Cultura

No quiero que mis lecturas sean placenteras: Paul Viejo

Paul Viejo presenta en la FIL su libro de cuentos ''Los ensimismados'', en el que dos voces opuestas se confrontan a través de los relatos

GUADALAJARA, JALISCO (06/DIC/2013).- Paul Viejo se descubre a media entrevista y confiesa que en realidad la pasa muy mal escribiendo. No es algo que honestamente disfrute, porque le requiere demasiado esfuerzo físico, hasta sentir que empieza a descomponérsele el cuerpo. Cada nueva sesión de escritura recuerda la anterior y a veces preferiría no hacerlo.

Sin embargo ya es inevitable que su vida esté rodeada de libros y que una y otra vez vuelva a ellos. Siempre supo que quería estar de alguna forma involucrado con la literatura y por ello ha trabajado de traductor, editor, y demás labores que lo involucraron con las letras.

Lo que le apasiona de ello es aprender, saber lo que pasó antes de que naciera y acercarse a las intuiciones de los escritores que a veces avistan lo que vendrá. Esta dualidad de sentimientos inevitables que le ocasionan la lectura y escritura es lo que se asoma en su libro de relatos Los ensimismados.

“El libro está dividido en dos partes: Los ensimismados y los distraídos. La mitad del libro enfrenta a la otra mitad, aunque en principio hablan de la misma cosa. Todos los cuentos giran en torno a la literatura mezclada con la vida, con mis problemas, mis tensiones y mis dudas entre lo amable y lo renunciable”, explica.

Con un lenguaje que describe como tenso, concreto e incluso forzado, Paul lleva hasta las últimas consecuencias temas cotidianos pero desde una perspectiva crítica.

En la línea de sus propios sentimientos, Paul Viejo no quisiera que los lectores disfruten de sus cuentos. No quiere que su libro sea algo a lo que recurran para relajarse o antes de dormir o de tomar un café. Lo que realmente quisiera es provocar enojo a quien los lea, desesperación y hasta desacuerdo. Él quiere debatir con sus lectores.

La riqueza de emociones y sentimientos que es posible experimentar con la lectura, no sólo de los textos agradables y dulces, sino también de los que nos desconciertan, será equitativa a la cantidad de nuevas experiencias y personas que podremos conocer, mayor a las que sumaremos durante nuestras vidas.

En la vida real uno no es capaz de conocer tanta gente como personajes a través de la lectura. Todo eso va sumando anéctodas, va sumando característas y creo que eso nos completa como personas”, concluye.
Síguenos en

Temas

Sigue navegando