Cultura
Nefertiti ya puede ser visitada en el Neues Museum
Nefertiti está en el museo donde se le exhibió por primera vez un siglo atrás y que ha reabierto ahora, casi 70 años después de quedar en ruinas
Horas antes de abrirse al público, pese a la llovizna y las bajas temperaturas, berlineses y algunos turistas guardaban cola a la puerta del museo, ávidos de contemplar tanto a la Reina del Nilo como la recuperación del edificio por el arquitecto británico David Chipperfield.
La espera se perfila larga, puesto que sólo se permite que permanezcan mil 200 personas dentro del edificio al mismo tiempo, por razones de seguridad y protección de las piezas.
Entre hoy y mañana, fin de semana de puertas abiertas y acceso gratuito, se prevé una afluencia masiva de visitantes.
El día anterior, la canciller Angela Merkel inauguró oficialmente el Neues Museum, que acoge un total de 9 mil objetos de los fondos del Museo Egipcio -entre sarcófagos, papiros, relieves, esculturas, etc-, el más antiguo de los cuales una empuñadura de 700 mil años, aunque que el más famoso es por supuesto Nefertiti, de tres mil 500 años.
Con la inauguración se completó el proceso de recuperación de la Isla de los Museos iniciada tras la caída del Muro, veinte años atrás. "Un prodigio, del que debemos estar orgullosos", destacó en su mensaje semanal por vídeo Merkel -desde ahora vecina de la Reina del Nilo, puesto que vive frente al Pergamon, también en la Isla.
En la recuperación del Neues Museum se han invertido 213 millones de euros (316 millones de dólares), mientras que la del conjunto de la Isla costó más de mil millones (1.486 millones de euros).
El concepto de Chipperfield mereció ya los elogios generales en la apertura por unos días del Neues, aún vacío, seis meses atrás. Con la incorporación en las salas interiores del conjunto de piezas la admiración ha ido en aumento y la expectación por visitarlo por dentro es pareja a la adoración berlinesa por Nefertiti.
El busto se exhibió por primera vez en ese Museo, tras ser excavado del Valle de Amarna por arqueólogos alemanes, en 1912.
Con los bombardeos aliados sobre Berlín, entre 1943 y 1945, y la división ciudadana posterior empezó un largo capítulo de mudanzas.
Primero fue trasladada a una mina de Turingia, por orden de Adolf Hitler para preservarla de la destrucción del resto de la capital de Tercer Reich. Las tropas estadounidense la rescataron de ahí y fue exhibida durante décadas en el sector estadounidense.
Tras la reunificación pasó por otros domicilios provisionales, hasta regresar a la Isla, en el Altes Museum, mientras se le acondicionaba el Neues.
Egipto la ha reclamado repetidamente, pero ni Hitler ni las autoridades actuales han accedido por ahora a la petición.
El Neues Museum es muy distinto al que se construyó en 1843 y donde el Kaiser Guillermo II se prendó ya de Nefertiti. De la gran escalinata de acceso no quedó ni rastro y Chipperfield la ha sustituido por una réplica en piedra blanca y hormigón.
El arquitecto descartó llevar a cabo una reconstrucción piedra a piedra. En lugar de eso ensambló la ruina y las partes originales que sí sobrevivieron a las bombas con nuevos materiales.
El resultado es un homenaje a la ruina, que no tapa cicatrices, sino que convierte en bellos los estragos del tiempo
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