Cultura

Necesario 'hacer cultura' sobre derechos de autor en Jalisco

Pese a que el procedimiento es sencillo y económico, pocos creadores registran sus obras

GUADALAJARA, JALISCO (06/MAR/2015).- Aunque recientes en la tradición jurídica, los derechos de autor establecen que si una persona es reconocida como la creadora de una obra (por ejemplo, una pieza musical, una obra literaria, un aparato tecnológico, una idea, etcétera) nadie más debe ser identificado como su autor ni reclamar los probables beneficios que de ella se generen; así, se reconoce a quien crea y se protege su titularidad, toda vez que en un posible conflicto de interés (por un plagio, digamos) esto le permite reclamar y hacer valer su derecho.

En México, este reconocimiento parte del registro de las obras ante un organismo dependiente de la Secretaría de Educación Pública (SEP) llamado Instituto Nacional del Derecho de Autor (Indautor); si bien la base de la dependencia se encuentra en la Ciudad de México, existen oficinas de trámite en diferentes estados de la República, y Jalisco no es la excepción.

César Sandoval es, en la Entidad, el responsable de ventanilla de trámite para Indautor y, señala, el registro de obras en el Estado es una práctica creciente, tan sólo en 2013, se llevaron a cabo en su despacho tres mil 700 trámites, y en 2014 la cifra se incrementó a cuatro mil 500; con todo, admite que “a veces sólo vienen a registrar su trabajo cuando se encuentran en medio de un problema o conflicto”.

Destaca el funcionario que los creadores de cualquier disciplina deben realizar sus registros de obra “con nosotros; porque el INPI (Instituto Nacional de la Propiedad Industrial) funciona más bien para quienes buscan registrar una patente o la marca de un producto o quehacer, un concepto. Si se revisa cada solicitud de registro, es sencilla y tiene 20 categorías para estos trabajos, desde esculturas y piezas musicales hasta bases de datos”.

Asimismo, dice, “es importante hacer cultura entre los creadores para proteger sus obras; a veces preocupan los trámites o costos, pero Indautor cobra la misma cantidad —223 pesos en la actualidad— por una obra o por las que se presenten en un solo trámite, sin mezclar disciplinas. Ahora, la oficina central está en el DF y nosotros canalizamos el trámite; claro, hay una ventanilla exprés allá, para casos urgentes, pero hay que trasladarse allá, lo que aquí se hace es evitar ese viaje, aunque el trámite puede tomar entre mes y medio y dos meses”.

La protección en cuestión de registro está garantizada incluso a nivel internacional, pues México forma parte del Convenio de Berna (Suiza) que se estableció en esta materia y agrupa a 163 países hoy día; en este marco, el autor “no debe preocuparse durante su vida y por 100 años después de su muerte en cuanto al registro de su trabajo”.

A pesar de reconocer que la práctica de registro de obra no está extendida lo suficiente, Sandoval opina que “no ha habido la difusión adecuada para canalizar a los artistas para que acudan a Indautor, porque la página de internet (www.indautor.gob.mx) habla directamente de la Ciudad de México, pero hay que recordar que Jalisco es, después de la capital, la Entidad donde más se realizan este tipo de trámites”.

Dificultades burocráticas

El testimonio de algunos artistas da cuenta de lo que apunta el funcionario de Indautor. Por ejemplo, el escultor Adrián Guerrero afirma que “en cierto momento registré unas piezas y fue muy complicado, ahora no lo hago”; así, en sus palabras, el tema es “muy delicado” porque, “no existe a mi parecer ninguna institución competente que defienda al arte como tal, hay plagios a cada rato y nunca pasa nada, además de que sería muy engorroso estar tramitando cada pieza”.

De igual manera, el escultor destaca que “no hay información clara sobre este tema” y, además de la “nula información” al respecto, también se suma que el arte es una materia sobre la que es “muy difícil legislar”.

Con todo, es consciente de que se necesita proteger el trabajo creativo, pero la gente no lo hace porque “un motivo son las dificultades burocráticas y otra es que cada vez las instituciones están perdiendo credibilidad; me parece que las que se dedican a este rubro deberían de tener un equipo de expertos en el tema para poder actuar en consecuencia y dudo mucho que esto pase, si es así lo desconozco. Yo no conozco a ningún colega que registre su obra; quisiera creer que quien está haciendo un trabajo serio sabe respetar”.

Contratiempos y desánimo

Pedro Barboza —músico con más de una producción discográfica en su haber— comenta que no tiene nada registrado porque, quizá, “ha sido un poco de desidia”.

Como otros, reconoce la necesidad de registrar y el hecho de que la mayoría no lo hacen, pero dice que en parte se debe a la burocracia, “estamos malacostumbrados porque antes eso se hacía en México (la capital del país); ahora creo que hay una oficina en Guadalajara”.

El compositor admite  que muy pocos músicos registran sus creaciones y, quienes lo hacen, es porque adquirieron la costumbre como “compositores de canciones populares (tienen la posibilidad de venderse); otros no ven la necesidad porque sospechan que no es ‘comercial’ lo que hacen. Yo tengo una pieza sinfónica, por ejemplo, y no la tengo registrada; a lo mejor es cosa de ponerse las pilas en eso. Pero también hay poca información, todo es muy difuso”, comenta.

Martha Hickman, bailarina y coreógrafa, no se encuentra en situación diferente: “No tengo como práctica común registrar mi obra, por los trámites y la falta de tiempo”. Con 25 años de trayectoria, la creadora señala: “Tengo mucha obra y de la de hace muchos años no conservo registro en video, lo que es un problema, porque debo entregar un material audiovisual”.

A pesar de tener una larga carrera como coreógrafa, apenas el año pasado —confiesa— registró una de sus obras, “Muerte del alma”, “y fue porque iba a participar en un festival internacional que lo exigía. Sé que no debería pensar así, pero no pienso registrar otra, porque creo que en danza es muy difícil plagiar, sería muy evidente. La cultura de derechos de autor es necesaria, pero quizá los trámites nos desaniman, porque la mayoría no lo hacen”.

Por las dudas

Si pensamos en las obras literarias, el panorama no es muy distinto (aunque los escritores y músicos son los que más registran obra); el escritor y editor Jorge Orendáin comenta sobre el registro de obras que “pocos lo hacen. Tengo entendido que una vez publicada la obra (con ISBN y en una editorial registrada) no es necesario que lo hagan, porque su obra ya queda respaldada. Pero no está de más que la registren, en especial antes de entregarla al editor o a un premio, o incluso a un colega”.

Este “respaldo” del ISBN (International Standard Book Number), corrige César Sandoval, no es para la obra, sino para la edición en sí, por lo que no hay tal cuando cesan los términos de un contrato de publicación; con todo, a los escritores se les suele exigir este registro, porque las convocatorias para proyectos editoriales, en buena medida, lo exigen (como el CECA), incluso algunas editoriales (como Mantis Editores); con todo, dice Orendáin, “por las dudas y por cierta protección, es mejor registrarla”.

Sin embargo, así se reconozca la necesidad, calcula el escritor que “de cada 50 autores, uno lo hace. De los 80 títulos que posee La Zonámbula (la editorial que dirige), tengo conocimiento que no más de cinco lo han realizado”; por ello, opina que falta cultura de derechos de autor, “más que nada es por desconocimiento y por desidia, al menos en el ámbito literario”.

Caso contrario es el dramaturgo Jorge Fábregas, quien registra sus obras “antes de que las vea nadie, incluso antes de mandarlas a un concurso. El asunto del registro inmediato es protegerte”; ahora, eso no impide que sepa que “no es tan extendida la práctica, al contrario, principalmente en los que comienzan, aunque autores ya con publicaciones tampoco registran tanto. Yo ya lo hice una costumbre”.

Falta información


El pintor José Luis López Galván, indica que tiene “algo de idea” de que se puede registrar un conjunto completo de pinturas por poco dinero; pero en su caso no se ha tomado el tiempo, “aún no lo he hecho”. Sin embargo, es consciente también de la necesidad de registrar, pero se apoya en un archivo personal detallado “y en cuanto a plagio, no me preocupa mucho porque cambio bastante el estilo. Supongo que ignoro alguna complicación en este momento, no me he informado de los peligros de no hacerlo, la verdad”.

Coincide, eso sí, con que “falta información, muchísima. Ahora vivimos en una época en que, al menos por internet, todo está al descubierto y listo para ser tomado. Así que creo que el descuido es generalizado. No sé exactamente cómo funciona eso, jamás he registrado nada y no conozco a otros artistas que tengan su obra registrada, tampoco me lo han aconsejado en especial; creo que a pocos les interesa, al menos al principio”.

TOMA NOTA

Indautor


Dirección: Lerdo de Tejada 2530, entre Lope de Vega y Francisco de Quevedo.

Horario de atención: de 09:00 a 14:00 horas, de lunes a miércoles.

Teléfonos: (01-33) 3616-9072, 74 y 75.

Sitio web: www.indautor.gob.mx

Solicitud con el Formato RPDA-01): puede imprimirse desde la página en red, lo mismo que la forma de pago, que puede realizarse en el banco de preferencia.

Requerimientos:
datos del autor y de la obra (original y copia en el soporte que se necesite, el cual varía según la disciplina).
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