Cultura
Mónica de 15 interrumpió su embarazo en la FIL
Mónica Ibarra tiene quince años de edad y como no desea estar encinta tomó, ayer, la decisión de interrumpir su embarazo en la Feria
Fue ayer. A las cuatro y media de la tarde Mónica Ibarra caminó desde Plaza del Sol a la Expo Guadalajara. Próxima a parir, el vientre jamás le pesó tanto.
Cinco minutos antes de las cinco hizo fila, igual que todos y, como todos, pasó los filtros de seguridad que se erigen como un símbolo de esta FIL. Es posible que en su decisión de desembarazarse de inmediato influyera que pudo ver a muchas pares con la panza plana, con la hormona loca, con el pegue de la adolescencia.
Enseguida preguntó por el baño. Se integró a la gran cola, con su cara angelical. Mónica Ibarra tiene un rostro blanco de facciones pequeñitas y mide apenas un metro y medio. Es una niña. Una que a las cinco de ayer tenía una gran barriga que ya estaba en la parte baja del vientre.
Las mujeres mayores la miraron con cierta lástima, que después se transformó en horror.
Cuando salió del baño Mónica Ibarra había perdido su vientre. Aquí, justo donde la cultura llama —a veces— a mundos más vivibles.
Mónica Ibarra tiene quince años de edad y como no desea estar encinta tomó, ayer, la decisión de interrumpir su embarazo en la FIL.
Después como si nada se metió a escuchar a Alessandro Baricco. Entendió por qué algunas personas le preguntaron en la semana si ya mero se aliviaba. Mónica Ibarra se sentía aliviada.
Guardó su embarazo en una mochila escolar ya vieja.
Le prometió a su madre que lo conservaría, pero no pudo. El gentío de la feria y los libros la pusieron incómoda.
Volverá a embarazarse mañana. Y luego a interrumpir.
Tiene quince años y no desea tener un hijo. Por eso carga su panza, que es el producto de un experimento de educación sexual de la Preparatoria 13. El vientre está hecho con tres kilogramos de arroz que la joven debe colgarse durante una semana. Lo prometió, pero ayer no pudo más. En el foro al que acudió había nada menos que mil jóvenes, casi la mitad del sexo masculino y muchos muy guapos.
El lunes le darán a su hijo. Menos mal que ya no habrá FIL. Cargar y atender a un bebé de tres kilogramos hace difícil leer e imposible comprar libros.
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