Cultura

Mónica Lavín presenta ''La casa chica''

En su nuevo libro, la escritora recrea diversas historias que denomina como ''ficción documental'' sobre diversos personajes reales de la historia de México

GUADALAJARA, JALISCO (29/NOV/2012).- Mónica Lavín ha incursionado en distintos ámbitos de la literatura. Su pacto con las letras la ha llevado a publicar novelas, cuentos, ensayos, crónicas gastronómicas y hasta artículos de divulgación científica, pues es bióloga de formación.

Nació en la Ciudad de México en donde reside actualmente. Entre sus cuentos destacan: Ruby Tuesday no ha muerto (1996), Uno no sabe (2003), El aficionado a Schubert (2008) y Pasasarse de la raya (2011). Sus novelas más reconocidas son Café cortado (2001); Hotel Limbo (2008); Yo, la peor (2009) y Las rebeldes (2011).

Ha sido galardonada con premios como el Elena Poniatowska por su novela " Yo, la peor"; el Premio Governor General por la difusión de literatura canadiense en México; y el premio Pantalla de Cristal, como coautora del mejor guión documental por “ Bajo la región más transparente”.

Actualmente se desempeña como profesora investigadora de la UNAM en la Academia de Creación Literaria y asiste a FIL para participar en el programa ECOS y presentar su obra La casa chica, mañana a las 19:00hrs. en el salón 4 de planta baja.

¿Cómo ha logrado Mónica Lavín ser la persona que es hoy?


Monica Lavín es una curiosa que le gustan muchas cosas pero que tuvo la fortuna, de darse cuenta que  su principal pasión era la escritura y la lectura, entonces pudo canalizar sus ganas de andar mirando muchos terrenos, porque ella fue bióloga, para darse vuelo contando e inventando historias.  Mónica cree en los tiempos de conversación, de comer lentamente, le gustan los amigos y está dedicada a escribir desde hace 25 años.

¿Hubo algún momento en particular que te hizo brincar de la ciencia a la literatura?

Lo que me decidió finalmente fue una visita a una reserva biósfera en donde me tocó atender a un grupo de periodistas extranjeros a quienes me tocó atender porque yo hablaba inglés, en cuanto conversé con los periodistas me di cuenta de que estaba más cerca de ellos que de mis colegas científicos. Me acuerdo que en una conversación con una de ellas me dijo ¿de qué te arrepentirás  a los cuarenta años de no haber hecho: de escribir o de dedicarte a la ciencia? Eso me ayudó a decidirme.

¿Encontraste en algún punto el intermedio entre la ciencia y la literatura?

Sí, empecé mi carrera como divulgadora científica en una revista para niños que se llamaba Chispa y de hecho  mi primer libro fue un libro para niños sobre ecosistemas mexicanos, primero empecé combinando y luego fui lentamente inclinando la balanza hacia el periodismo cultural y la narrativa.

¿Por qué se titula La casa chica tu última obra?

La casa chica es una institución en la vida mexicana, aunque creo que ya está en declive. Era una expresión para referirse a una segunda familia o a una relación que se tenía fuera del matrimonio, y era muy usada y bien vista en la clase política mexicana.

De ahí viene el nombre, pero además me interesa retratar lo que significa metafóricamente esta expresión, es decir, un momento o persona que te hace dudar, que mueve los cimientos de un matrimonio y qué enfrenta al individuo con la toma de decisiones. Además están contados los relatos desde la perspectiva de personajes famosos de los primeros cincuenta años del Siglo XX y que influyeron decisivamente en la conformación del país que tenemos hoy.

¿Quiénes son algunos de los personajes que se retratan?


Personajes importantes para la época en que se estaba definiendo México, apenas íbamos saliendo de la revolución y por eso tenemos un personaje como Vasconcelos, tan importante en la definición cultural del país, que a pesar de estar casado se relaciona con otras mujeres muy intensas e inteligentes. El “indio” Fernández que estuvo casado con muchas esposas y que es una piedra fundamental para el siglo del oro del cine mexicano.

Está retratada Frida, amando a Diego Rivera pero también enamorándose de otros hombres. Está por ahí Miguel Alemán y algunos personajes del México beisbolero y taurino.

No pretendo juzgarlos, porque la literatura no juzga, simplemente retratar esas actitudes amorosas, pasionales, posibles, reales, tristes y retratar un México exótico que fue tan seductor para los extranjeros.

¿De qué manera se combinan la investigación y la ficción en tu obra?

Es una mezcla de las cosas. Yo le llamo ficción documentada, porque los personajes existieron y tuve que leer muchos periódicos, libros, platicar con gente, ver fotos, para después, a través de estas investigaciones, crear una escena posible para cada historia, que además están contadas de una forma diferente, con distintas voces, estilos y matices.
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