Cultura
México se despide hoy de Québec
El Salón del Libro en Québec llega a fu fin, donde la poesía, narrativa y la maravilla de llegar a otras lenguas por el trabajo del traductor fue el tema de la última jornada
La fascinación de todo traductor se ve colmada cuando se encuentra con los escritores que estudia. Más aún si puede dialogar con ellos, como lo hicieron los estudiantes de traducción del español de la Universidad de Laval, con cinco escritores mexicanos.
Rafael Pérez Gay, Eduardo Antonio Parra, Fabio Morábito, Francisco Hinojosa y Sylvia Pratt, sostuvieron un diálogo con los estudiantes de posgrado de la Facultad de Letras, en torno de temáticas y estructuras, ficciones y realidades, formas de creación y el cómo fue para ellos llegar a la literatura.
El poeta Louis Jolicoeur, quien ha traducido al francés a Sylvia Pratt, fue el encargado de propiciar el diálogo. Antes de indagar en las temáticas literarias de cada uno de los cinco escritores, Jolicoeur dijo que México les ha hecho comprender por qué los quebequenses son llamados los “latinos del Norte”. “Cuando traduzco a los mexicanos me doy cuenta de la importancia de la temática, al grado que a veces me parecía que un cuento empezaba en Québec y terminaba en México; es decir, hay una convergencia de imaginarios y de una concepción de ideas”.
Las fronteras más allá de la geografía
Justo de la frontera entre lo real y lo literario, de ese espacio entre lo verosímil y lo inverosímil, habló Fabio Morábito, quien dijo que la literatura mexicana siempre ha estado cerca de la imaginación. “Yo me considero simplemente un seguidor de una tradición imaginativa”. Pero fue más allá y reconoció que sus cuentos son conjeturas vitales y que no hay una cultura que pueda sostener una literatura fantástica. Morábito, quien es poeta, narrador y traductor, dijo que cuando escribe cuentos jamás sabe con claridad sobre la oscuridad hacia dónde va la historia.
Ante esos estudiantes de la Facultad de Letras de la Universidad de Laval, el escritor y editor Rafael Pérez Gay dijo que él es un “lector profano pero intenso de cierta poesía” y que además concibe que la narrativa vaya rumbo a lo natural. “Aspiro a hacer cuentos que tengan una unidad, con pasajes interiores y que hasta puedan revelar a los lectores una chispa”, señaló en su plática el autor de Nos acompañan los muertos.
El encuentro en el que Eduardo Antonio Parra habló de la literatura de la frontera, de la violencia y de la realidad, temáticas muy presentes en toda su literatura, tal como lo demostró Jolicoeur al comentar su libro de cuentos Parábolas del silencio, forma parte de un programa de dos actividades que han tenido los narradores, en el marco del Salón Internacional del Libro de Québec.
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