Cultura

Marimba hipnótica en el Festival Cultural de Mayo

Anoche se abrió el XII Festival Cultural de Mayo

GUADALAJARA, JALISCO.-Si a la clase proverbial de Bach se agrega el delicado exotismo de una marimba japonesa y la gracia de Naoko Takada, y todo se sazona con la batuta de Toshiyuki Shimada, la suma total cabe en una palabra: exquisito...

Ése es el calificativo justo para el concierto que, por fin, luego de la contingencia sanitaria que obligó a sacrificar el programa inaugural, abrió el XII Festival Cultural de Mayo, anoche en el Teatro Degollado.

Sala casi llena. Marco adecuado, pues, para un concierto de antología: desde el brillo de la obertura “La Forza del Destino”, de Verdi, hasta los espectaculares arrebatos impresionistas de la Suite No. 2 “Daphnis et Chloe”, de Ravel.

En la parte central, Naoko Takada hizo resplandecer la suprema ductilidad de Bach, en la transcripción para marimba de su Concierto para violín No. 1 en La menor. Luego, en Prism Rhapsody para marimba, de Keiko Abe —una suerte de poema sinfónico, nítidamente oriental aunque con evidentes influencias de Stravinsky, Debussy, Ravel, Gershwin y hasta Paganini—, la solista hipnotizó a la audiencia. Más allá de la agilidad y la precisión que le exigían las partituras, Naoko se sublimó en un solo, portento de delicadeza, comparable a la cadenza de cualquiera de los grandes conciertos para piano, y rubricó con la travesura de obsequiar dos encores al público que la ovacionó calurosamente: “La Pantera Rosa” y “Yesterdad”.

El complemento de la velada (Preludio a la Siesta de un Fauno, de Debussy; Adagio para cuerdas Op. 11, de Barber, y la ya citada obra de Ravel) propició el lucimiento de la Orquesta Filarmónica de Jalisco —principalmente de las cuerdas, con Barber— y del director invitado, Toshiyuki Shimada, notable por su pulcritud y por su maestría en la dosificación de pianos y fortes. (Jaime García Elías).
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