Cultura
Mariana Salinas presenta su primer libro: ''Derecho de Amparo''
Cuenta con títulos académicos como una licenciatura en literatura, dos maestrías en psicología y actualmente es doctoranda de letras modernas por la Universidad Iberoamericana
GUADALAJARA, JALISCO (24/NOV/2012).- Mariana Salinas Pasalagua está consciente de la enorme carga que ha tenido en su vida el hecho de ser hija de Raúl Salinas de Gortari, hermano del ex presidente de México. En días recientes, después de muchos años dedicados al estudio, Mariana se atrevió a publicar su primer libro de poesía, ''Derecho de Amparo'', que entre otras cosas es para la autora una manera de separarse de la imagen creada a partir de su bagaje familiar.
"Es un acto de libertad", expresó la novel escritora presente en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara; "no es un acto ni de repudio, ni de rechazo, ni de enojo. Es como decir: 'esta es mi propia voz y esta es mi forma de decirme a pesar de todo lo demás'"
Mariana Salinas cuenta con numerosos títulos académicos: una licenciatura en literatura, dos maestrías en psicología y actualmente es doctoranda de letras modernas por la Universidad Iberoamericana. Sin embargo, a la hora de escribir la autora prefiere dejar fluir la pluma, "dejar hablar a la voz que está queriéndose expresar".
La autora encontró los temas del poemario -que presenta el 29 de noviembre en el stand de Cooperativa La Joplin (área internacional, HH6)-- después de un largo y minucioso proceso de edición de sus textos en crudo. Entonces se dio cuenta de que el tiempo y la memoria eran sus dos más grandes obsesiones.
-¿De qué manera están tratados el tiempo y la memoria en "Derecho de Amparo"?
-Me interesa mucho ese espacio de la temporalidad de la memoria que de alguna forma nos está habitando, aunque ya pasó. Pero hay una cosa que nunca termina de suceder, que es la relación de estarnos construyendo a partir de nuestras vivencias, nuestras lecturas, nuestros recuerdos y nuestras experiencias dolorosas y agradables. Aunque aparentemente ya sucedió, sigue sucediendo ahora, porque forma parte de quien somos.
-¿Por qué utilizas un término legal para titular a tu primer libro?
-En primer lugar fue por rescatar la idea de Octavio Paz de sacar al lenguaje de su zona de confort y poderlo trasladar a una zona totalmente opuesta, que en este caso sería el ámbito de lo poético. Para mí Octavio Paz es el gran maestro de la poesía mexicana, es un autor que me interesa y al que he estudiado mucho y en su libro Libertad Bajo Palabra fue lo que hizo. En segundo lugar el propio término derecho de amparo me interesaba mucho, porque tiene que ver con mi trabajo y con la poesía. El derecho de amparo es el último recurso legal para ser libre, y para mí la creación, la poesía y el arte también son como el último recurso de la expresión humana donde encontrar su propia voz, su propia libertad, su propia forma de expresión.
-¿Cómo surgió tu pasión por la literatura?
-Descubrí la literatura muy chica; como a los 12 años empecé a leer y escribir poemas. Pero siempre tuve una relación con ella un poco clandestina. No porque en mi casa no fuera un tema importante -todo lo contrario, siempre estuve rodeada de muchos libros y discusión en torno a la cultura-- pero quizás eso me intimidaba y creaba como mi propia relación más infantil con la literatura. Pero los libros siempre me han acompañado. Estudié literatura y después dos maestrías en psicología con un enfoque hacia la narrativa, con el texto, con cómo nos contamos nuestras historias, con la manera en que todo es lenguaje y discurso. Ahora volví al doctorado en letras, siempre como con esta intención de estarme renovando en el pensamiento en torno a lo literario.
-¿Cómo describirías tu propia poesía?
-Obviamente es verso libre; son versos muy cortos. Es una poesía de imágenes y de sonidos más que de largas reflexiones, y no es una poesía donde lo que más se involucre sea el tema de lo afectivo. Creo que tiene que ver más con mi obsesión con el lenguaje y una reflexión en torno a éste: de cómo el lenguaje nos constituye y nos va formando. Entonces es quizá una poesía más reflexiva, con mucha carga emocional pero desde otro lado.
- ¿Es verdad que en tu libro hay poemas dedicados a tu padre?
--No directamente, pero sí tengo varios poemas que hablan de la experiencia de la cárcel, porque fueron once años de estar visitando a mi papá en prisión dos o tres veces por semana, y eso fue construyendo mi propio lenguaje y mi propia memoria, mi propia corporalidad, muchas cosas. Si no es que están ahí directamente los referentes, sin duda hay muchísima carga en relación a toda esa vivencia.
- Además de Octavio Paz, ¿qué autores son para ti referentes poéticos?
-Me gusta mucho Gonzalo Rojas, es un poeta que también he estudiado. Huidobro en su momento, Neruda, Nicanor Parra, Gorostiza; a Rosario Castellanos ahora la he retomado y también me gusta mucho. Realmente me he centrado en el estudio de la poesía latinoamericana.
Cooperativa La Joplin
El stand donde Mariana Salinas presentará su poemario "Derecho de Amparo" el jueves 29 de noviembre a las 18:00 horas, es el de Cooperativa La Joplin, un proyecto cultural dirigido por Salinas y sus dos socios: la también escritora y editora Carla Zarebska, y el fotógrafo Humberto Tachiquin.
La iniciativa que nació precisamente en la pasada edición de la FIL, tiene al libro -y particularmente a la poesía-- como columna vertebral. Además de promover libros de artista de editoriales independientes, La Joplin acaba de lanzar su propia colección de poesía, cuyos primeros títulos son Aligeren la Oscuridad, del estadounidense Edward Hirsch (encargado de inaugurar este 24 de noviembre el Salón de la Poesía en la FIL), y Lo Que Hay es la Luz, del mexicano Aurelio Asiain.
EL INFORMADOR / EUGENIA COPPEL
"Es un acto de libertad", expresó la novel escritora presente en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara; "no es un acto ni de repudio, ni de rechazo, ni de enojo. Es como decir: 'esta es mi propia voz y esta es mi forma de decirme a pesar de todo lo demás'"
Mariana Salinas cuenta con numerosos títulos académicos: una licenciatura en literatura, dos maestrías en psicología y actualmente es doctoranda de letras modernas por la Universidad Iberoamericana. Sin embargo, a la hora de escribir la autora prefiere dejar fluir la pluma, "dejar hablar a la voz que está queriéndose expresar".
La autora encontró los temas del poemario -que presenta el 29 de noviembre en el stand de Cooperativa La Joplin (área internacional, HH6)-- después de un largo y minucioso proceso de edición de sus textos en crudo. Entonces se dio cuenta de que el tiempo y la memoria eran sus dos más grandes obsesiones.
-¿De qué manera están tratados el tiempo y la memoria en "Derecho de Amparo"?
-Me interesa mucho ese espacio de la temporalidad de la memoria que de alguna forma nos está habitando, aunque ya pasó. Pero hay una cosa que nunca termina de suceder, que es la relación de estarnos construyendo a partir de nuestras vivencias, nuestras lecturas, nuestros recuerdos y nuestras experiencias dolorosas y agradables. Aunque aparentemente ya sucedió, sigue sucediendo ahora, porque forma parte de quien somos.
-¿Por qué utilizas un término legal para titular a tu primer libro?
-En primer lugar fue por rescatar la idea de Octavio Paz de sacar al lenguaje de su zona de confort y poderlo trasladar a una zona totalmente opuesta, que en este caso sería el ámbito de lo poético. Para mí Octavio Paz es el gran maestro de la poesía mexicana, es un autor que me interesa y al que he estudiado mucho y en su libro Libertad Bajo Palabra fue lo que hizo. En segundo lugar el propio término derecho de amparo me interesaba mucho, porque tiene que ver con mi trabajo y con la poesía. El derecho de amparo es el último recurso legal para ser libre, y para mí la creación, la poesía y el arte también son como el último recurso de la expresión humana donde encontrar su propia voz, su propia libertad, su propia forma de expresión.
-¿Cómo surgió tu pasión por la literatura?
-Descubrí la literatura muy chica; como a los 12 años empecé a leer y escribir poemas. Pero siempre tuve una relación con ella un poco clandestina. No porque en mi casa no fuera un tema importante -todo lo contrario, siempre estuve rodeada de muchos libros y discusión en torno a la cultura-- pero quizás eso me intimidaba y creaba como mi propia relación más infantil con la literatura. Pero los libros siempre me han acompañado. Estudié literatura y después dos maestrías en psicología con un enfoque hacia la narrativa, con el texto, con cómo nos contamos nuestras historias, con la manera en que todo es lenguaje y discurso. Ahora volví al doctorado en letras, siempre como con esta intención de estarme renovando en el pensamiento en torno a lo literario.
-¿Cómo describirías tu propia poesía?
-Obviamente es verso libre; son versos muy cortos. Es una poesía de imágenes y de sonidos más que de largas reflexiones, y no es una poesía donde lo que más se involucre sea el tema de lo afectivo. Creo que tiene que ver más con mi obsesión con el lenguaje y una reflexión en torno a éste: de cómo el lenguaje nos constituye y nos va formando. Entonces es quizá una poesía más reflexiva, con mucha carga emocional pero desde otro lado.
- ¿Es verdad que en tu libro hay poemas dedicados a tu padre?
--No directamente, pero sí tengo varios poemas que hablan de la experiencia de la cárcel, porque fueron once años de estar visitando a mi papá en prisión dos o tres veces por semana, y eso fue construyendo mi propio lenguaje y mi propia memoria, mi propia corporalidad, muchas cosas. Si no es que están ahí directamente los referentes, sin duda hay muchísima carga en relación a toda esa vivencia.
- Además de Octavio Paz, ¿qué autores son para ti referentes poéticos?
-Me gusta mucho Gonzalo Rojas, es un poeta que también he estudiado. Huidobro en su momento, Neruda, Nicanor Parra, Gorostiza; a Rosario Castellanos ahora la he retomado y también me gusta mucho. Realmente me he centrado en el estudio de la poesía latinoamericana.
Cooperativa La Joplin
El stand donde Mariana Salinas presentará su poemario "Derecho de Amparo" el jueves 29 de noviembre a las 18:00 horas, es el de Cooperativa La Joplin, un proyecto cultural dirigido por Salinas y sus dos socios: la también escritora y editora Carla Zarebska, y el fotógrafo Humberto Tachiquin.
La iniciativa que nació precisamente en la pasada edición de la FIL, tiene al libro -y particularmente a la poesía-- como columna vertebral. Además de promover libros de artista de editoriales independientes, La Joplin acaba de lanzar su propia colección de poesía, cuyos primeros títulos son Aligeren la Oscuridad, del estadounidense Edward Hirsch (encargado de inaugurar este 24 de noviembre el Salón de la Poesía en la FIL), y Lo Que Hay es la Luz, del mexicano Aurelio Asiain.
EL INFORMADOR / EUGENIA COPPEL
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