Cultura

María Kodama considera que Borges se convirtió tras su muerte en un 'ícono'

Afirma Kodama que cuando Borgues sabía reconocer sus errores

MADRID, ESPAÑA (30/SEP/2011).- María Kodama, viuda de Jorge Luis Borges, es consciente de que el gran escritor argentino se convirtió tras su muerte en "un ícono" porque "no molesta", pero, cuando estaba vivo, "era una bomba de hidrógeno" con sus declaraciones ya que "decía siempre lo que pensaba".

"Como era libre, no tenía por qué rendir pleitesía. Lo que creía en cada momento lo decía y, si se equivocaba, tenía la nobleza de reconocerlo", afirmaba hoy en una entrevista con Efe María Kodama, que asiste esta noche en Madrid a la presentación del libro "Mi amigo Don Quijote", que contiene la transcripción de una conferencia inédita de Borges sobre la obra cervantina, pronunciada en Austin, Texas, en 1968.

Este texto, que solo había aparecido parcialmente en una revista argentina y en otra estadounidense, lo publica en España, en su versión definitiva, Del Centro Editores, y es el broche de las actividades que esta entidad cultural ha realizado con motivo del 25 aniversario de la muerte del autor de "El Aleph".

"Es muy lindo cerrar el 'Año Borges' con este libro porque habla sobre Cervantes, el autor ultrapreferido de Borges dentro de la literatura española", señaló Kodama, que lleva todo el año de país en país para asistir a los homenajes que ha recibido el escritor.

La cinta de la conferencia fue hallada por Julio Ortega, profesor de la Universidad de Brown (Estados Unidos) y gran experto en literatura hispanoamericana. La cuidada edición que se presenta hoy incluye la versión original inglesa, la traducción al español y la grabación de audio original.

Como indica María Kodama, Borges "consideraba sus amigos a aquellos escritores y pintores que le gustaban mucho, y don Quijote era uno de ellos".

La presidenta de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges asegura que "no quedan inéditos" del autor de "Historia universal de la infamia", salvo algunas conferencias, "el borrador de un guión que le pidieron al escritor para salvar Venecia", cuando parecía que la ciudad se hundía, y el prólogo de un libro.

Kodama deja claro que "nunca" se incluirán en las obras completas de Borges "cosas que circulan por internet", supuestamente atribuidas al escritor.

"¿Cómo voy a meter algo que sé que es falso en una obra completa? Yo no toco eso", dijo la viuda del escritor.

La fundación que ella preside tiene ya casi veinte años y ha dedicado muchos esfuerzos a conseguir que haya "una presencia casi viva de Borges. Es como si él estuviera vivo porque lo citan continuamente".

No sucede eso con otros "escritores importantes de la generación de Borges, a los que, una vez muertos, "se les recuerda solo de vez en cuando".

La vida de Kodama "es muy difícil desde muchos puntos de vista, pero también es fascinante desde otros". A los 16 años, comenzó a estudiar anglosajón con Borges y para ella "no era el monstruo sagrado que era para otros".

"Para mí era como el conejo de 'Alicia en el país de las maravillas', es decir, de pronto yo lo encontré, lo seguí y me llevó a un mundo maravilloso: descubrir el anglosajón, el islandés y millones de cosas", asegura.

El amor que sintió por Borges le dio "fuerzas para resistir durante estos veinticinco años", en los que la viuda del escritor ha sido objeto de numerosos ataques. "Ha sido muy difícil", reconoce.

En este tiempo ha recibido "ataques procedentes de señoras despechadas, de señores que querían apoderarse de la obra de Borges, de gente que mete en internet cosas que no son del escritor o gente que recortaba y pegaba fragmentos y los vendía como de Borges".

"Además, para qué nos vamos a engañar. Ahora Borges es un ícono porque no molesta. Antes, con sus declaraciones, era una bomba de hidrógeno, porque él decía las cosas que pensaba, decía la verdad".

"En general, los seres humanos traicionan y él no lo hizo, y eso es lo que yo más adoro en él, más, incluso, que su grandeza literaria. Fue fiel a sí mismo, a sus ideas y no se vendió nunca. No era esclavo, era libre", dice emocionada María Kodama.
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