Cultura

Mahler resucita a través de su segunda sinfonía

Después de 25 años, se vuelve a escuchar ''Resurrección'' en el Teatro Degollado

GUADALAJARA, JALISCO (06/JUL/2012).- Quizá porque había más de 100 músicos en escena -entre la Orquesta Filarmónica, el Coro de Jalisco, una soprano y una mezzosoprano-; tal vez porque la sinfonía no. 2 de Gustav Mahler, "Resurrección", no se escuchaba en el Teatro Degollado desde hace un cuarto de siglo; y seguramente porque Alondra de la Parra llevaba esta noche la batuta, el Teatro Degollado lució completamente lleno en el quinto programa de la segunda temporada de la orquesta del Estado.  

Seis años le tomó a Mahler componer esta monumental pieza. Una sinfonía en cinco movimientos que originalmente fue concebida como un poema sinfónico (un solo movimiento) llamado Todtenfeier, que significa Rito Funeral. Una obra que pretende evocar con sus sonidos los grandes temas de la humanidad: la vida, la muerte y la resurrección.

Así, hay en ella una variedad de emociones que van desde las más armoniosas melodías, hasta los momentos de dramatismo intenso. Se dice que la segunda sinfonía de Mahler es una de las más representativas de la estética musical del compositor y director de orquesta austro-húngaro.

Alondra cambia la página con firmeza. Se para de puntas cuando se dirige a los músicos en las percusiones y los metales al fondo de su escenario. Sus movimientos enérgicos contribuyen a transmitir las intensas emociones contenidas en la pieza.  

Luego de los Ritos Fúnebres del primer movimiento, y los Recuerdos felices de la vida del fallecido en el segundo, aparecen la soprano Megan Rose Williams, y la mezzosoprano Carla Dirlikov. Sólo esta última actúa en el tercer movimiento. Al principio a capela, luego acompañada por la orquesta, interpreta la Pérdida absoluta de la fe, un texto de la autoría del propio Mahler.

El cuarto movimiento es un camino instrumental -a veces delicado y apacible, a veces tortuoso--hacia la luz primigenia: el Renacimiento de la fe.

Hasta ahí pensaba dejar el compositor su segunda sinfonía, sin embargo, no estaba del todo satisfecho con el final. La idea de agregarle el último y quinto movimiento surgió -paradójicamente-- cuando Mahler asistió al funeral de quien evaluara desfavorablemente los avances de su pieza: el director de orquesta Hans von Bülow.  

La totalidad de los músicos participa en un espectacular y emotivo final. El coro del estado de Jalisco -dirigido por el maestro Sergio Hernández-- y las cantantes, interpretan un texto de Gottlieb Friedrich, el cual habla de la necesidad de morir para vivir.

El público se pone de pie para reconocer el virtuosismo y profesionalismo de cada músico en escena. Los que dejaron lugar a la queja son las personas que mantuvieron sus teléfonos celulares encendidos y que interrumpieron el concierto, con duración de una hora y media, en numerosas ocasiones.

EL INFORMADOR / EUGENIA COPPEL
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