Cultura

Mafalda, y el ''misterio'' de su edad

A medio siglo de su nacimiento, la creación de Quino sigue provocando reflexión y sonrisas

GUADALAJARA, JALISCO (15/MAR/2014).- Como si se tratara de una religión. De un tesoro nacional que habría de protegerse solamente con lectura constante, eterna. Así es como Mafalda se internó en el colectivo de una primera generación que la vio encaminarse sigilosamente hacia la crítica social y política en un mundo aterrorizado por los experimentos nucleares de la década de los años sesenta.

Mafalda se convirtió en una voz –paradójicamente muda– para quienes encontraron en su discurso una forma alegre, suspicaz y extrovertida de hacer frente al acontecer mundial en los intereses, represiones y libertades económicas, religiosas, familiares, educativas, de género, militares y hasta culturales.

Su fecha de “nacimiento” sigue siendo objeto de debate entre los puristas del personaje. Otros pensarían, de forma más chabacana, que el personaje está tratando de quitarse la edad. Oficialmente, Mafalda se creó un día como hoy, el 15 de marzo de 1962, bajo los trazos y el ingenio de Joaquín Salvador Lavado, “Quino” (Mendoza 1932), el argentino que vino a cambiar un poco el sentido de hacer “dibujitos” para el periódico, hace 52 primaveras.

Pero su primera aparición oficial fue dos años después, en una campaña publicitaria que los productos Mansfield tenían pensado lanzar y de los cuales, Quino, había sido el encargado de dibujar a una familia que les diera referencia visual. Sin embargo, el proyecto nunca se consolidó y los dibujos del argentino quedaron guardados en el cajón durante dos años. Sería el 29 de septiembre de 1964 cuando “nacería”, con la publicación de la primer tira del personaje en el semanario Primera Plana de Buenos Aires.  Más de medio siglo después de su nacimiento, accidental o intencionado, sigue vigente. Quizás hoy más que nunca.

MAFALDISMO, UNA FORMA DE VER AL MUNDO


Mafalda llegó para convertirse en un tema ajeno al tiempo, pero tan perdurable en cualquier actualidad. De Mafalda se han dicho un sinfín de cosas, por ejemplo, que lejos de realizar una crítica neutral y positiva en el panorama político, la pequeña niña argentina solo reflejaba e invitaba a los lectores a sumarse al lado amargo de Quino hacia la vida y su recelo a las puertas que se le cerraron en su afán por convertirse en un caricaturista reconocido.

Lo cierto es que la personalidad expresada por el personaje desató polémicas en las altas esferas culturales y políticas. En primer lugar, se discutía que la tira era de corte infantil ante la imagen de una niña común que mostraba actitudes propias de un niño: su resistencia a comer con gratitud la sopa y a peinarse (aunque en todas las publicaciones aparece con un moño sobre la cabeza). Por otro lado, se juzgó la rudeza y negativismo de los argumentos referentes al desarme mundial, la crisis económica y la opresión social por ser un individuo valorizado solamente por su alcance económico y social.

Si bien Mafalda también se convirtió en un estandarte en los Derechos del Niño en 1977 a petición de una ilustración especial para la UNICEF, contrariamente, el gobierno de franquista, en 1970, obligaba a los editores españoles a colocar la frase “para adultos” en los libros que recopilaban a las tiras de Quino, que tres años después, el 25 de junio, decidiría poner punto final a las publicaciones de la considerada “enfant terrible” con el lanzamiento de Mafalda 9.

La primera tira de la niña argentina se revelaba un poco de la sátira y el humor negro no solo de Quino, sino de una sociedad agobiada por la escasez de empleo en los recién egresados universitarios. En esa breve historieta, el personaje arremete, con inocencia, que tendrá que irse del país a ejercer su profesión una vez concluidos sus estudios en el jardín de infantes.

Entre temas de política ambiental, el consumismo estadounidense, la sobrepoblación de China, el desarme nuclear de Rusia y la explotación laboral, Quino publicó su obra en diversos rotativos como El Mundo y Siete Días, con traducción en al menos 30 idiomas, entre ellos el francés, griego, alemán, japonés, portugués y árabe.

• La consolidación total

La gracia de Mafalda no sería nada si Quino hubiera dado el protagonismo total a este personaje. Es imposible entender el fenómeno del personaje, sin mirar al elenco que la acompañaba.

Susanita reflejó la obsesión y el anhelo por pertenecer a la alta sociedad y encasillamiento de la mujer al hogar; Guille abogó por el individualismo familiar; Manolito era crítica directa hacia la avaricia empresarial y la explotación laboral; Felipito recuerda una inestabilidad emocional liderada por la flojera y el miedo al trabajo; Miguelito el pasar de los días y preguntas capciosas sobre el sentido de la vida, y Libertad un hartazgo más directo hacia la política pública, en tanto que sus padres denotaban la unión familiar de la clase media baja.

No obstante, no todo en Mafalda fue descontento. Se cuentan con referencias mundiales en cuanto a la música y el cine, como la pasión de Mafalda por The Beatles, el amor incondicional de Guille hacia Bridget Bardot y el ingenio comercial de Manolito en las ventas.

• El poder en pocas palabras

Quino evita a toda costa el regalar autógrafos a sus admiradores principalmente en los encuentros literarios, en donde después de sonreír a modo de saludo, ataja directamente solicitando a los lectores no crear un torbellino a su alrededor por conseguir su rúbrica.

Aunque bien se ha dicho de Quino que uno de sus peores ¿atributos o ingratitudes? es el no ser muy emotivo hacia sus fans y evadir a la prensa sobre cuestionamientos personales o políticos, los desplantes que el argentino regala poco importan para los aficionados, que permanecen por horas en largas filas para conseguir una firma.

No obstante, y a pesar de que las tiras dejaron de publicarse hace 40 años oficialmente y solamente han salido a la luz algunas ilustraciones especiales, el fenómeno de Quino continua con impacto en el mercado literario y de la moda, mediante la venta de renovadas ediciones antiguas (aunque solo cambien de título y colores de portada) y la oferta de colecciones exclusivas en agendas y ropa que tienen el privilegio –bajo derechos reservados– de reproducir las tiras, frases y caricaturas más emblemáticas de Mafalda.

LLENA DE DETALLES

Curiosidades


> El personaje de “Felipe” está inspirado en el periodista Jorge Timossi, que según explicó el propio Quino, éste “tenía dos graciosos dientes de conejito”.

> Umberto Eco realizó la presentación de la publicación “Mafalda la contestaría”, como director de la colección, en Italia de 1994, durante los festejos del 30 aniversario de la tira.

> Existen diversas versiones, no autorizadas, que argumentan la posible muerte de “Mafalda” o un futuro alterno tras el punto final de Quino, en el que exhiben a la niña en su etapa adulta como una traductora de la Organización de las Naciones Unidas ( ONU). En internet rondan leyendas que aseguran que la pequeña argentina murió atropellada por un camión de sopa, su máximo enemigo.

> “Mafalda” reapareció sorpresivamente en 2009 para criticar duramente el escándalo que envolvía al mandatario italiano Silvio Berlusconi, luego de que éste realizara declaraciones consideradas como machistas. Quino despertó -tres décadas después- a la pequeña niña para decirle “no soy una mujer a su disposición”.

> Para incredulidad de los lectores, en 1970, Quino despertó polémica al presentar una ilustración de “Mafalda” con un revolver apuntado a su cabeza, como parte de la galería que presentaría con Álvaro Castagnino, que sirvieron para un libro de recetas para neófitos “¡Viva la lata!”.

> Pese a la resistencia de Quino de relanzar a “Mafalda” a través de las plataformas virtuales, finalmente se sumó a las redes sociales y webs autorizadas como @MafaldaDigital, incluso se desarrolló un app exclusiva para Kindle, en donde el usuario, además de leer las historietas, puede colorear las ilustraciones. También en www.facebook.com/MafaldaDigital, se comparten las tiras y frases más destacadas de “Mafalda”, Quino y sus demás personajes.

EL INFORMADOR / NORMA GUTIÉRREZ
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