Cultura

Los rostros de la locura en la Revolución Mexicana

Con la apertura del hospital psiquiátrico comenzaron los festejos del Centenario de la Independencia nacional

GUADALAJARA, JALISCO (17/OCT/2010).- Las conmemoraciones del Centenario de la Independencia de México comenzaron con la apertura del hospital psiquiátrico La Castañeda, que  durante 58 años de vida atendió a 75 mil pacientes y cerró definitivamente sus puertas en 1968. En este 2010, varios historiadores y escritores han dirigido su mirada al espacio, así como a los enfermos y a los métodos empleados para mitigar las penas de los dolientes.

El resultado del repaso documental ha generado una exposición fotográfica de 83 postales que se exhiben bajo el título La Castañeda. Imágenes de locura en el Museo Archivo de la Fotografía en la Ciudad de México y la investigación La Castañeda. Narrativa dolientes desde el Manicomio general. México 1910-1930, de la escritora Cristina Rivera Garza publicada en la Colección Centenarios de Tusquets.

El interés por dirigir la mirada al manicomio radica en las historias y los relatos de los pacientes que quedaron registrados en expedientes y en los rostros de la locura que atraían a fotógrafos, interesados en capturar el dolor de los enfermos.

Cristina Rivera Garza señala en su libro que “cuando La Castañeda abrió sus puertas en 1910, los observadores alabaron su ubicación, su diseño arquitectónico, sus programas médicos y el sello de beneficencia que distinguía su misión humanitaria. Sin embargo, pocos, si es que hubo alguien, prestaron atención al sistema de registro implementado en el manicomio; un impresionante procedimiento que comprendía la historia médica y social de cada interno en carpetas individuales, las cuales sumaron alrededor de 75 mil en un periodo de 50 años”.

En el título, la autora dedica su libro a presentar los registros, las cartas y archivos con la intención de contraponer las aspiraciones de modernidad del mandatario Porfirio Díaz con las voces de los pacientes de la institución.

La edificación en Mixcoac

El manicomio general La Castañeda, ubicado en los terrenos de una hacienda pulquera en Mixcoac, contó para su construcción con el apoyo del gobierno porfirista, que destinó para los trabajos un millón 783 mil 337 pesos. El diseño del psiquiátrico estuvo a cargo del ingeniero militar Salvador Echegaray y ejecutado por Porfirio Díaz, hijo del presidente de México, y por Luis León de la Barra.

La propuesta de Echegaray se inspiró en los complejos hospitalarios europeos, como el manicomio Charenton de París. Además, pretendía convertirse en un espacio para el ejercicio de la psiquiatría profesional.

El diseño fue seleccionado de un concurso que arrancó en 1881, en el cual se exigía un sanatorio moderno con dos áreas, una para mujeres y otra para hombres.

La Castañeda tenía capacidad para mil 200 internos que estuvieron a cargo de médicos como Eduardo Liceaga -considerado el precursor de la psiquiatría en México-, Miguel Alvarado, José Govantes, Samuel Morales Pereyra y Antonio Romero, entre otros.

A la apertura de La Castañeda asistió Porfirio Díaz. Así, el 1 de septiembre de 1910 comenzaron las operaciones del sanatorio, que salió del centro de la capital del país debido al miedo a la locura, “pero especialmente por una elite porfirista que deseaba a toda costa evitar el contagio, la influencia y la conducta de las clases populares, por eso el manicomio se mudó del Centro Histórico a la periferia de la Ciudad de México”, afirma la autora.

Los tratamientos

En el título La Castañeda, Rivera Garza señala que “la historia de la salud mental en México data de principios de la época colonial, cuando algunos particulares, con el apoyo de la Iglesia católica, establecieron el San Hipólito y el Divino Salvador, hospitales dedicados al cuidado de los enfermos mentales varones y mujeres, respectivamente. Casi cuatro siglos después, el surgimiento del Manicomio General en 1910 representó la transición de la custodia y la caridad a la terapia y la corrección”.

La autora abordó el tema del manicomio general por su interés de “hacer una historia de México a inicios del siglo XX, pero desde el punto de vista de los más frágiles y dolidos. El material que encontré para contar esa historia que me interesaba eran los expedientes de los pacientes”.

Añade que con la investigación cobijada por Tusquest buscó incluir a “las voces dolidas, dignas, sufrientes de pacientes hombres y mujeres pobres que llegaron a vivir, en algunos casos muchos años, dentro de las paredes de esa institución”.

Dichos testimonios documentales permiten “escuchar las versiones que nos cuestionan más nuestra idea de lo normal, y creo que las experiencias con la enfermedad que nos cuentan los pacientes de La Castañeda nos ayudan a ver esa otra parte, ese otro abismo, que también es México”.
Rivera Garza comenta que “los datos de La Castañeda demuestran que familias de la comunidad traían a sus parientes porque creía que ahí podía existir algún tipo de solución a sus infortunios”.

A 100 años de su apertura, es oportuno reflexionar no sólo en los más de 20 años que duró la construcción del hospital, cuyos diseñadores pretendieron que el manicomio fuera el símbolo del progreso; sin embargo “la experiencia dentro de La Castañeda nos cuenta otra versión muy distinta de ese orden, como la falta de financiamiento, la sobrepoblación, la insuficiencia de instrumentos médicos; todo eso hizo que el orden sólo a veces se cumpliera y que el progreso que se visualizaba fue debatido constantemente”.

Encierro por locura moral

Una de las historias que Cristina Rivera Garza en su investigación es la de Modesta B, quien fue diagnosticada con locura moral. Ella pasó 35 años continuos de su vida en La Castañeda y debido a su confinamiento comenzó a escribir sobre la política nacional.

En su versión de los hechos –una carta de 21 páginas-, perteneció a la Compañía de Teatro de Virginia Fábregas y por “negar sus favores” a un grupo de soldados fue enviada injustamente a la cárcel; ahí, un médico le diagnosticó “inestabilidad mental”. Según los responsables de su tratamiento, Modesta B “estaba obsesionada con el sexo” y culpó de su condición a la “dinámica de la política contemporánea y se quejó con amargura de la corrupción y el desorden que invadían tanto al hospital psiquiátrico como a su nación”, relata la autora.

Numeralia

El hospital


58 años de historia 
5 mil pacientes fueron atendidos
1,200 enfermos era la capacidad
1 millón 783 mil 337 pesos costó su edificación
1 de septiembre de 1910, abrió sus puertas
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