Cultura

Los retablos marianos dominan el arte de Cristina Acosta

Sus trabajos se pueden apreciar en el Museo Cultural de Santa Fe

SANTA FE, NUEVO MÉXICO.-La artista chicana Cristina Acosta ha recurrido al arte sacro para explorar su herencia religiosa y cultural que plasma en retablos marianos.

"La tradición del retablo refleja tanto el pasado como el presente", explicó Acosta, cuyos trabajos se pueden apreciar actualmente en una muestra de retablos contemporáneos en el Museo Cultural de Santa Fe.

Estas obras que abundaron durante el renacimiento y el barroco, están generalmente compuestas por un conjunto de tablas de pintura o escultura religiosa y suelen colocarse detrás de un altar.

Sin embargo, la elaboración del retablo pasa del arte sacro al folclórico en áreas del suroeste de EU, como Nuevo México y Colorado.

Acosta explica que hay dos tipos de retablos, uno perteneciente a la tradición de santos y el otro a la de exvotos u ofrendas de gratitud.

Según la artista, el primer grupo es similar al concepto del ícono en el arte bizantino en que las figuras de santos o de la sagrada familia se pintan de acuerdo a reglas litúrgicas estrictas que definen cómo debe representarse la figura central.

"El contrapunto a esta tradición es el retablo exvoto, para el cual no hay reglas sino que elabora una visión personal para conmemorar una bendición o cuando un ruego ha sido escuchado", explicó.

Es en esta tradición de carácter folclórico que se sitúa su arte.

Según Acosta, los retablos le han permitido meditar sobre su herencia familiar, su identidad latina-chicana y su rol como mujer y artista.

"Mis retablos están relacionados estrechamente con mi vida, mi herencia cultural latina-chicana en el suroeste de EU y mis opiniones y vivencias personales", afirmó.

Acosta creció en el seno de una familia católica en el sur de California, a lo cual atribuye la persistencia de imágenes religiosas en su arte.

Sin embargo, su arte carece de dogmatismo, ya que, según la artista, se trata más bien de una elaboración de su herencia cultural.

"Esta forma de retablo me da la oportunidad de conectarme con la religión de mi infancia sin tener que luchar con cuestiones dogmáticas que no siempre están de acuerdo con quien soy ahora", dijo.

Sus retablos marianos se enfocan no tanto en la figura católica de la madre sino en la energía creadora que evoca.

"Cuando trabajo, no pienso en desafiar pensamientos o estereotipos religiosos, pero creo que el resultado de ciertas imágenes sí tiende a correr en sentido contrario a esas tradiciones",expresó.

Como ejemplo, Acosta cita su imagen de "La Conquistadora" elaborada con simbología de las tribus navajo y pueblo, de fuerte presencia en las tierras donde se veneró a la Conquistadora, conectando sus deidades femeninas a la católica.

Acosta también incorpora materiales en su trabajo que aluden a su historia familiar.

"Mis antepasados eran orfebres de renombre," explicó.

"Por eso en mi obra, entre las capas de óleo brillan láminas de oro batido, cobre y plata, evocando la presencia de esos antepasados."

Acosta relata cómo, hace más de 20 años, vio manifestarse en sueños lo que se convertiría en su serie de retablos marianos expuestos en esta muestra.

"Los sueños comenzaron durante mi embarazo," dijo."Durante ese período soñé que era una mujer que viajaba rumbo al norte, cruzando planos polvorientos y arroyos detrás de una carreta de bueyes".

Los llamó sus "sueños de María" porque así recuerda haberse llamado en los sueños.

Según Acosta, el buscarle significado a esos sueños la llevó a comprender y valorar aún más su herencia cultural.

"La búsqueda de significado de esos sueños me llevó eventualmente de regreso a Nuevo México, la tierra de mis antepasados", dijo.

Es así que a pesar del agnosticismo de su arte, Acosta termina cada retablo con una bendición, que generalmente se encuentra al dorso de la imagen.
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