Cultura

Los perezosos de Amacueca tienen compañía

La excavación que se realiza desde hace más de un mes en el municipio aún no tiene fecha de término, pues dependerá de los descubrimientos

GUADALAJARA, JALISCO (15/SEP/2014).- El hallazgo de los restos fósiles de dos perezosos gigantes en el municipio de Amacueca, se perfila para ser el descubrimiento paleontológico más importante para Jalisco en lo que va de esta década.

El equipo que está trabajando desde el 4 de agosto en la excavación ha encontrado piezas que podrían pertenecer a otros animales prehistóricos, como un brontoterio, pues hay unas mandíbulas que no corresponden al tamaño de los ejemplares de perezoso.

“Es raro (el hallazgo) porque los perezosos no son tan comunes en Jalisco, salvo en algunos municipios, así como por el grado de integridad de los esqueletos, que están muy completos. Además son dos, cosa que sigue siendo rara, y al parecer tenemos otro animal implicado”, cuenta el paleontólogo Ricardo Aguilar, uno de los cinco especialistas involucrados en la investigación.

El proyecto se realiza con la coordinación del Museo de Paleontología de Guadalajara y del Centro Jalisco del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Del museo participan Aguilar y el biólogo Gustavo Miramontes; del INAH, el arqueólogo Eduardo Ladrón de Guevara, y además están colaborando dos estudiantes de biología.

Debido a los nuevos descubrimientos, aún no hay una expectativa de cuándo podrían terminar. Además tienen algunas limitaciones, pues los restos se encontraron en una brecha y sólo se puede abrir la zona de excavación hasta un cierto límite.

Por dar una idea, la excavación que se llevó a cabo en El Salto en 2007, cuando se encontraron los restos fósiles de un mamut, tomó 11 meses. “Y había mejores condiciones, porque había vigilancia, y en este caso no”, comenta Ladrón de Guevara.

El clima ha  sido otro factor desfavorable, pues las lluvias dañan a los fósiles y afectan la zona de trabajo.

En Jalisco son escasas las evidencias sobre la presencia del perezoso, pues sólo se habían encontraro algunos restos en San Gabriel, El Limón y Chapala. “El hallazgo en Amacueca es muy importante debido a la cantidad de material del organismo. Lo más completo que se había encontrado era el cráneo que está en el Museo Regional. Aquí tenemos más elementos de todo el esqueleto”, remata el biólogo Miramontes.

¿Por qué se extinguió?

Entrevistada por separado, la paleontóloga Felisa Aguilar, del Centro INAH de Saltillo, Coahuila, quien colaboró en la investigación documental para la elaboración del guion científico del Museo de Paleontología de Guadalajara, platica que los perezosos eran ramoneadores, lo que significa que se alimentaban del follaje de los árboles.

Aunque por su gran tamaño resultaban difíciles de cazar, “en aquellos entonces también existían mamíferos carnívoros de tallas grandes, por lo que no dudo que hayan tenido problemas con los lobos pleistocénicos o con los tigres dientes de sable”.

Sobre si convivió o no con los seres humanos, dice que aunque se considera “que el poblamiento humano de México se dio desde hace 30 mil años, hay que evaluar las diferentes evidencias sobre esa información, que pueden ser desde encontrar herramientas o evidencias de uso en los huesos”.

Sobre la extinción de ésta y otras especies de grandes mamíferos en América, menciona que la convención más aceptada es que se debió al cambio climático.

Los ejemplares

El Pleistoceno es una época geológica que arrancó hace 2.59 millones de años y culminó alrededor de los años 10 mil a.C. Rumbo al final de la era, el perezoso terrestre o megatherium americanum fue una criatura peluda de hasta tres metros de altura y cinco metros de largo que habitó distintas partes de todo el continente americano.

Actualmente está extinto y su pariente vivo más cercano es el perezoso arborícola, un animal de no más de dos metros de largo que habita en las selvas de Centro y Sudamérica, al cual se le conoce por desplazarse de manera muy lenta entre las ramas de los árboles.

Ambos perezosos pertenecen al superorden denominado Xenarthra, que incluye también a los osos hormigueros y a los armadillos. “A lo mejor morfológicamente pueden parecer muy diferentes, pero están emparentados con estos grupos”, comenta el biólogo Gustavo Miramontes.

En Jalisco, algunos de los contemporáneos del megatherium seguramente fueron los mamuts, los camellos, los bisontes, el tigre dientes de sable, el lobo, los caballos, los pecaríes, los armadillos gigantes, entre otras especies.

Al igual que otros grupos de animales como los elefantes, se considera que las hembras deambulaban en manada mientras los machos tenían un comportamiento solitario.

“Esta conducta se hace particularmente para proteger a los jóvenes, porque los machos tienden a ser muy agresivos y pueden matar a los hijos de otro”, comenta el paleontólogo Ricardo Aguilar. “No podemos estar tan seguros aún porque faltan muchos estudios”.

Debido a que habitó por casi todo el continente, se le conoce como el perezoso panamericano. En México, se han encontrado restos en Tabasco, Oaxaca, Chiapas, Veracruz, en el Centro del país, en Colima, en Michoacán y en Guanajuato. En Estados Unidos, en la región del Golfo de México en Florida, las Carolinas y también en Texas.

También ha habido hallazgos en Costa Rica, Nicaragua y Panamá, así como en el Sur del continente, particularmente en Colombia, Perú y Argentina.

Una excavación de “rescate”


Para financiar la investigación, por el momento no hay un presupuesto asignado para el pago de los expertos y las herramientas. El Gobierno municipal de Amacueca ha facilitado el hospedaje y la alimentación, el Centro INAH dispuso el vehículo y la gasolina, y el Museo de Paleontología coopera con personal y algunos gastos de materiales.

“La excavación podría requerir de muchos recursos, pero nosotros hemos tratado de que sea el menor gasto posible”, comenta Ricardo Aguilar, debido a que no saben a ciencia cierta por cuánto tiempo más se extenderá.

Entre los instrumentos que utilizan están los martillos geológicos, instrumental odontológico, acetato de polivinilo y herramientas de albañilería como cucharas, yeso, algunas palas y esponjas.

El arqueólogo Eduardo Ladrón de Guevara cuenta que cuando se planea una excavación paleontológica o arqueológica, se hace un proyecto formal para asegurar que los gastos estén cubiertos.

Pero en este caso no fue así: debido a que el descubrimiento fue inesperado, tuvieron que realizar “un rescate” e intervenir a la brevedad para evitar que se dañaran los fósiles.

“La idea es que un municipio que tenga un hallazgo no le dé miedo avisarnos, por los mismos gastos. Que vean que es sencillo, podemos acoplarnos y que vean que tenemos interés porque esto se conserve”.

De acuerdo con su punto de vista, la paleontología en Jalisco ha tenido poca difusión. Muchos municipios desconocen la riqueza que tienen en su territorio e ignoran los hallazgos, o peor aún, se quedan con las osamentas.
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