Cultura

Los paisajes internos de Gumersindo Tapia

El pintor morelense presenta una exposición de 20 pinturas en el Colegio de Jalisco

GUADALAJARA, JALISCO (11/JUL/2014).- Gumersindo Tapia, de 62 años, vive apaciblemente en su natal Mazatepec, Morelos, donde pasa sus días contemplando el paisaje, platicando con los amigos del pueblo, y pintando.

"Antes pintaba más. Ahorita es más o menos lo mismo pero ya bajé el ritmo. Será que ya estoy cansado y ya no aguanto tanto. Incluso un tiempo sufrí dolor del brazo y me dio miedo. Dije: 'Falta que ya no pueda hacer nada'. Era como un frío metido, lo tuve varios meses y pensé que hasta ahí llegaba, pero ya me compuse y yo pienso que voy a seguir".

El jueves por la noche, Tapia inauguró su exposición "Paisajes de provincia y más" en la Galería Dr. Atl del Colegio de Jalisco, un reflejo de su vida cotidiana entre bosques imaginarios y reales, escenas costumbristas del México profundo y homenajes a pintores mexicanistas como Diego Rivera.

La muestra está integrada por 20 piezas de diferentes tamaños y técnicas como óleo con espátula, acuarela, dibujo, y acrílico sobre madera. Permanecerá durante todo el mes de julio.

Sobre su proceso artístico, el pintor platica: "Me llevo las imágenes en la mente. Voy a algún pueblo, veo, y se me quedan como en memoria fotográfica. Últimamente me llevo una cámara y les tomo fotos y después las veo, pero inicialmente siempre son algo inventado, imaginado".

Los colores le salen de las entrañas. "Creo que cualquier rincón es bonito, porque parece que es insignificante y sin embargo tiene algo de belleza. Me gustan mucho los colores amarillentos, ocres, rojos. Será porque Morelos es muy caliente".

Tapia trabajó 12 años como profesor. Dejó el magisterio en 1987 y desde entonces se dedica exclusivamente a pintar. Su primera exposición en Guadalajara fue en 1989, e incluso vivió aquí algún tiempo.

"Empecé en la Ciudad de México a vender unos cuadritos miniatura de 10x10, de 15x15, con motivos de arbolitos con pajaritos, mariposas, lo que se me ocurría".

Una maestra que le impartía la clase de Historia del Arte, comenzó a comprarle sus cuadros. Después su popularidad se empezó a divulgar y vendió más.

"De ahí ya arranqué principalmente como miniaturista. Luego me catalogaron como naif, que es algo muy variable y se puede describir tanto por la temática que escoges o porque no conoces mucho de técnica".

Pero Gumersindo Tapia no se complica con las etiquetas. A él simplemente le produce placer pintar, mover la mano, hacer un trazo. "Es como cuando le gusta a uno la comida: el paladar lo disfruta. Recuerdo que me ponía a pintar desde niño, desde la primaria, pero como en mi pueblo no se conoce nada de técnicas, agarraba yo colores, lápices de madera. Pinceles era muy raro. Lo que llegaba era la acuarela, y andaba pintando uno un cartón, las hojas del cuaderno".

Aunque en su juventud no se imaginó que terminaría siendo artista profesional, después de casi 30 años exponiendo por todo el país y vendiendo su obra, sentencia: "Yo pienso que al final nací pintor".

EL INFORMADOR/ BRENDA RAMOS

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