Cultura
Los libros, una dosis de intensidad: Rivera Garza
La autora de Nadie me verá llorar considera que ''la lectura no es un plan opcional en el trabajo de la escritura, la lectura es el trabajo de la escritura''
“Éste es uno de mis días más felices”, expresa Beatriz, una estudiante de la licenciatura de Gestión Cultural, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). La joven habla como una seguidora de la obra de la autora nacida en Tamaulipas; y es que ayer tuvo la oportunidad de conocer a su ídolo durante la charla de Aula Abierta sobre la poesía en la edición número nueve del Festival Cultural del ITESO, que convoca a medio centenar de estudiantes.
Cristina Rivera Garza está sentada en una silla de las mesas de la cafetería de la biblioteca del ITESO, pero no está sola, el poeta tapatío Víctor Ortiz Partida la acompaña. Hablan de dónde comienza el Norte en el país, la charla es interrumpida por los fans de la autora del ensayo La Castañeda: Narrativas dolientes desde el Manicomio General, México 1910-1930 (Tusquets, 2010).
“Tu cabello es color betabel”, le dice Rivera Garza a Beatriz, quien se acerca (con una emoción que se nota a leguas) a la mesa con dos libros: Nadie me verá llorar (en el que Rivera Garza obtuvo uno de sus dos premios Sor Juan Inés de la Cruz) y Verde Shanghái, para que la autora se los autografié.
“También quiero ser escritora”, dice la joven estudiante, mientras recibe la atención de Rivera Garza que al mismo tiempo se concentra en poner las palabras correctas en las primeras páginas de ambos libros. Después, una fotografía para preservar el momento.
Beatriz se va y se instala en primera fila para escuchar la charla que la autora mantendrá, poco después de las 13:00 horas, con la comunidad universitaria, así como uno que otro poeta conocido de la ciudad (Carlos Vicente Castro, de la revista Metrópoli, y Daniel Bencomo).
La autora de Nadie me verá llorar considera que “la lectura no es un plan opcional en el trabajo de la escritura, la lectura es el trabajo de la escritura”.
Rivera Garza explica que los lectores deciden saltar al vacío cada vez que eligen un libro. “Para mí los libros hacen eso. El lector, que se sube al trampolín del libro y salta hacía sí mismo, está llevando a cabo el reconocimiento fundamental, básico, que es el reconocimiento de la lectura, que es sobre todo una conversación”.
Para la escritora, ganadora en dos ocasiones del Premio Sor Juana Inés de la Cruz que otorga la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, es necesario agradecer esa conversación que sus lectores establecen con ella a partir del destino que cada uno le da a los personajes de sus novelas o sus cuentos.
Para Beatriz ha valido la pena comenzar el día; el fin de éste llegará con una sonrisa, una dedicatoria y una fotografía que seguro mostrará a todos los que saben de su pasión por las letras y por Cristina Rivera Garza.
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