Cultura

Los Anteojos de Baskerville

Calle de la amargura

La noche del miércoles, una decisión del Gobierno Federal en materia de cultura nos tuvo en la calle de la amargura. Calle de la Amargura número 4, en las instalaciones de la librería Miguel Ángel Porrúa de San Ángel, a invitación del propio Miguel Ángel y un grupo de promotores culturales del país. El motivo, el cierre de la Oficina de México ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Acudieron diversos ex embajadores y ex agregados culturales, académicos, miembros del Consejo Internacional de Museos (Icom) y el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos). La reunión estuvo coordinada por la doctora Lourdes Arizpe y el promotor cultural Carlos Villaseñor. Los asistentes expresaron sus puntos de vista sobre lo que podría hacerse para revertir la decisión del Gobierno Federal. Ese mismo día por la mañana, el senador Ricardo Monreal y otro legislador presentaron un punto de acuerdo a través del cual solicitaron al Ejecutivo Federal no llevar a cabo la desaparición de la Oficina Externa de la Misión Permanente de México ante la UNESCO. Sobre todo, considerando que para 2010 se dejaron intactas otras representaciones diplomáticas y se aumentó el presupuesto de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Al término de la reunión se acordó distribuir una carta de adhesión que ya circula por todo el país.

Quien esto escribe, puso a consideración dos puntos por los cuales el gobierno del presidente Calderón está moralmente obligado a dar marcha atrás en su decisión. Primero, por haber adoptado el concepto de mundialización en sus principios de doctrina en la XLV Convención Nacional de 2002, el cual concibe como una “globalización responsable”. Un proceso en el que los protagonistas son las personas, las comunidades y las naciones, que se relacionan entre ellas con libertad y dignidad, mismas que “al lado de la estructura tecnológica y económica mundial, construyen leyes e instituciones responsables y solidarias, que brindan un marco de acción conocido, construido y aceptado por todos, con pleno respeto a la cultura, tradición, valores y creencias de cada pueblo”. Para el PAN, en la globalización no existen las personas ni comunidades con historia, cultura, necesidades y proyectos, sino “entes económicos dentro de un mercado global”, mientras que la mundialización sí ofrece esta posibilidad. Y una forma de impulsar la mundialización, es precisamente participando activa y estratégicamente en organismos internacionales tales como la UNESCO.

En segundo lugar, el PAN adoptó en 2007 por primera vez en la historia de un Programa Nacional de Cultura, las declaraciones y convenciones más importantes de la UNESCO como principios de su política cultural. Al ratificar la Convención sobre la Diversidad Cultural, el Presidente Calderón, a través de un decreto promulgatorio, se reservó uno de los artículos más importante de la misma, el artículo 20 titulado “Relación con otros instrumentos”, es decir, el espíritu de la Convención. El artículo establece la “potenciación mutua, la complementariedad y la no subordinación”. En él, las partes reconocen que deben cumplir de buena fe, en consecuencia, “sin subordinar esta Convención a los demás tratados”. Sin embargo, en el decreto promulgatorio, el gobierno mexicano deja claro que seguirá los lineamientos del tratado de Marrakech, esto es, de la Organización Mundial del Comercio. Ahora, el gobierno del Presidente Calderón pretende cerrar la oficina de México en la UNESCO. De seguir por ese camino, “la calle de la amargura” será, además de un acogedor punto de encuentro, la descripción lamentable de la cultura mexicana.
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