Cultura
Liliana Ovalle, entre el diseño y el arte
La diseñadora mexicana radicada en Londres estuvo presente en el Design Fest 2011
De visita en el país con el objetivo de estar presente en el Design Fest 2011 realizado en Guadalajara, la diseñadora especializada en mobiliario impartió la conferencia “Cultura material e identidad” el pasado viernes 7 de octubre a las 11 horas.
En ésta, Liliana expuso cinco de sus más recientes proyectos, los cuáles se han basado en sus observaciones en la vida cotidiana, que hablan “de nuestra manera de funcionar socialmente, de relacionarnos y de resolver problemas” afirmó. El proyecto Mugroso, por ejemplo, es uno de los que más han dado de que hablar en diversas revistas especializadas. Se trata de una serie de sillones que inició mientras estudiaba la maestría en el Royal College of Art en Londres.
“Este proyecto partió de una investigación fotográfica en el centro de la ciudad de México, donde todo está organizado de una manera muy caótica pero que funciona. Me llamaron la atención estos ambientes fascinantes, la combinación de plásticos, de cosas desgastadas y todo montado con nudos y cintas, muy arbitrariamente. Me interesó observar eso y tratar de entenderlo como algo que sí tiene un ritmo y un sistema. Desarrollé este mobiliario que aprovecha el anudar cosas a una estructura que se satura de cojines para convertirla en un sillón, en un objeto cotidiano”, explicó en entrevista.
¿Siempre utilizas este tipo de procesos de observación y documentación para crear tus piezas?
Si, por lo general tengo procesos importantes de observación, muchas veces de mi contexto, de donde vengo, y muchas otras con temas diferentes. Por lo general empiezo de un interés o una observación, la documento y de ahí empiezo a trabajar con material, a reinterpretar esto que yo he visto y a entender por qué me llama la atención, y cómo esto se podría transformar en otra cosa. Eso que me llama la atención cómo se lo puedo aportar a un objeto nuevo.
¿Por qué has decidido especializarte en mobiliario?
También he hecho productos más pequeños, pero los muebles es lo que más me gusta hacer. A lo mejor es por la escala que tienen y también porque siento que los muebles tienen mucho carácter: generan dinámicas dentro de un espacio, y tienen más impacto que un objeto pequeño. No sólo por el tamaño sino porque son objetos que crean identidad en las personas. Cuando los recién casados van a hacer su casa pues escogen el tipo de muebles con lo que se quieren reflejar, cómo ellos quieren vivir.
¿Cuáles son los principales retos de trabajar en una ciudad como Londres?
Es una ciudad súper competitiva, hay diseñadores de todo el mundo lo cual también le da mucha riqueza porque hay mucho trabajo de todo tipo, y de alguna manera te pone en un contexto en lo que tienes que dar todo de ti. Hay tantos que están haciendo una exploración profunda, que para poder destacar tu trabajo tienes que hacer lo mismo. Es un reto, pero también tiene un efecto muy positivo porque te impulsa.
¿La cuestión de los espacios reducidos de Londres no es una limitante para tí que haces muebles?
Para el Design Art, que es el mercado en el que yo trabajo no, porque son piezas se comercializan mediante galerías, y por lo general los que los compran son coleccionistas, gente que tiene mucho espacio. Yo como lo percibo es: ‘yo no compraría eso, ¿en dónde lo meto?’. Pero aquí al final el usuario acaba siendo distinto.
¿Cómo empiezas a meterte al mercado del Design Art en Londres?
Claro que ha tomado tiempo. El estudiar allá fue una plataforma muy buena y además me tocó una época en que había un fuerte impulso a los diseñadores independientes con propuestas frescas. El campo del Design Art es relativamente reciente: hace diez años ibas al salón del mueble y solo había piezas de producción de grandes empresas, y si vas ahora a la feria de Milán, los eventos de diseño independiente son muchísimos. Son propuestas que no dependen de la industria donde hay un ‘designer maker’, que es un diseñador que está involucrado en todo el proceso. Todo esto es como una corriente que ya tiene tiempo pero cuando yo me gradué estaba el boom, y el estar allá fue una muy buena plataforma. Mi proyecto Mugroso empezó a salir en distintas revistas inglesas e italianas y una cosa fue jalando a la otra. Pero es un trabajo al que hay que apostarle mucho, porque yo no dependo de que alguien venga y me contrate: son proyectos independientes.
Entonces por lo general, no trabajas para un cliente
Casi nunca, más bien produzco y luego ya viene la empresa o la galería interesada y ya lo comercializamos, pero es trabajo al que hay que apostarle, y claro, hay proyectos que no han funcionado. Tienes que invertir en tus propios proyectos y tampoco es fácil. Cuando ya vendiste un hijo tienes que estar pensando en el que sigue, toma tiempo.
¿Cómo ves la escena del diseño mexicano?
La escena mexicana ha cambiado muchísimo. Creo que cuando yo estudiaba no había una clara visión del diseño mexicano, o bueno, estaba empezando porque luego tendemos a pensar que nuestra época es la buena. Yo creo que hoy puedes reconocer el trabajo de muchos diseñadores, lo que te permite hablar de diseño mexicano. Cuando yo empecé trabajaba en un despacho de interiorismo donde nos daban revistas italianas para hacer combinaciones a partir de ahí, y ahora es diferente, y hay gente muy talentosas que está haciendo diseño que habla de nosotros. Héctor Galván para mí siempre fue una inspiración porque desde mucho tiempo atrás empezó a hacer trabajos basado en la cultura popular en México y eso fue muy enriquecedor para mí. Ariel Rojo también lleva años trabajando sobre lo mismo, el colectivo de Nel también. Entonces el hecho de que haya todas estas manifestaciones habla de una escena de diseño que está fortaleciéndose.
¿Qué tan importante es la investigación sobre diseño para la realización de tus piezas?
Siempre me ha interesado mucho ver cómo surgen las ideas y ver que hay detrás de ciertos diseños. Cuando he tenido la oportunidad, me gusta tener acceso a la teoría de ciertos diseñadores o críticos de diseño. Pero ahora me acabo de incorporar a un equipo que es muy diferente a lo que yo he hecho. Es diseño de objetos para el hogar con sistemas computacionales totalmente enfocado en el usuario, que para mí es una dinámica distinta. Estoy aprendiendo y todavía no sé cómo se vaya a entrelazar con lo que he hecho antes, pero es interesante y creo que está bien no encasillarte en cómo tú haces las cosas sino estar abierto a diferentes maneras. Como diseñador nunca hay que dejar de crecer y buscar otras cosas.
EL INFORMADOR / EUGENIA COPPEL
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